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jueves, 26 de septiembre de 2013

Todo está tranquilo. Mary y Carol Higgins Clark





Todo está tranquilo (Dashing Through the Snow) 

Mary y Carol Higgins Clark. Randon House Mondadori. 2010 

 

"Mucho se espera del que mucho recibe." Así concluye esta simpática historia, que tiene por protagonistas a Alvira Meehan, detective aficionado, y Regan Reilly, investigador privado, habituales personajes en las novelas de Carol Higgins

 

Todo transcurre en Brascombe,  un tranquilo pueblecito de New Hampshire, en vísperas de la Navidad. Mientras caen los primeros copos de nieve, sus habitantes se  preparan para estrenar la Fiesta de la Alegría, un feliz hallazgo de citty-marketing del equipo del alcalde. Con el tiempo esperan que llegue a convertirse en famosa  atracción turística que anime la precaria economía local.

 

Pero todo se altera cuando un grupo de empleados del supermercado de Brascombe es agraciado con el premio gordo de la lotería. Alvira, presidenta del Grupo de Apoyo a los Ganadores de Lotería (¡los americanos tienen grupos de apoyo para casi todo!)  se siente obligada a entrar inmediatamente en acción. Bien sabe por propia experiencia que encontrarse de pronto con una fortuna de 180 millones de dólares es una situación de alto riesgo, sobre todo síquico y moral. De la noche a la mañana, la vida de los afortunados  se complica  enormemente, y su fortuna puede llegar a convertirse en una pesadilla.

 

La intervención de Alvira resulta providencial. Una banda de estafadores, que operan como “asesores financieros”, está al acecho. (¡Asesores financieros! Una profesión que requiere un buen lavado de imagen…) Está en peligro no sólo el dinero y la tranquilidad, sino la propia vida de los ganadores: el joven Duncam, empleado del supermercado, y su adorable novia Flower.

 

Escrito  en clave de humor, el relato casi parece un cuento de Navidad.  Una historia de esas en las que la inocencia y bondad de los buenos reciben su premio, y la malicia e hipocresía de los malos es desenmascarada y castigada.  Como debe ser. Eso sí, el castigo es proporcional a la maldad, porque hay malos que no lo son tanto, y hay malos redobladamente malos…  Incluso hay malos que se arrepienten. (Arrepentimiento: otra palabra que hay que poner de moda. Describe una de las actitudes más liberadoras de la persona: el dolor de haber hecho algo malo y el deseo de no volver a caer en esa ofensa a Dios y a los demás. Qué risa -y qué lástima- esos personajillos que declaran ufanos “no tengo nada de qué arrepentirme...")

 

Se lee con gusto, sin grandes complejidades intelectuales. Sólo eso: pasar un rato agradable y simpático, que no es poco. Las Higgins Clark, madre e hija, lo consiguen casi siempre.