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martes, 18 de septiembre de 2018

Tiempos modernos

Tiempos modernos. La historia del siglo XX desde 1917 hasta nuestros días. Paul Johnson. Ed. Vergara


 

Es necesario conocer la historia, con toda la objetividad posible, para no repetir los errores que cometieron nuestros antepasados. Conocer no sólo los hechos, sino también las ideas que dominaban en los ambientes culturales y de poder.

 

Paul Johnson hace en este ensayo un equilibrado análisis de los hechos más relevantes que acontecieron en el siglo XX, un siglo torturado por dos guerras mundiales, las más cruentas de la humanidad, y por regímenes totalitarios de larga duración, como los comunistas  que se establecieron en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y en la China de Mao,  y el más efímero de la  Alemania nazi. 

 

El libro no se limita a describir los hechos. Analiza sobre todo las ideas del poder dominante. Como refiere en el primer capítulo, la historia de los tiempos modernos es en gran parte la historia del momento en que se colmó el enorme vacío dejado por la religión, a raíz de las corrientes de pensamiento propagadas por el ateísmo y la Ilustración en los siglos precedentes, especialmente desde el siglo XVIII. 

 

Marx sustituyó la dinámica religiosa por el interés económico. Freud por el impulso sexual. Nietzche predicó la muerte de Dios, y tuvo que escribir en 1886 que el hecho de que la creencia en Dios "ya no fuera defendible" comenzaba a proyectar sus primeras sombras sobre Europa. Como afirmó san Juan Pablo II en su viaje a Colombia de 1986, "el vacío de la religión vienen a llenarlo las sectas, los mesianismos políticos secularizados, el consumismo que produce hastío e indiferencia, o el pansexualismo pagano."

 

Nietzche acertó al predecir que Dios pronto sería sustituído por la Voluntad de Poder. Aparecería un nuevo tipo de mesías, con un ansia ingobernable de controlar a la humanidad, libre de las inhibiciones que provocaba la religión, y libre por tanto para sojuzgar a la población a su antojo. No tendría que rendir cuentas ante nadie, con tal de que todas las riendas del poder las mantuviera en su mano, y no hubiera nadie más fuerte que él. 

 

Es el tipo de mesías que se convertiría en estadista pistolero, una figura que comenzó a aparecer en Europa y Asia, encarnado en personajes siniestros como Lenin, Stalin, Mao o Hitler. Todos ellos unidos por su ateísmo. 

 

El libro aporta una visión sugerente de la historia reciente, se mantiene bastante alejado de determinados estereotipos e ideas "políticamente correctas" que , al tergiversar la realidad, nos impiden conocerla y evitar errores pasados.

 



 


martes, 22 de enero de 2013

Historia de las ideas contemporáneas. Una lectura del proceso de secularización


Historia de las ideas contemporáneas. Una lectura del proceso de secularización. Mariano Fazio. Ed. Rialp (I)




Conocer lo más objetivamente posible la historia, y las ideas esenciales que –para bien o para mal- han influido en su devenir,  debería ser preocupación de toda persona cultivada, de cualquier ciudadano  responsable de la sociedad en que vive. 


Este sugerente libro facilita esa tarea. Tiene su origen en las clases sobre Corrientes Culturales Contemporáneas que el profesor Mariano Fazio, historiador y filósofo, imparte en la Facultad de Comunicación Institucional de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma.








Desde una perspectiva cristiana del hombre y de la historia, analiza uno de los elementos característicos de la Modernidad, que comienza ya en el siglo XV: el proceso de secularización. Un proceso más complejo de lo que el término parece indicar, pues no equivale a descristianización.


Secularización no es  término unívoco.  Puede entenderse como una positiva afirmación de la autonomía de lo temporal, una desclericalización, buena por purificadora de concreciones históricas alejadas de la auténtica inspiración cristiana.  Es cierto que el término secularización también se ha usado para describir una negativa afirmación de independencia de lo temporal respecto a la trascendencia, equivalente a lo que desde el siglo XIX se viene llamando laicismo. Pero la palabra   secularización, en sí misma, no significa pérdida del sentido religioso, ni debe entenderse en sentido negativo.


Fazio sitúa como uno de los hitos del proceso de secularización el Descubrimiento de América y la consiguiente creación del Derecho de Gentes,  por obra de Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca


Con el Derecho de Gentes, Francisco de Vitoria supera el ambivalente concepto de Cristiandad, nombre que se asigna a la organización sociopolítica formada en Europa entre los siglos XI y XV,  de la que no se puede afirmar que sea la solución cristiana. 


Vitoria, al defender la existencia de una comunidad internacional, de la que forman parte todas las naciones con igualdad de derechos, supera formas propias de la teocracia medieval, y abre la puerta a un mundo moderno (en el que se reconoce la autonomía de lo temporal) y cristiano (puesto que reconoce la dignidad de cada persona como imagen de Dios).






Sobre ese proceso de secularización iniciado en el siglo XV vinieron a incidir también algunas ideas antropológicas  novedosas -como el mito del buen salvaje-  y las críticas a la teocracia medieval que tomaron pie de los sucesos americanos.


Partiendo de esos primeros momentos de la secularización, Fazio realiza un documentado recorrido por las principales ideologías y eventos históricos que incidieron en la evolución del pensamiento: el paso del Antiguo al Nuevo Régimen, la génesis de la Ilustración en los diversos países europeos, el romanticismo, y las principales ideologías que marcaron el siglo XIX, en gran medida hijas de la Ilustración: liberalismo, nacionalismo, marxismo, cientifismo. 


La Primera Guerra Mundial supuso un auténtico shock cultural para quienes habían puesto todas sus esperanzas  en la Modernidad, y en lugar del prometido mundo nuevo de luces, paz y prosperidad,  se encontraron con un  conflicto bélico de dimensiones aterradoras.






Ya en el siglo XX, se estudia la crisis de la Modernidad: nihilismo (Nietzsche, Lyotard, Derrida);  pansexualismo de Freud;  la sociedad permisiva; y los movimientos culturales actuales, como el feminismo o el  ecologismo. Describe también el fenómeno del retorno a lo sacro, una característica de nuestro tiempo  no exenta de ambigüedad, pero que manifiesta que es imposible borrar del hombre su esencial dimensión religiosa.


La posición de la Iglesia Católica ante las diversas situaciones históricas es analizada extensamente en la última parte del libro: la doctrina social de la Iglesia frente a la ética liberal; el Vaticano II y su afirmación de la libertad religiosa y la legítima autonomía de lo temporal; y la propuesta de  nuevo orden mundial hecha por Juan Pablo II en la sede de Naciones Unidas, en 1995.






Me han parecido sugerentes muchas de las reflexiones que aporta este libro en torno a temas como la democracia y el respeto a las minorías; el colonialismo de las potencias liberales secularizadas;  el  individualismo como riesgo de la democracia; y el nacionalismo, una desviación del sano patriotismo (amor a la propia tierra), peligrosa en la medida en que fácilmente puede caer en el  reduccionismo antropológico y el egoísmo colectivo.  

Apunto algunas de ellas en la segunda parte de estareseña.