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jueves, 29 de noviembre de 2012

Cristianismo y laicidad (y II)



Cristianismo y laicidad (y II)
 
Historia y actualidad de una relación compleja.  Ed. Rialp 
Martin Rhonheimer


Occidente debe profundizar en sus orígenes cristianos si quiere estar a salvo.


         Me ha parecido especialmente significativa una de las conclusiones de este brillante libro de Ronheimer: el sistema democrático tal y como lo conocemos en los países de Occidente debe profundizar en su origen cristiano, si quiere estar a salvo de corrientes político-culturales o religiones integristas, como el islam, que desde Mahoma se comprende a sí misma como fuerza política, religiosa y militar simultáneamente, y tienen en su raíz una concepción dominadora del mundo.



        Frente a esa concepción integrista y totalitaria, sólo el cristianismo –y especialmente la Iglesia católica- aporta el reconocimiento de la separación entre religión y política, al introducir en la historia y en la sociedad la norma esencial: hay que dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.


                Si se observa la historia con imparcialidad, se descubre que -aunque esa norma no siempre se haya interpretado correctamente- los recursos que hicieron posible el Estado moderno proceden de la cultura compartida en Europa, fraguada durante siglos gracias a la tradición cristiana. No hay más que observar la situación socio-política en países ajenos a la cultura europea para concluir que el verdadero aliado del Estado laico es la Iglesia católica.


          El auténtico enemigo del Estado laico es un tipo de cultura, como la islámica, que se conciba a sí misma como un proyecto unitario político-religioso, que haga depender las instituciones legales y políticas de un “libro sagrado” interpretado por juristas-teólogos sin legitimación democrática. La Iglesia nunca ha defendido un proyecto de este estilo, que contradice su misma esencia.


          Por eso, para desarrollar el Estado laico y fortalecer y defender con éxito su secularidad, Rhonheimer apunta la necesidad de redescubrir sus raíces cristianas. Nuestro moderno mundo secular es un fruto maduro de la corriente civilizadora que introdujo el cristianismo en la historia. Sólo desde ese convencimiento podremos ofrecerlo con seguridad al mundo multicultural, y lograr que se convierta en patrimonio global de la humanidad.


          Ronheimer busca la comprensión y el entendimiento mutuos, que ayuden a superar o reducir a lo indispensable las tensiones. Aporta para ello razones y reflexiones que cualquier inteligencia libre de prejuicios estará en condiciones de escuchar y ponderar. Sin duda este libro ayudará a reflexionar a cuantos desean construir pacíficamente una sociedad más libre y más justa.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Cristianismo y laicidad (I)






Cristianismo y laicidad. Historia y actualidad de una relación compleja. Martin Rhonheimer Ediciones Rialp


          Análisis valiente y objetivo de la historia de las relaciones, tensas con frecuencia, entre la Iglesia y las diversas formas laicas del Estado democrático. Esa tensión será siempre necesaria y constructiva, pero también ha procedido muchas veces de errores humanos.

 

En la Iglesia católica no existe acerca del Estado una doctrina dogmática, ni puede haberla, salvo los elementos anclados en la Tradición y en la Sagrada Escritura, que apuntan como principio invariable, genuinamente cristiano, a la separación de la esfera religiosa y la estatal-política.  

 

Sin embargo, circunstancias históricas contingentes han llevado en ocasiones a mezcolanzas alejadas de ese carisma original, que consagró la separación de la esfera política y religiosa. Pero el cristianismo no es una ideología o programa político que tienda a su perfecta realización. Al contrario, la Iglesia tiene como método propio el respeto a la libertad.

 

El concilio Vaticano II, que en tantos puntos supuso una profundización y redescubrimiento de valores primigenios presentes desde siempre en el cristianismo, ha reafirmado con fuerza y claridad esa separación dualista.  Y al reconocer los principios políticos de la democracia constitucional, se ha reconciliado con una parte esencial del propio legado cultural de la Iglesia, en un giro hacia lo más congruente con el espíritu del Evangelio. Cfr. por ejemplo la Declaración sobre la libertad religiosa, Dignitatis humanae.

 

Rhonheimer es incisivo al analizar el origen de algunas hostilidades del laicismo hacia la religión. En parte parecen proceder de la pretensión de la religión de ser representante de una verdad superior, y de unos valores objetivos,  capaces de someter al poder político y a la libertad civil a una valoración moral conforme a criterios que reclaman ser verdaderos. El laicismo se escandaliza de una religión que  se presenta como fuente y garantía última de valor también para la comunidad política democrática .

 

La concepción integrista de la laicidad, por su parte, intenta fundar un nuevo poder espiritual en el que lo moralmente bueno será lo que decida la mayoría, y no admite que la Iglesia católica pretenda relativizar y someter a juicio las realidades terrenas. Si en la Roma pagana  el Imperio no admitía más religión que la del Estado, ni más dios que al César, ahora la versión integrista del laicismo parece emular al Imperio, e  intenta imponer con la fuerza del poder estatal la verdad de la no existencia o irrelevancia de Dios y de la religión.

 

La Iglesia reconoce y considera un valor la laicidad, esto es, la autonomía de la esfera civil de la esfera religiosa y eclesiástica. Pero insiste en que no es autónoma de la esfera moral. Reconoce que la legalidad y la corrección de los procedimientos democrático son valores morales; pero afirma que no son valores morales absolutos, y que en un sistema político no totalitario deben existir consideraciones morales de orden superior, como el derecho natural, por encima de la legalidad y de las mayorías.

 

La Iglesia no exige al laicismo que reconozca como verdadera su pretensión de ser fuente y garantía última de valor. Pero el laicismo tampoco tiene que considerar ataque a la laicidad la presencia pública de esa pretensión, ni su influjo en la sociedad. La Iglesia expone su enseñanza con un poder moral, no coativo, y respetando la legalidad. Eso no debería molestar a nadie en  una sociedad abierta y plural: sólo sería molesto para quienes tienen una concepción integrista y totalitaria del Estado.

 

Rhonheimer señala también una pretensión incongruente del laicismo: el intento de negar legitimidad civil y laicidad a quienes se identifican con verdades morales que también son enseñadas por la Iglesia. A menuda se considera ”laica” simplemente a aquella postura que quienes se autodenominan “laicos” consideran deseable, lo que no deja de ser un escamoteo del debate político, sustituído por el intento de descrédito del interlocutor. Esto lo vemos por ejemplo con consignas del tipo “por una enseñanza laica”. ¿No querrán decir “sin religión”? Porque tan laica es la opinión de quien piensa que es buena la presencia de la religión en la escuela como la opinión contraria, si proceden de ciudadanos libres.

 

lunes, 19 de marzo de 2012

La nueva izquierda de Tony Blair




Tony Blair. La forja de un líder.
Philip Stephens. Ed Biografías vivas ABC




      Philip Stephens es historiador por Oxford y periodista, especializado en política internacional y británica. Decide escribir esta semblanza biográfica al comprobar en un viaje a USA el reconocimiento de los norteamericanos a Tony Blair por su apoyo incondicional tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Lo considera figura clave en la modernización de la izquierda británica, gracias a la cual bajo su mandato el partido laborista alcanzó uno de sus mejores momentos. 

    Se trata de un libro ampliamente documentado y con aportaciones de primera mano, tras conversaciones con Tony Blair y otros personajes de la política británica. Se adentra con rigor en el pensamiento político del personaje, y aporta un conocimiento práctico de los engranajes del gobierno y los partidos, así como detalles significativos de la historia reciente de Inglaterra y Occidente. 

       Algunos detalles que me han parecido significativos.

(Tony Blair) nunca puede pasar frente al espejo sin mirarse. Siempre ha sido consciente del efecto que produce en los demás. Es un actor, la fachada siempre está puesta.

 33: la pérdida de la madre dio al hijo (TB) la determinación para triunfar, y a la vez por esa época la fe cristiana se estaba convirtiendo en fuerza motivadora de su vida. Hubo como una fusión de convicción moral y ambición ardiente, que le pusieron en el camino del gobierno. Cree en Dios y ama a su familia. No es frecuente entre los políticos. Familia, religión y política son las tres cosas más importantes para él.

 36: la realización personal depende de la asociación con otros y de la confianza. Los individuos se forman por su relación con el resto de la comunidad en que han crecido. Por eso la familia es fundamental, porque pone los cimientos para unas redes más amplias de las q dependen las sociedades sólidas.

 38: para el público, cuando se hace referencia en el discurso al terreno religioso, la línea entre lo correcto y lo mojigato es peligrosamente fina. Y Blair a veces parecía cruzarla, lo que inquietaba a gente de su partido. Además, al defender la idea de la moral absoluta, desafiaba la ortodoxia predominante en la izquierda.

 39: el respeto a los homosexuales, a las madres solteras y a los que mantienen relaciones menos formales no tiene por qué poner al partido contra la familia convencional. ¿Por qué el voto laborista (socialista) tiene que significar un estilo de vida alternativo? La familia es el primer lugar donde las personas aprenden las normas de comportamiento social. Con la disciplina familiar se aprende la disciplina social y el sentido de responsabilidad.

 40: basó la política social laborista en el sentido común más que en la ideología. Atacó a los conservadores por estigmatizar a los padres solteros, pero declaró que los adultos no debían preferir que sus hijos mantuvieran una relación no estable. La familia sería tratada como una “unidad social estable esencial”. 

 40: utopía de la igualdad: ¿de riqueza, de oportunidades? (historia de las viviendas sociales con vistas a parque, pero las de atrás vistas a naves industriales: al final optaron por girar 90º y se quedaron todas sin vistas al parque: iguales en la miseria…)

 41: todos somos iguales a los ojos de Dios, tenemos derecho a ser tratados igualitariamente, sin tener en cuenta riqueza, raza, sexo, posición social. Pero eso no significa que seamos uniformes en posición o carácter. Todos debemos tener la oportunidad de realizarnos al máximo.

 45: los votantes no quieren sermones de sus políticos. La caricatura de político que más daño hace es la del predicador santurrón. Es peligroso que un político hable como teniendo a Dios de su parte, o reclamando el monopolio de la sabiduría moral.

 46: sólo los que están siempre en la oposición mantienen unas posiciones ideológicas estereotipadas en términos de división izquierda-derecha. Blair dice que tiene una fuerte colección de convicciones, pero no ideología; y no son estereotipadas.

 57: su padre procedía de la clase obrera, y sin embargo se hizo conservador. Y le explicaba la razón: “los laboristas nos frenan, no quieren que triunfemos, no quieren que prosperemos”. 

 68: los planes de impuestos de los laboristas enviaban el mensaje de que seguirían castigando a quienes hubieran ascendido con éxito en la escala de la prosperidad.

 71: para Blair, el principio rector de un partido moderno de centro izquierda es que las personas prosperan en comunidades sólidas. El Estado podía y debía ser amigo del individuo, una fuente de seguridad en un mundo que cambia rápidamente. Pero el partido laborista (pensaba) había confundido el concepto de comunidad con la idea de un estado centralizado fuerte: un gran gobierno por sí mismo, olvidando al individuo, con una política de impuestos opresiva que apenas deja espacios de libertad.

 74: en 1993 Inglaterra estaba conmocionada por un trágico suceso: el cruel asesinato de un niño de 2 años por dos adolescentes. Hasta ese momento el mensaje laborista hubiera sido achacar la tragedia a la desigualdad, el desempleo y los recortes en el estado de bienestar. Blair afirmó que había que comprometerse en reducir la privación social en que prospera la delincuencia, pero también que los políticos debían perder el miedo a hablar de los valores y los principios en que creemos. Dijo que la sociedad había perdido la brújula ética, que la tolerancia había dado paso al abuso de la libertad, y que había llegado el momento de prescindir del relativismo moral y retomar la distinción fundamental entre lo bueno y lo malo. No podemos existir en el vacío moral. Y declaró que los socialistas serían severos con el delito y con las causas del delito.

 92: la política del estado de bienestar del New Labour sería buscar trabajo a las personas, no mantenerlas sin trabajar. ¿Qué más da que una empresa sea de propiedad pública o privada si se cumple el objetivo de una sociedad más cohesionada? Hay que acabar con los falsos dilemas de los viejos límites entre izquierda y derecha.

93: es absurdo ver la empresa y la justicia social como si estuvieran en oposición. Para redistribuir riqueza lo 1º es tener capacidad de crearla. Lo 1º que se debe plantear un partido es cómo crear riqueza.

134: distanciado de la vieja división ideológica entre izquierda y derecha.

139: el € nace en enero de 1999.

146: Irak: Blair concebía la nueva estrategia militar de GB como una fuerza a favor del bien en el mundo. Había un impulso moral en su decisión de entrar en guerra. Consideraba que GB no podía esperar a que estallaran las crisis, sino que debía actuar anticipadamente, en lo que luego se llamó intervención preventiva militar en el extranjero.

297: agosto 2003: disensión entre los diputaos laboristas por la legislación sobre hospitales-fundación y tasas a los estudiantes universitarios. En opinión de Blair, la oferta monolítica de servicios había sido una excusa para la mediocridad, y para una actitud hacia los servicios públicos que hacía prevalecer los intereses del productor sobre los intereses del ciudadano. Los detractores decían que igualdad requería uniformidad. Pero era absurdo argumentar que todos los hospitales, universidades y escuelas debían ser iguales en todos los aspectos.

300: aportar a la era del consumidor egoísta el valor de la solidaridad.


 JA, 19-3-2012

miércoles, 10 de marzo de 2010

Entender el mundo de hoy



Entender el mundo de hoy. Ricardo Yepes Storck
Ed Rialp (248 pags).

    La complejidad del mundo que vivimos exige un esfuerzo de reflexión que no muchos parecen animados a hacer. Es más cómodo dejarse llevar por la superficialidad imperante, pensar poco y tratar de vivir lo mejor posible sin complicarse mucho, como si la felicidad consistiera en ausencia de complicaciones. Este libro es para los que aspiran a algo más, para los que se preguntan por el sentido de su vida y no se conforman con respuestas vagas o mediocres.


    Ricardo Yepes fue una de las mejores cabezas de la filosofía y antropología españolas de finales del siglo XX. Joven profesor de universidad, fallecido en accidente de montaña, nos ha dejado una reducida pero valiosísima colección de publicaciones en las que logra hacer sencilla e inteligible la complejidad del mundo en que vivimos.


    Escrito en la amable forma de cartas a un inquieto estudiante, este libro es un profundo y ameno conjunto de reflexiones sobre el modo en que los hombres tratan de resolver los grandes problemas de la existencia y de la convivencia. El estilo, conciso y directo, es el propio de la sinceridad juvenil.


    A lo largo del texto desgrana lo mejor de los clásicos, que desde siempre se han hecho las mismas preguntas sobre la vida, la felicidad, el amor, la amistad, el bien, el mal, la política, la religión... Y va señalando los puntos de luz o de oscuridad de las ideologías dominantes.


    Ricardo Yepes apuesta por la capacidad autocrítica, la interiorización y el cultivo de la propia personalidad, como modo de superar una cultura dominante que tiende a anular el deseo de volar alto, de ideales nobles, que tienen todos los jóvenes, y perdura en lo más recóndito de cada persona hasta el final de sus días. Ahí radica la esperanza de la sociedad, en la novedad de cada persona, con una capacidad infinita de rebelión frente a culturas que le oprimen y tratan de reducirle a cosa : "lo que hay de inédito en el mundo lo aporta la persona, la única fuente de novedades auténticas" (p. 100).


    El libro constituye un esfuerzo logrado y asequible de consideración integral de las dimensiones humanas fundamentales, de la mano de los mejores autores de la historia.


    Una de las aportaciones de la obra es la larga relación de lecturas recomendables, que ciertamente constituyen un bagage intelectual y cultural de primer orden. 

    Bagage especialmente necesario para quienes se dedican a la comunicación y quieran hacerlo desde planteamientos plenamente humanos y bien pensados. Y muy útil también para cualquier profesor universitario que aspire a mejorar la coherencia de su discurso, en cualquier materia.

Jesús Acerete