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sábado, 2 de junio de 2012

Y más del IBI: argumentario





10 preguntas, 10 respuestas sobre la financiación de la Iglesia y régimen de fiscalidad

10 preguntas, 10 respuestas
Isidro Catela Marcos
Director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española
1.-¿El Estado financia a la Iglesia?
Para su sostenimiento, la Iglesia no recibe nada de los Presupuestos Generales del Estado. Los contribuyentes eligen libre y voluntariamente, cada año, poner la X en la Declaración de la Renta. Esto supone, aproximadamente, un 25% del total de la financiación de la Iglesia.
El artículo 16 de la Constitución Española de 1978 establece que los poderes públicos “mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones”. Por otra parte, el Acuerdo sobre Asuntos Económicos entre la Santa Sede y el Estado Español, de enero de 1979, establece que “el Estado se compromete a colaborar con la Iglesia Católica en la consecución de su adecuado sostenimiento económico, con respeto absoluto del principio de libertad religiosa” (art II.1). Cooperación y colaboración no es financiación directa, ni subvención.
2.-¿La Iglesia ahorra dinero al Estado?
Es muy difícil conocer con exactitud la cantidad que la Iglesia le ahorra al Estado. Solo en el campo educativo, donde este cálculo es mucho más sencillo, podemos afirmar que, según datos del propio Ministerio de Educación, una plaza en un centro público tiene un coste anual de 3.518 euros. En un centro concertado, esa misma plaza cuesta al erario pública únicamente 1.841 euros. Únicamente por este concepto, y tomando como base los datos de gasto público del Ministerio de Educación en 2009, la Iglesia ahorra al Estado 4.399 millones de euros.
3.-¿El Patrimonio de la Iglesia es un tesoro económicamente rentable?
La Iglesia es depositaria de un importante patrimonio cultural que a lo largo de los siglos han sido creados o recibidos por distintas instituciones de la Iglesia. Este patrimonio no se plantea como una riqueza en sí misma, ni supone un tesoro económico o fuente de negocio. Se ha planteado siempre como servicio a los demás, es un tesoro cultural para todos, pero en ningún caso un tesoro económicamente rentable. Más bien todo lo contrario.
4.-¿La Iglesia solo aporta un 2% del presupuesto de Cáritas?
Se confunde aquí la aportación de la Iglesia con la donación de la Conferencia Episcopal Española. En realidad, cuando se habla de ese 2% se trata de un donativo que se viene realizando desde la CEE en los últimos cuatro años. La cantidad se ha ido incrementando anualmente hasta situarse en el 2,17% actual. En 2011, se han donado 5 millones de euros. Y en estos cuatro años, se ha entregado un total de 13,8 millones de euros.
Además, cuando se habla de esa “escasa” aportación del 2% se toma como base el presupuesto presentado por Cáritas Española y no se hace referencia alguna a las Cáritas diocesanas, una verdadera red que llega a todos por medio de las Cáritas parroquiales.
El 65% de los fondos de Cáritas proceden de donaciones privadas. La gran mayoría de esos fondos provienen de instituciones y de personas de la misma Iglesia.
5.-¿Cáritas no es la Iglesia?
Cáritas no solo pertenece a la Iglesia sino que es la misma Iglesia, en su estructura más fundamental que es la parroquia. Los miles de voluntarios de la Iglesia, que realizan actividades sociales, no nacen por generación espontánea. Son miembros de la Iglesia que han recibido el anuncio de la Buena Noticia y viven y alimentan su fe en la comunidad eclesial. Esa experiencia es la que da razón de ser a toda su actividad.
6.-¿La Iglesia no paga el IBI?
Es falso. La Iglesia paga el IBI de todos los inmuebles que no estén exentos por ley.
7.-¿La Iglesia es la única que, en algunos casos, está exenta del pago del IBI?
También es falso. Tampoco lo pagan, entre otras, las Fundaciones, las Asociaciones de utilidad pública, las federaciones deportivas, los partidos políticos, los sindicatos, las iglesias evangélicas, las comunidades hebreas y musulmanes. En Madrid, por ejemplo, no pagan el IBI: el museo del Prado, la SGAE, el Hotel Ritz, el Palacio de Liria, etc.
Está regulado en la llamada Ley de mecenazgo (ley 49/2002)
Se trata de una medida de incentivo fiscal con la que el Estado reconoce las actividades de interés general que realizan muchas instituciones. Es lógico que el Estado promueva e incentive –también fiscalmente- a quienes trabajan a favor del bien común.
8.-¿La Iglesia no paga tasas municipales?
Sí las paga (basuras, vados de garajes, etc.). No hay ninguna exención prevista en la Ley sobre el pago de estas tasas.
9.-La Ley le da la razón a la Iglesia, pero en este momento tan duro de crisis, ¿no podría hacer un gesto ante la sociedad y renunciar voluntariamente a la exención del IBI?
La Iglesia hace gestos reales y diarios en favor de los que más lo necesitan. Muchos obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos han hecho signos visibles, reduciéndose el suelo, y otros muchos lo han hecho y no lo han dicho.
10.-¿Y si hubiera un cambio en la legislación fiscal?
La Iglesia estará siempre a lo que dicte la Ley. Si hubiera un cambio en la legislación fiscal, estaría a lo que dictara la norma, siempre con el límite de los beneficios previstos en los Acuerdos, que tendrán rango superior. La Iglesia va a seguir cumpliendo su misión con los medios de que disponga. Lógicamente, si se dispusiera de menos recursos, las actividades podrían verse mermadas, pero con más o con menos medios, la Iglesia va a seguir haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto.
Isidro Catela Marcos
Director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española.
Publicado en el semanario Alfa y Omega. 31-05-2012

lunes, 28 de mayo de 2012

10 claves sobre la Iglesia Católica y el IBI






Interesante argumentación de Arguments. Es curioso esa querencia al Estado invasor, que pretende gravar hasta las colectas de las parroquias.


10 claves sobre la Iglesia Católica y el IBI



1) La gestión de los bienes de la Iglesia en España no se lleva a cabo de forma unificada. Los bienes pertenecen a las más de 40.000 entidades que forman parte de la Iglesia que son titulares legítimos. La Conferencia Episcopal no engloba ni gestiona todos los bienes de la Iglesia en España.
2) Del IBI están exentos tanto la mayoría de los bienes de los Ayuntamientos, como otros de las Comunidades Autónomas y del Estado. También lo están «los bienes de los que sean titulares, en los términos previstos en la normativa reguladora de las Haciendas Locales, las entidades sin fines lucrativos, excepto los afectos a explotaciones económicas no exentas del Impuesto sobre Sociedades» (art. 15 de la ley 49/2002 , de 23 de diciembre, de régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo).
3) El Acuerdo de Asuntos económicos entre la Santa Sede y el Estado Españolasí como el régimen legal de las entidades sin ánimo de lucro (ley 49/2002) hace que los bienes de la Iglesia estén exentos del IBI.
4) Si la ley dice que la Iglesia debe pagar el IBI lógicamente se someterá a la ley pero, hoy por hoy, el ordenamiento jurídico español le exime de este impuesto. Es obvio que el pago de este impuesto disminuirá los recursos de la Iglesia para atender a otras necesidades. En todo caso, si la Iglesia tuviese que pagar este impuesto supondría 100 millones de euros.
5) La Iglesia no es una entidad con ánimo de lucro y su actividad no es lucrativa. Esta es la razón de su exención del IBI pues también se exime a todas las entidades que realizan actividades no lucrativas. Por tanto, no se trata de un privilegio.
6) Gravar a la Iglesia es gravar a una entidad no lucrativa y es disminuir sus recursos para llevar a cabo su labor en todos los demás campos.
7) Cáritas según dicen su página web es “la confederación oficial de las entidades de acción caritativa y social de la Iglesia católica en España, instituida por la Conferencia Episcopal”. Es decir, son la institucionalización de la actividad caritativa de la Iglesia. Por ello, tiene poca entidad preguntarse si la Iglesia financia o no Cáritas. Por supuesto que la financia.
8) Cáritas se financia con el dinero de sus miles de donantes. Muchos de ellos lo canalizan a través de las colectas que se realizan en las parroquiasEsos son precisamente los inmuebles que se quieren gravar con el IBI.
9) Desligar la actividad caritativa y asistencial de la Iglesia del resto de su actividad pastoral es utópico. La caridad de los cristianos no surge por generación espontánea. Un cristiano practica la caridad porque se le ha anunciado a Jesucristo muerto y resucitado, porque lo ha celebrado en la liturgia y porque da testimonio de él. No se puede desligar la actividad caritativa de la Iglesia del resto de su labor evangelizadora porque surge precisamente gracias a ella.
10) Esta controversia es un buen momento para recordar la labor de Cáritas y colaborar con ellos. Puedes hacerlo en este enlace.

viernes, 25 de mayo de 2012

Más allá de la Iglesia y el IBI




Copio este artículo de Isidro Catela, que pone de manifiesto el discurso torcido de los que reclaman que los templos católicos paguen el IBI.


 UBI CARITAS ET AMOR, Deus ibi est. Aunque lo parezca, no voy a hablarles de la Iglesia y del IBI. Al menos, no por el momento. Lo haré después de traducir la cita latina, para evitar confusión en aquellos que no manejen nuestra lengua madre.


    La popular antífona nos recuerda que «donde hay caridad y amor, allí está Dios». En efecto, ese ibi nada tiene que ver con el Impuesto de Bienes Inmuebles. En aquel caso, significa allí. Cada persona creyente que esté leyendo ahora este artículo puede ponerle distintos nombres y rostros cálidos al frío pronombre de lugar. Mientras los evocan, yo les propongo tres por los que he transitado.


    Encontré caridad y amor en la Catedral de Santiago de Compostela cada vez que crucé el Pórtico de la Gloria, con la mochila al hombro y más de 500 kilómetros acumulados en las piernas y en el corazón.


    Los encuentro en la Eucaristía, a la que conmigo acuden en España más de un millón de personas cada día y cerca de 10 millones cada fin de semana.


    Y los encuentro, también, en el despacho de Cáritas parroquial donde a diario hacen fila, cada vez más gruesa por desgracia, miles de personas a las que se asiste en las más variadas y primarias necesidades.


    «¿Deberían pagar el IBI la Catedral de Santiago, el templo de mi parroquia y su despacho de Cáritas?, ¿no debería pagarlo la Iglesia católica, como hace todo hijo de vecino?», repiten a coro ciertas voces en calculada orquestación que coincide con lo más crudo de los recortes y la crisis que padecemos.


     El primer bulo que hay que desmentir es que «todo hijo de vecino» paga el IBI. No lo pagan, por ejemplo, los partidos políticos, los sindicatos, los locales de la Cruz Roja, las fundaciones, los consulados, las federaciones deportivas, las embajadas, los terrenos de la RENFE, los inmuebles destinados a usos religiosos de las comunidades hebreas, musulmanas o evangélicas, y otras muchas instituciones en virtud de la Ley 49/2002, denominada Ley de Mecenazgo. 


    Con todas ellas, la Iglesia católica comparte el régimen fiscal especial que se concede a entidades sin fines lucrativos, como puede verse en el Título II de la citada Ley. LA LEGÍTIMA pregunta que cabe hacerse es ¿entonces por qué tanta gente piensa que se trata de un privilegio de la Iglesia? ¿Por qué no se cuestiona que deben pagar el IBI, por poner tres ejemplos: UGT, la Federación Española de Fútbol o las mezquitas construidas en España?

    La manipulación de la opinión pública, que cala como lluvia fina, lleva a creer a mucha gente que la Iglesia católica es la única que no paga el IBI y que además no paga ninguna clase de impuestos. Los estrambóticos casos que han ido surgiendo en los últimos días como noticias con cuentagotas desde diferentes ayuntamientos, han querido hacer pasar por novedad algo que en realidad no lo era. La Iglesia ya pagaba el IBI de locales no destinados a un uso religioso (como puede ser por ejemplo un garaje, una floristería o la tienda de dulces de un convento) y, de igual manera, ya pagaba las tasas municipales, sobre las que no existe ningún tipo de exención fiscal.


    Es fácil de entender: por ley, y no como privilegio, sino como exención fiscal compartida con muchas otras instituciones, no se paga el IBI por la Catedral de Burgos, como no lo pagan tampoco por el Museo del Prado, pero se pagan tasas que nada tienen que ver con el mencionado impuesto, como, por ejemplo, las de basura o las correspondientes al vado de una cochera.


    En la misma línea que busca el descrédito general de la Iglesia, se intenta hacer creer que el IBI eclesial supone un porcentaje altísimo sobre el IBI que goza de exención. Sirva como ejemplo para desmentirlo el hecho de que en Madrid, donde están exentos del pago del IBI edificios como el de la SGAE o el del Hotel Palace, podrían recaudarse 109 millones de euros si no existiera exención alguna. Sólo el 5% correspondería a la Iglesia católica.

    Algunos ayuntamientos están contribuyendo a esta ceremonia de la confusión. Saben bien que no está en su mano cobrar el IBI, salvo en los casos excepcionales que hemos citado. Saben que si envían el recibo de un edificio exento por ley, lo más probable es que se lo devuelvan. Y saben también que pueden seguir enviando a las parroquias a todas las personas desesperadas que ellos no atienden por falta de presupuesto, porque en este caso, no se devolverá a nadie y se acogerá a todos, sin pedir el dni ni la partida de bautismo.

     Por eso, conviene recordar que a los argumentos legales expuestos, cabe sumar poderosas razones morales. Parece lógico que se incentive y que se estimule -también fiscalmente- el trabajo de aquéllos que contribuyen con su labor a la configuración de una sociedad mejor. Así se hace en muchos casos. La Iglesia ni tiene ni quiere tener privilegios, pero tampoco ser discriminada.





    Desgastar la imagen pública de una de las instituciones que más está haciendo por la gente que peor lo está pasando en la crisis, solo puede responder a intereses que nada tienen que ver con el bien común. Afortunadamente, esa piel social que es la opinión pública (y la opinión publicada en los medios) no siempre va de la mano con los datos reales. Cada vez más gente llama a las puertas de la Iglesia, pero también, gracias a Dios, cada vez son más los que ayudan a sostener esa puerta, a pintarla, a arreglar las cerraduras y a mantenerla abierta.

    HAY, POR ÚLTIMO, quien dice, aun reconociendo que la Iglesia tiene razón, que no estaría de más que en este caso hiciera un gesto, si se quiere simbólico, y que renunciara voluntariamente a la exención del IBI. No se debe olvidar en este punto que la Iglesia ya está haciendo gestos reales todos los días, que conoce lo que es apretarse el cinturón porque acompaña el caminar de los que sufren. Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas están dando ejemplo de generosidad y entrega. Algunos, para animar a muchos, lo han anunciado y se han rebajado considerablemente su ya de por sí exiguo sueldo. Otros, lo han hecho pero han preferido no darlo a conocer. Todos, en cualquier caso, son conscientes de las dificultades gravísimas, no solo materiales, por las que están pasando muchas personas en estos momentos. ¿A qué viene rasgarse las vestiduras, desde fuera, cuando se escucha que si se contara con menos recursos la actividad de la Iglesia podría verse mermada?

    Que pregunten en esos comedores sociales donde ya se está dando un único plato de comida, porque si siguen dando dos, no llega para todos. Allí, donde hay caridad y amor. La Iglesia ya estaba allí antes de la crisis, antes del IBI y mucho antes de que el IBI se llamara Contribución Territorial Urbana. Ya estaba allí y en esos mismos lugares va a seguir estando, al lado de los nuevos pobres cuando volvamos a ser nuevos ricos.

    Cuantos pertenecemos y amamos a la Iglesia, y todos aquellos de buena voluntad que quieran arrimar el hombro, vamos a seguir construyendo el edificio común. Quienes nos difaman, saben -porque ellos mismos lo experimentan- que responderemos al mal con el bien. Esa que muchos creen nuestra debilidad, es justamente nuestra fortaleza.


Isidro Catela Marcos es director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española.