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sábado, 6 de septiembre de 2025

El arte de escuchar

 


Sugerente entrevista al filósofo Francesc Torralba sobre el arte de escuchar. Escuchar es una forma de amar, de dignificar al otro, de decirle que nos interesa. Pocas cosas más crueles que la indiferencia de no querer escuchar. Anoto algunas ideas.

Para saber escuchar hay que ser humilde. El humilde reconoce que de todos puede aprender algo, y por eso escucha. Entre arrogantes no hay diálogo posible.

Los prejuicios impiden el diálogo, porque descalifican al otro sin escucharle. 

Hay que saber escuchar también a los que quizá no tienen nada nuevo que decirnos, pero necesitan ser escuchados para liberarse. La escucha puede curar heridas, si sabemos mantener una atención y un diálogo curativos, que manifiestan al otro lo mucho que vale como persona.

Escuchar no significa estar de acuerdo. Este es uno de los grandes errores promovidos en la sociedad por muchos políticos, periodistas y comunicadores, que sólo escuchan a "los suyos", y gritan a los que opinan distinto, sin saber dialogar.

El diálogo es un acto de confianza, requiere un clima de confianza. No hay diálogo cuando se se imponen con coacción los dogmas del pensamiento dominante, de lo políticamente correcto, lo que genera desconfianza e impide expresar con libertad el propio pensamiento. 

El diálogo es el medio para acercarse juntos a la verdad: escuchar con atención, valorar lo que hay de verdad en las palabras del otro. 

Es posible recuperar el arte de la verdadera conversación, del auténtico diálogo. Y para eso hay que mantener una sabia distancia de los malos políticos, de los sicarios de la comunicación, que con su griterío corrompen el diálogo social. Y saber distanciarse también del estilo de "diálogo" que predomina en muchas redes sociales, que es un insulto a la verdadera conversación. 

¿Consejos para aprender a escuchar? Darse tiempo; liberarse de prejuicios; reconocer que no se sabe todo; buscar a quienes nos pueden aportar más y escucharles; evitar interferencias de la tecnología y las redes sociales, que nos distraen la atención y por eso nos dificultan la escucha; entrenarse, dedicar tiempo a la sana conversación, un placer al alcance de todos. Y por supuesto, seleccionar a quién leo y escucho. Nos interesan cada persona, pero no tenemos tiempo vital para escuchar a todas.