He leído esta interesante reflexión de Rafael Rubio, experto en comunicación política e institucional, sobre el estilo de comunicación del Papa
Francisco. Un estilo en el que prevalece la apertura, y que ha dotado a
Francisco de una enorme capacidad de liderazgo a escala global.
Tras fijarse en la reciente conducta
comunicativa del Papa, Rubio extrae interesantes conclusiones, que pueden servir
a cualquiera que aspire a liderar empresas o instituciones, en cualquier
ámbito.
Subrayo algunas ideas:
-Francisco entiende que la
comunicación es un signo de humanidad, y por eso comunica con todos, se dirige
a todos.
-Francisco se sitúa más allá
de la simplista división entre conservadores y progresistas. Va al meollo de
las cuestiones, sabe distinguir entre lo esencial y lo accidental.
-Está convencido de que la fe
cristiana tiene mucho que aportar para resolver los problemas de la humanidad.
Por eso entiende que, para un cristiano, la comunicación es una exigencia,
porque la comunicación es una herramienta de transformación social.
-Marca con iniciativa su
propia agenda en la conversación global, no va a remolque de los
acontecimientos.
-Sus mensajes combinan
profundidad y sencillez gráfica, entran por los ojos. Verle el Jueves Santo lavando
los pies a reclusos en la cárcel de jóvenes de Roma lo dice todo.
-Transmite autenticidad:
arrastra porque hay coherencia entre lo que dice, lo que hace y lo que vive.
-En una época agitada y
difícil para la Iglesia, afronta con entereza dificultades, rechazos y
resentimientos, mostrando que parte importante de una buena comunicación es sembrar
esperanza.
Todo líder sabe que esa
visión esperanzada es vital, especialmente en momentos que requieren reformas.
Pienso que vale la pena leer
el artículo de Rafa Rubio con calma.
También Austen Ivereigh trató este tema en su libro El gran reformador.
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