Historia de las ideas
contemporáneas. Una lectura del
proceso de secularización. Mariano
Fazio. Ed. Rialp (I)
Conocer lo más objetivamente posible la historia, y las ideas esenciales que –para bien o para mal- han influido en su devenir, debería ser preocupación de toda persona cultivada, de cualquier ciudadano responsable de la sociedad en que vive.
Este sugerente libro facilita esa tarea. Tiene su origen en las clases sobre Corrientes Culturales Contemporáneas que el profesor Mariano Fazio, historiador y filósofo, imparte en la Facultad de Comunicación Institucional de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma.
Desde una perspectiva cristiana
del hombre y de la historia, analiza uno de los elementos característicos de la
Modernidad, que comienza ya en el siglo XV: el proceso de secularización. Un proceso más complejo de lo que el término parece
indicar, pues no equivale a descristianización.
Secularización no es término
unívoco. Puede entenderse como una positiva
afirmación de la autonomía de lo
temporal, una desclericalización,
buena por purificadora de concreciones
históricas alejadas de la auténtica inspiración cristiana. Es cierto que el término secularización también se ha usado para describir una negativa
afirmación de independencia de lo temporal respecto a la trascendencia, equivalente
a lo que desde el siglo XIX se viene llamando laicismo. Pero la palabra secularización, en sí misma, no significa pérdida del sentido religioso, ni
debe entenderse en sentido negativo.
Fazio sitúa como uno de los hitos
del proceso de secularización el
Descubrimiento de América y la consiguiente creación del Derecho de Gentes, por obra
de Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca.
Con el Derecho de Gentes, Francisco de Vitoria supera el
ambivalente concepto de Cristiandad,
nombre que se asigna a la organización sociopolítica formada en Europa entre
los siglos XI y XV, de la que no se
puede afirmar que sea la solución cristiana.
Vitoria, al defender la existencia de una comunidad internacional, de la que forman parte todas las naciones con igualdad de derechos, supera formas propias de la teocracia medieval, y abre la puerta a un mundo moderno (en el que se reconoce la autonomía de lo temporal) y cristiano (puesto que reconoce la dignidad de cada persona como imagen de Dios).
Vitoria, al defender la existencia de una comunidad internacional, de la que forman parte todas las naciones con igualdad de derechos, supera formas propias de la teocracia medieval, y abre la puerta a un mundo moderno (en el que se reconoce la autonomía de lo temporal) y cristiano (puesto que reconoce la dignidad de cada persona como imagen de Dios).
Sobre ese proceso de
secularización iniciado en el siglo XV vinieron a incidir también algunas ideas
antropológicas novedosas -como el mito
del buen salvaje- y las críticas a
la teocracia medieval que tomaron pie de los sucesos americanos.
Partiendo de esos primeros
momentos de la secularización, Fazio realiza un documentado recorrido por las principales
ideologías y eventos históricos que incidieron en la evolución del pensamiento:
el paso del Antiguo al Nuevo Régimen, la génesis de la Ilustración en los diversos países europeos, el romanticismo, y las principales ideologías que
marcaron el siglo XIX, en gran medida hijas de la Ilustración: liberalismo,
nacionalismo, marxismo, cientifismo.
La Primera Guerra Mundial supuso un auténtico shock cultural para quienes habían puesto todas sus esperanzas en la Modernidad, y en lugar del prometido mundo nuevo de luces, paz y prosperidad, se encontraron con un conflicto bélico de dimensiones aterradoras.
La Primera Guerra Mundial supuso un auténtico shock cultural para quienes habían puesto todas sus esperanzas en la Modernidad, y en lugar del prometido mundo nuevo de luces, paz y prosperidad, se encontraron con un conflicto bélico de dimensiones aterradoras.
Ya en el siglo XX, se estudia la crisis de la Modernidad: nihilismo (Nietzsche,
Lyotard, Derrida); pansexualismo de
Freud; la sociedad permisiva; y los
movimientos culturales actuales, como el feminismo o el ecologismo. Describe también el fenómeno del retorno a lo sacro, una característica
de nuestro tiempo no exenta de
ambigüedad, pero que manifiesta que es imposible borrar del hombre su esencial
dimensión religiosa.
La posición de la Iglesia
Católica ante las diversas situaciones históricas es analizada extensamente en
la última parte del libro: la doctrina social de la Iglesia frente a la ética
liberal; el Vaticano II y su afirmación de la libertad religiosa y la legítima
autonomía de lo temporal; y la propuesta de nuevo
orden mundial hecha por Juan Pablo
II en la sede de Naciones Unidas, en 1995.
Me han parecido sugerentes muchas
de las reflexiones que aporta este libro en torno a temas como la democracia y el respeto a las minorías;
el colonialismo de las potencias liberales
secularizadas; el individualismo
como riesgo de la democracia; y el nacionalismo,
una desviación del sano patriotismo (amor a la propia tierra), peligrosa en la
medida en que fácilmente puede caer en el
reduccionismo antropológico y el egoísmo colectivo.
Apunto algunas de ellas en la segunda parte de estareseña.
Apunto algunas de ellas en la segunda parte de estareseña.
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