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lunes, 12 de marzo de 2018

Ebele Okoye, Premio Harambee, en Valencia



Harambee-Valencia ha acogido en el Día Internacional de la Mujer 2018 a la farmacéutica nigeriana Ebele Okoye. 


Ebele está al frente de diversos proyectos educativos para la mujer en Nsukka, Ibadán, Lagos y otros lugares de Nigeria. Forma parte del Consejo de Administración de la ONG Sociedad de Cooperación Educativa de la Junta de Mujeres  (http://womensboard.org.ng), y ha desarrollado entre otros el Programa AMAD.




AMAD busca el  Desarrollo y Liderazgo de la mujer en tres frentes:

-niñas que no pueden ir a la escuela -por falta de recursos o por tener que cuidar de sus hermanos mientras sus madres se ganan la vida- a las que se dota de elementos básicos necesarios para su desarrollo, como alfabetización e higiene;




-jóvenes adolescentes  que han quedado descolgadas del sistema educativo; mediante un sistema de atención muy personalizado se les  proporciona autoestima y se les capacita para que puedan encontrar un oficio;





-estudiantes universitarias, formándolas para que sean capaces de formar a otras mujeres y liderar la contribución de la mujer nigeriana al desarrollo nacional.






Desde 2008, gracias al Programa AMAD, han cursado Formación Profesional 230 chicas, han realizado el programa de liderazgo 270 universitarias, y estas a su vez han capacitado en habilidades empresariales y técnicas a más de 1.000 mujeres. El impacto de estas mujeres en sus respectivas comunidades es muy positivo: sólo en la región de Iroto han beneficiado a más de 4.000 mujeres y niños.




Podrían parecer cifras pequeñas, comparado con los 180 millones de habitantes del país. Pero siempre las grandes revoluciones, esas que están llamadas a consolidarse, se han producido gracias al trabajo constante y tenaz, a veces tan pequeño que pasa inadvertido, de personas con mirada magnánima y temple generoso y audaz. En Nigeria, y en muchos países del África Subsahariana, hay muchas buenas personas como Ebele deseosas de transformar sus países, que merecen nuestra ayuda.




El trabajo de Ebele, que ha venido a España a recibir el Premio Harambee a la Igualdad y Promoción de la Mujer Africana, ha suscitado el interés de los medios, como la emisora de radio COPE,  los diarios Las Provincias y La Vanguardia,  el digital esdiario , 20 minutos o las agencias de noticias Europa Press y AVAN, de la archidiócesis de Valencia








También la revista del Colegio Oficial de Farmacéuticos se ha hecho eco, manifestando el deseo de farmacéuticos para colaborar con proyectos sanitarios de Harambee.





En un encuentro informativo con periodistas celebrado en la Oficina de Comunicación del Opus Dei en Valencia, explicó que acude con otras mujeres universitarias a los poblados para ayudar a las mujeres,  animar a las niñas a que no dejen de acudir a la escuela y superen el miedo ante los múltiples problemas de seguridad a los que tienen que enfrentarse, desde grupos terroristas como el de Boko Haram a riesgos de secuestros, violaciones y robos.




Ebele y las mujeres que le acompañan enfrentan con naturalidad y valentía esos riesgos para llegar a las aldeas y poblados. Y además tienen que vencer muchas otras resistencias, como la oposición  de los maridos que con frecuencia, por celos o por concepciones ancestrales, prohíben a  sus mujeres e hijas beneficiarse de estos programas.




En el Encuentro Solidario con voluntarios y amigos de Harambee-Valencia celebrado en el Mirador de Comedias, Ebele cautivó con su sencillez y su sonrisa. Habló de su trabajo sin darse importancia, como lo más natural del mundo, cuando a la vista de todos quedaba patente que cada día pone en riesgo su seguridad personal y su futuro por llevar esperanza a mujeres que sin ella tendrían un horizonte vital cerrado.





Ebele Okoye es prototipo de esas mujeres africanas a las que Harambee desea ayudar. Africanas y africanos que aman su tierra y no se resignan a situaciones de miseria y corrupción, que promueven iniciativas prácticas (educativas, asistenciales y sanitarias)  para mejorar las condiciones de vida en su entorno y hacer de África un continente esperanzado. 















lunes, 19 de junio de 2017

Harambee. Diseños valencianos cambian vidas en África


Hay iniciativas que vale la pena difundir, por su eficiencia y calidad. Y una de ellas es Harambe: una ONG  que promueve iniciativas de educación y sanitarias en África subsahariana. Desarrolla también actividades de sensibilización y comunicación en el resto del mundo, difundiendo las cualidades y las posibilidades de futuro del continente africano.





Con la nueva edición del proyecto “Diseños que cambian vidas”,  el grupo local de Harambee-Valencia (@harambee.valencia) ha vuelto a reunir a profesionales y marcas relacionadas con el diseño y la moda,  que desean colaborar con centros de capacitación laboral de la mujer africana. La mujer es la gran olvidada en África, tanto en atención sanitaria como en facilidades de acceso a la educación y cualificación profesional. Y sin embargo la mujer debe ser el motor del cambio que precisa ese gran continente. 


                                                



Este año la ayuda de Harambee va destinada a la Escuela de Corte y Confección ÁgataCarelli, en Lomé (Togo), dirigida  por religiosas canosianas. Una escuela desbordada por la alta demanda de plazas y la falta de recursos. El objetivo es conseguir becas para que veinte niñas huérfanas puedan adquirir la formación profesional que les permita emprender pequeños negocios y contribuir al desarrollo de su tierra, mejorando sus condiciones de vida y la de sus familias, contribuyendo así a vertebrar y enriquecer el conjunto social en que viven.


                                      



Para lograrlo, Harambee, de la mano de la Fundación COSO para el desarrollo de la Comunicación y la Sociedad,  ha organizado una exposición en la que colaboran dieciséis alumnos de la Escuela Superior de Arte yDiseño de Valencia (EASD), con sus diseños de Niño Natura, y con modelos de la muestra sobre el pintor valenciano Pinazo.  Los alumnos han querido sumarse a este ilusionante proyecto benéfico porque les une a la Escuela de Togo su vocación al diseño.


                                     


Además de El Corte Inglés de Valencia, en cuyo Ámbito Cultural se expone la muestra, participan  marcas que han apostado por la sostenibilidad en sus procesos de producción, tanto en la elección de materiales como en los tratamientos. Entre otras, Jeanología, Gioseppo y Sepiia. Un guiño de la moda sostenible a esa otra sostenibilidad social que requiere África, para que sus países sean capaces de ofrecer un futuro de calidad, progreso y bienestar a las personas. 


                                     


El conjunto de la exposición apuesta por el diseño sostenible y solidario, y desea contribuir a una mayor sensibilización sobre las urgentes necesidades de África, dando a conocer el esfuerzo de tantos africanos  que trabajan por mejorar su tierra y necesitan nuestra ayuda.







Con el fin de recaudar los fondos necesarios, varios de los participantes han donado sus diseños, para sortearlos durante la tradicional cena benéfica anual de Harambee, que este año reviste la refrescante fórmula de una velada musical de jazz, y se celebra el 6 de julio en los jardines de la Hípica. 


Harambee aspira a conseguir 20 becas de 500 € cada una, que es el coste de la educación, alojamiento y alimentación de cada niña durante un año. La formación profesional en Corte y Confección de la Escuela Agatha Carelli de Togo tiene una duración de tres años.




La humanidad tendrá futuro mientras surjan iniciativas de solidaridad ciudadana como esta.






            

miércoles, 8 de marzo de 2017

Harambee: Salvad los valores africanos



No es fácil encontrarse con una profesora de filosofía política que hable con la precisión de conceptos y libertad de mente con que lo hace Antoinette KankindiNacida en Congo, lleva 15 años dando clases de Ética y Filosofía Política en la Strathmore University of Nairobi, en Kenya, y formando a mujeres para que lideren la promoción de la mujer en el ámbito rural y en los suburbios de las grandes ciudades. 

La profesora Kankindi sabe salirse del manido y vacío discurso que impera en las democracias liberales occidentales, y pone el dedo en la llaga de los verdaderos problemas de África. Problemas en buena parte generados y mantenidos por esas mismas democracias,  que hicieron estragos durante el colonialismo y ahora los siguen perpetrando quizá a mayor escala, imponiendo ideologías que se oponen frontalmente a valores sagrados de África.

Familia, solidaridad y hospitalidad –señala Kankindi- son tres  de los pilares del alma africana. A la familia en que nacemos se lo debemos todo: vida, cuidados, educación.  Sin  familia no somos nadie, nos despersonalizamos, nos convertimos en un número para la fría estadística  de los políticos. El modelo que ofrece Occidente está destrozando la familia en África (y en Occidente, claro).



El alma africana es solidaria. Cada pueblo es una familia de familias, y cada cual sabe que en la desgracia los demás le ayudarán sin necesidad de pedirlo. Esa solidaridad es el mejor seguro. Occidente exporta un modelo competitivo e insolidario, en el que cada cual pugna por lo suyo contra los demás.

África es hospitalaria. Las puertas de sus casas siempre han estado abiertas al forastero. A los huéspedes se les ofrece  lo mejor. Occidente exporta un individualismo desconfiado, que cierra puertas. En Occidente ya no vemos otra cosa en el visitante que negocio: turismo.

Antoinette Kankindi lucha por preservar y potenciar esos valores, de los que Europa debería aprender. “¿Puede un europeo aprender algo de África?”, le pregunta un doctorando en la Universidad Católica de Valencia.   “Un europeo piensa que no tiene nada que aprender de África. Pero un europeo humanista, sí. Puede aprender por ejemplo la inutilidad del consumismo”, es la sabia respuesta de Kankindi.



"Una mujer que vive en el campo en África no necesita que le envíen zapatos para sus hijos. Lo que necesita es que le enseñen que con sus habilidades puede emprender un pequeño negocio, y con él pagará el sustento y el colegio de toda la familia". Esa formación para el emprendimiento  permite desarrollar una economía más sostenible, por que las familias permanecen en su habitat natural, y así cuidan la naturaleza. Y se evitan la tragedia de la emigración hacia las grandes ciudades, cuyos suburbios son bolsas de miseria, llenas de peligros sobre todo para la mujer.  

Con los escasos recursos de que dispone, la profesora Kankindi ha desarrollado con éxito su iniciativa  African Women Leadership, y ahora la desea ampliar para que más mujeres africanas se beneficien. Por eso ha recibido el Premio Harambee 2017 a la Igualdad y Promoción de la Mujer Africana: cien mujeres como ella cambiarían el mundo.





miércoles, 10 de febrero de 2016

Harambee por África

                                                  
            Harambee es un precioso proyecto internacional de ayuda a África, que promueve iniciativas educativas y sanitarias para mejorar las condiciones de vida en ese continente, especialmente las relacionadas con la igualdad y promoción de la mujer africana.  Si se educa a la mujer, África saldrá adelante y progresará.




Entre las actividades para recoger fondos en Valencia, se organiza cada año una cena benéfica. La del año pasado (2015) se destinó al Centro Rural Ilomba, en la selva de Costa de Marfil. Con los donativos recogidos, se ha logrado cubrir buena parte de los salarios del médico y de dos auxiliares de clínica que trabajan en el dispensario de Ilomba. Además, se ha adquirido  un gran lote de medicinas de primera necesidad, y se ha cubierto el gasto de carburante de todo el año para los desplazamientos del equipo médico al dispensario y los  poblados de alrededor. Es impresionante lo mucho que en África se puede conseguir con muy poco dinero, cuando se administra bien.  



                       
            


Y estos son los objetivos de la cena de este año 2016:  


                          

Para la Escuela de Formación Profesional  en Hostelería Yaraní, en Abidjan (Costa de Marfil): 20 becas,  de 300 € cada una. Incluye la formación, media pensión, ingredientes para los cursos y material pedagógico. El objetivo de Yaraní es capacitar laboralmente a chicas jóvenes y mujeres de ambientes desfavorecidos (de población desplazada del interior del país hacia la capital, inmigrantes, desescolarizadas, etc.) dándoles estudios primarios y una formación profesional sólida -en las áreas de Hostelería y Sanitaria- que les posibilite el acceso a un trabajo profesional seguro y estable.


                        


Para el Centro Rural Ilomba, en Bingerville: 20 becas, de 150 € cada una, para que 20 niñas puedan acudir a la escuela. Cada beca cubre las clases de formación (80€), el material didáctico (20€), y  el transporte de cada alumna desde su poblado hasta la escuela (50€). Ilomba proporciona formación escolar y sanitaria a mujeres jóvenes que por falta de recursos no pueden estudiar. Es un instrumento eficaz de lucha contra la pobreza, que fomenta la promoción de la mujer y sus posibilidades de inserción laboral en una zona muy desfavorecida, una de las más pobres de Costa de Marfil.
            
                               


Para el Centro Escolar Etimoé, en Cocody: 20 becas,  de 200€ cada una. Comprende el material escolar para un año y buena parte de la escolaridad. 

 Etimoé es una escuela en un barrio muy desfavorecido de Abidjan, Cocody, que se propone paliar el analfabetismo y proporcionar una educación de calidad a niños de todas condiciones sociales, etnias y religiones. El objetivo es llegar en 2015 a los 1.200 alumnos, hasta ahora expuestos al abandono y al fracaso escolar. 

                                   

Sin ayuda, muchos niños y niñas perderán la oportunidad de romper el círculo de la pobreza para optar por soluciones aparentemente más fáciles, como el robo, el enrolamiento en las milicias armadas, la prostitución, etc. Muchos de estos niños están traumatizados por la guerra o han visto en la violencia una manera de progresar fácil y rápidamente.

                                  

África espera nuestra generosidad. Y nos proponemos que un año más la encuentre.


                       

                        



           



miércoles, 6 de agosto de 2014

Álvaro del Portillo en Valencia





       El sucesor del fundador del Opus Dei será beatificado el 27 de septiembre en Madrid, en una ceremonia presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de las Causas de los Santos. Acompañó a San Josemaría en sus viajes a Valencia en numerosas ocasiones, y también aquí dejó una huella imborrable.


La biografía de Álvaro del Portillo está íntimamente unida a la del fundador del Opus Dei, desde que le conoció en 1935 siendo un joven estudiante de Ingeniería de Caminos. Pronto se convirtió para el fundador en un firme apoyo, y le acompañó en los primeros viajes de expansión de la labor apostólica del Opus Dei a diversas ciudades españolas. Valencia fue la primera de ellas, y el fundador la visitó por primera vez en abril de 1936.  



El ingeniero Álvaro del Portillo junto a San Josemaría en los Viveros. 
Valencia, 1939



Se conservan numerosas cartas que Álvaro escribió en 1937 desde la Legación de Honduras en Madrid, donde estaba refugiado, a las personas del Opus Dei que se encontraban en Valencia. A pesar de las circunstancias, las cartas rebosan buen humor, optimismo, sentido sobrenatural y gran afán de almas. Les anima a mantenerse unidos, a vivir la comunión de los santos y a cuidar las cosas pequeñas en esos tiempos duros y peligrosos, para cumplir la voluntad de Dios. “Es el único procedimiento de poder hacer algo, estar muy unidos entre nosotros y todos al abuelo [san Josemaría] y a los buenos amigos que éste tiene: D. Manuel {el Señor], su Madre [la Virgen]…”

En julio de 1937 escribe de nuevo a los de Valencia, desde su refugio, con el lenguaje enmascarado para eludir la censura de guerra: “Por las noches, cuando los demás están aún levantados, el abuelo [san Josemaría] y yo, tumbados en los colchones extendidos, charlamos sobre todas estas cosas de familia [el Opus Dei]. Verdaderamente que las circunstancias dificultan el desarrollo del negocio [del apostolado]. Todo serán inconvenientes. La cuestión económica, la falta de personal: todo. Sin embargo, y a pesar de sus años, el abuelo no se deja llevar nunca del pesimismo. La falta de pesetas le tiene –nos tiene a todos- sin cuidado. Todo está en que se trabaje con mucho cariño; esto y la mucha fe en el éxito todo lo vence. Esto dice el pobre viejo. Pero lo que siente mucho –sentimiento compatible con la que esperanza que le anima- es la falta de personal. Contando con todos los de la familia, hay muy pocos, ¡qué no será, por lo tanto, si aun de esos pocos, alguno muere o queda inútil para el negocio!...

En octubre de 1937 la madre de Álvaro, doña Clementina, de nacionalidad mexicana, pudo embarcar con sus hijos más pequeños en el puerto de Valencia rumbo a Marsella.  Su marido y padre de Álvaro, don Ramón, acababa de fallecer en Madrid, después de meses de cárcel y vejaciones.


Entre 1939 y 1992 Álvaro estuvo en Valencia al menos en 12 ocasiones, la mayor parte de ellos acompañando a san Josemaría.

Del 7 al 13 de junio de 1939 viaja desde Olot, donde estaba destinado, para asistir a un retiro espiritual que predicó san Josemaría en el Colegio Mayor san Juan de Ribera,de Burjasot. Fue un viaje penoso, de varios días, pues las carreteras y ferrocarriles estaban en ruinas a consecuencia de la guerra civil. 

Desde Burjasot (Valencia), el 6 de junio, le había escrito san Josemaría estas letras: «Saxum!: esperan mucho de ti tu Padre del Cielo (Dios) y tu Padre de latierra y del Cielo (yo)», haciendo referencia a la filiación espiritual de los fieles de la Obra respecto al fundador.



Álvaro rememoraba años después ese viaje en una reunión familiar: “Pude conseguir un permiso y marché a Valencia, donde estaba nuestro Padre. No había facilidades de comunicación; estaban los puentes destrozados por la guerra; lo mismo los ferrocarriles. Para ir desde donde estaba –en Olot, provincia de Gerona- a Valencia, empleé cuarenta y ocho horas. Utilicé el método del auto-stop: conseguía que se parase un camión que me llevaba hasta un sitio donde la carretera se interrumpía; después seguía andando hasta llegar de nuevo a otra carretera y allí cogía otro medio de locomoción… Total que tardé cuarenta y ocho horas, en las cuales no dormí. Lllegué muy cansado, y el Padre al verme me dijo: tú, lo que has de hacer es acostarte. Yo le dije: Padre, si está usted predicando un curso de retiro; déjeme asistir porque desde hace muchos meses no lo hago. El Padre me contestó: bueno, haz lo que quieras. Y entré en una meditación. (…) En cuanto apagaron la luz y empezó nuestro Padre a hablar, comencé a roncar de una manera tremenda con gran indignación de todos los que escuchaban a nuestro Fundador (…) Mis ronquidos no molestaban a nuestro Padre.” (cfr. “Álvaro del Portillo”, Javier Medina, Ed. Rialp)



El 5 de septiembre hizo un nuevo viaje, que se prolongó   hasta el día 20. Junto a san Josemaría, puso en marcha los primeros pasos de la formación cristiana de jóvenes profesionales y universitarios que acudían a lo que fue embrión de la  residencia de estudiantes Samaniego, en un pisito tan pequeño que le llamaron El Cubil. Meses después pudo trasladarse a  un viejo caserón casi en ruinas en la misma  calle Samaniego. Allí estuvo el primer centro del Opus Dei en Valencia, hasta que en 1950 pudo inaugurarse el Colegio MayorUniversitario de la Alameda.


Los viajes a Valencia, ahora desde Madrid, se sucedieron sin descanso en los meses siguiente. En 1940, del 4 al 6 de enero, del 6 al 8 de abril, del 18 al 20 de julio… Hay que tener en cuenta que, para aprovechar las horas del día, solían viajar de noche, en aquellos trenes desesperadamente lentos e incómodos de la época. En el trayecto aprovechaba para estudiar, y al regresar iba directamente de la estación a las clases en la universidad.

Durante los días 4 al 12 diciembre de 1940 realizó un viaje de estudios con sus compañeros de la Escuela de Ingenieros, que tuvo por destino Valencia y Alicante.  El diario que los estudiantes acostumbraban a redactar en la residencia  de la calle Samaniego deja constancia esos días de la simpatía y afecto que inspiraba la amable personalidad de Álvaro. Hoy llega Álvaro con todos los de su promoción que hacen un viaje de prácticas por Valencia y Alicante. Durante su estancia en ésta residirá en casa. Hoy no come en casa pues ha salido con los compañeros. Por la tarde lo podremos abrazar ya”.

Vino también del 26 al 28 de marzo de 1943, y regresó el 20 de abril de ese año  para realizar exámenes de licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad Literaria.

Trasladado a Roma junto al fundador en 1946, regresó a Valencia en 1972, acompañando a san Josemaría durante su viaje de catequesis por la península ibérica. Estuvieron entre el 14 y el 20 de noviembre en la casa de retiros y convivencias La Lloma, en Rafelbunyol. La escritora Ana Sastre lo recuerdo en este pasaje de su libro "Un tiempo de caminar"

En La Lloma estuvo también junto a san Josemaría del 2 al 8 de enero de 1975, en las que serían las últimas navidades del fundador del Opus Dei.



En La Lloma, Rafelbunyol, en 1972, durante un encuentro del fundador del Opus Dei con   jóvenes valencianos.



Fallecido el fundador, Álvaro del Portillo regresó a Valencia en mayo de 1978. Realizó su último viaje a nuestra ciudad en enero de 1992, para asistir al funeral de su buen amigo monseñor Miguel Roca Cabanellas, arzobispo de Valencia. Muchos recuerdan su actitud recogida y piadosa rezando de rodillas ante los restos de don Miguel, en el palacio episcopal de Valencia. Se alojó durante esos días en el Colegio Mayor Universitario Albalat, donde mantuvo coloquios con profesores y estudiantes de las universidades valencianas. 


                       En el Colegio Mayor Universitario Albalat, de Valencia, en 1992.
 


Conoció y trató estrechamente a  los obispos de Valencia: Marcelino Olaechea, José María García Lahiguera,  Miguel Roca y Agustín García Gasco. Éste  últimos dejó escrito un testimonio en el que entre otras cosas decía: “Recuerdo con especial admiración su actitud serena y su deseo de perdón ante la campaña de calumnias que algunos suscitaron en torno a la beatificación del Fundador del Opus Dei”. 



Durante el tiempo que estuvo al frente del Opus Dei como Prelado (1975-1994) recibió a numerosas familias valencianas, que  acudían a visitarle a Roma. Todos recuerdan con alegría y agradecimiento su amable y paternal acogida, y sus consejos llenos de optimismo y visión sobrenatural. Siempre animaba, con una sonrisa que desarmaba, a “arrimar el hombro” para servir mejor a la sociedad con el trabajo profesional de cada uno, sabiendo descubrir las necesidades de los demás, y ayudando a promover iniciativas educativas y asistenciales para mejorar las condiciones de vida, especialmente en los países más necesitados


Durante las jornadas de su próxima beatificación, y como agradecimiento a Álvaro del Portillo,  se reunirán en Madrid representantes de cuarenta de esas iniciativas sociales. Una de ellas es Harambee, que realiza proyectos de desarrollo y promoción en diversos países de África, y en los últimos años viene desarrollando también una creciente actividad en Valencia.