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martes, 15 de enero de 2019

Valencia baila por África con Harambee


Harambee baila con África



Cuando un grupo de jóvenes entusiastas se reúne con un objetivo común, aquello resulta imparable. Si además cada uno de ellos es un buen profesional de lo suyo, y lo suyo tiene que ver con áreas tan sensibles como la música, la comunicación, la tecnología o la educación… no hay objetivo al frente que se resista.


Es lo que ha pasado con el Concierto Harambee&Rock, organizado en Valencia a favor de la ONG Harambee, que presta apoyo económico a proyectos de educación y sanidad en países del África Subsahariana.



A Javier le pareció que dar a conocer la dura realidad de la mujer africana, tan alejada de las posibilidades de recibir educación, bien merecía el esfuerzo de organizar un buen concierto. Música con causa, para sensibilizar a muchos jóvenes y fans de la buena música. Desde aquí podemos  ayudar a muchos africanos y africanas que trabajan de firme para construir un futuro mejor en sus países. Que no se diga que no encontraron en nosotros un apoyo solidario.



Javier es CEO de Oongaku,  una firma de eventos y música en directo.  Él diseñó el planazo: una tarde-noche de conciertos de rock, flamenco y Dj’s para pasarlo en grande y destinar todos los ingresos a un proyecto actual de Harambee: la Escuela Rural Ilomba, de Costa de Marfil, que proporciona capacitación profesional y atención sanitaria a mujeres sin recursos.


En cuanto Javier habló de Harambee con varios de sus amigos músicos, se ofrecieron a actuar desinteresadamente.  Formaron un fantástico grupo de pop-rock, Los Guacalitos, que alegraron la noche con esas canciones que sólo empezar a oírlas te pones a dar palmas y danzar. El percusionista es Álvaro, hermano de Javier- que imprimió un ritmazo genial. Y la solista, Sandra, estuvo admirable, con los temas más rumberos y divertidos.


Para el cierre se ofreció lo mejor de la música electrónica valenciana,  The Basement, que enseguida anunció el evento en su sitio web, con el corazón en la mano: 

Puede que no todos, pero en ocasiones –cegados probablemente por vivir en un paraíso como Valencia- nos olvidamos de lo duro que resulta vivir en ciertos lugares del globo. En theBasement somo profesionales del disfrute y los gozanales de fin de semana pero no queremos perder la oportunidad de ayudar siempre que se nos requiera o necesite”. 

Y la verdad es que cumplieron. Estuvieron geniales.


Por su parte Ignacio, catedrático de la Universidad Politécnica y colaborador habitual de Harambee, se puso en contacto con Nacho Baños, uno de los mejores expertos mundiales en  guitarras eléctricas, que además es un artistazo del rock y lidera la banda Tres hombres , con Manuel a la batería y Yago al bajo. Respondieron generosamente enseguida. Su intervención fue apoteósica, imprimiendo ritmazo a la noche desde el minuto cero.



En una de las pausas entre grupo y grupo, Patxo entrevistó  a Harounna Garba, apasionado colaborador de Harambee desde que lo conoció. Harounna contó su larga aventura para llegar en patera a España desde su país, Togo.



Garba dejó claro lo que necesita África: “No necesitamos comida. Necesitamos formación. Es lo que hace Harambee. Vosotros, que tenéis corazón, y queréis ayudar, no deis vuestra ayuda a cualquiera. Ayudad a Harambee, porque yo he visto lo que hace Harambee. Harambee da formación, que es lo que necesitamos. Harambee cuida a las personas."




"Si yo hubiera tenido Harambee no me habría tenido que jugar la vida viniendo hasta aquí. Tuve suerte porque llegué, y me encontré con gente de corazón, como la gente de Harambee y la gente de Xabec . Yo quiero para mi país Harambee. Por favor, vosotros, que también tenéis corazón y por eso estáis aquí, ayudad a Harambee, que es una obra buena, muy buena”.



El mensaje de Garba emocionó. “Al escuchar a Garba se me ha hecho un nudo en la garganta. Me ha costado arrancar…”, contaba Sandra, solista de los Guacalitos. Pero poco después cantaba rumbas como nunca.



En el equipo joven y entusiasta de HarambeeVLC también está Ignacio Gil, @nachter para sus conocidos de Instagram. Movió el evento en las redes, y varios miles de sus seguidores fliparon en directo. Patxo Grau le entrevistó en otra de las pausas. Una entrevista divertida, pero “con cosas dentro”, sobre la influencia y los influyentes y lo que de verdad vale la pena. Y además sorprendió a todos con un espectacular beatbox, arte que domina como pocos.



La hucha grande de la barra del bar se llenó de monedas para Ilomba.  Y las pulseras Harambee, auténticas joyas hechas con mimo y piedras africanas por el entusiasta equipo de Nina, estuvieron muy solicitadas, también por el vecindario que miraba la fiesta con envidia. También por un nutrido grupo de moteros nórdicos, "que casualmente pasaban por allí" y quisieron sumarse y brindar por el futuro de África. 


Una noche genial y un planazo, de los que no dejan el corazón vacío, sino bien lleno. Porque tiene sentido. Y por eso conviene repetirlo y que cunda el ejemplo.


              

Nunca se borrarán las huellas de las personas que caminaron juntas” dice uno de los lemas africanos de Harambee. Pues no te digo si,  además de caminar, bailaron…



                                          














miércoles, 5 de diciembre de 2018

HarambeeRock

                    

                                                
           
  


Harambee es una ONG internacional de comunicación y solidaridad con África. Todavía es pequeña, comparada con las grandes ONG, pero crece firme año tras año en su ambicioso plan para mejorar las condiciones de vida en el continente africano. 


Coopera directamente con proyectos impulsados y gestionados por africanos comprometidos por mejorar las condiciones de vida en su propia tierra.


Harambee ayuda a proyectos con los más desfavorecidos  (niños-exsoldado, niñas-madre, huérfanos del ébola...) y a los comprometidos con la promoción y el liderazgo de la mujer, especialmente en el área educativa y sanitaria, facilitando medios para su acceso al mundo laboral.




Desde su nacimiento en 2002, Harambee –que significa en swahili “todos juntos”- ha desarrollado más de 70 proyectos en 20 países del África subsahariana.


La infraestructura de Harambee es mínima, la indispensable para llevar a cabo su misión, con la que colaboran personas de todo el mundo de forma desinteresada.



Harambee contempla la realidad africana de modo  positivo y esperanzado. Se fija en tantas africanas y africanos que sólo necesitan un poco de nuestra ayuda para promover iniciativas sanitarias y educativas sostenibles, que permitan un desarrollo social accesible a los más desfavorecidos en sus propios países.


Para conseguir esa ayuda y comunicar esa nueva visión africana, los voluntarios de Harambee trabajan de mil modos, y organizan también eventos como HarambeeRock, que en esta ocasión contará con el buen hacer y espíritu solidario de Nacho Baños y su banda Tres Hombres,  de “Los Guacalitos”, y de los geniales D’js  TheBasement. Todos unidos para hacer posible HarambeeRock, al grito de  “vamos a disfrutar bailando con África y para África”.




El beneficio de HarambeeRock se destinará al Centro Rural Ilomba, en Costa de Marfil, que desde 1998 atiende a miles de personas en un área muy pobre del país.


El Dispensario Médico de Ilomba combate la malnutrición infantil y forma a las madres en higiene y salubridad, y la Escuela facilita formación profesional especializada a mujeres sin recursos.


“Nunca se borrarán las huellas de los que caminan juntos”, dice un sabio proverbio africano. Sí, todos Juntos por África mejoraremos el mundo.









                                                                       

                                                                                                                                                                     


lunes, 12 de marzo de 2018

Ebele Okoye, Premio Harambee, en Valencia



Harambee-Valencia ha acogido en el Día Internacional de la Mujer 2018 a la farmacéutica nigeriana Ebele Okoye. 


Ebele está al frente de diversos proyectos educativos para la mujer en Nsukka, Ibadán, Lagos y otros lugares de Nigeria. Forma parte del Consejo de Administración de la ONG Sociedad de Cooperación Educativa de la Junta de Mujeres  (http://womensboard.org.ng), y ha desarrollado entre otros el Programa AMAD.




AMAD busca el  Desarrollo y Liderazgo de la mujer en tres frentes:

-niñas que no pueden ir a la escuela -por falta de recursos o por tener que cuidar de sus hermanos mientras sus madres se ganan la vida- a las que se dota de elementos básicos necesarios para su desarrollo, como alfabetización e higiene;




-jóvenes adolescentes  que han quedado descolgadas del sistema educativo; mediante un sistema de atención muy personalizado se les  proporciona autoestima y se les capacita para que puedan encontrar un oficio;





-estudiantes universitarias, formándolas para que sean capaces de formar a otras mujeres y liderar la contribución de la mujer nigeriana al desarrollo nacional.






Desde 2008, gracias al Programa AMAD, han cursado Formación Profesional 230 chicas, han realizado el programa de liderazgo 270 universitarias, y estas a su vez han capacitado en habilidades empresariales y técnicas a más de 1.000 mujeres. El impacto de estas mujeres en sus respectivas comunidades es muy positivo: sólo en la región de Iroto han beneficiado a más de 4.000 mujeres y niños.




Podrían parecer cifras pequeñas, comparado con los 180 millones de habitantes del país. Pero siempre las grandes revoluciones, esas que están llamadas a consolidarse, se han producido gracias al trabajo constante y tenaz, a veces tan pequeño que pasa inadvertido, de personas con mirada magnánima y temple generoso y audaz. En Nigeria, y en muchos países del África Subsahariana, hay muchas buenas personas como Ebele deseosas de transformar sus países, que merecen nuestra ayuda.




El trabajo de Ebele, que ha venido a España a recibir el Premio Harambee a la Igualdad y Promoción de la Mujer Africana, ha suscitado el interés de los medios, como la emisora de radio COPE,  los diarios Las Provincias y La Vanguardia,  el digital esdiario , 20 minutos o las agencias de noticias Europa Press y AVAN, de la archidiócesis de Valencia








También la revista del Colegio Oficial de Farmacéuticos se ha hecho eco, manifestando el deseo de farmacéuticos para colaborar con proyectos sanitarios de Harambee.





En un encuentro informativo con periodistas celebrado en la Oficina de Comunicación del Opus Dei en Valencia, explicó que acude con otras mujeres universitarias a los poblados para ayudar a las mujeres,  animar a las niñas a que no dejen de acudir a la escuela y superen el miedo ante los múltiples problemas de seguridad a los que tienen que enfrentarse, desde grupos terroristas como el de Boko Haram a riesgos de secuestros, violaciones y robos.




Ebele y las mujeres que le acompañan enfrentan con naturalidad y valentía esos riesgos para llegar a las aldeas y poblados. Y además tienen que vencer muchas otras resistencias, como la oposición  de los maridos que con frecuencia, por celos o por concepciones ancestrales, prohíben a  sus mujeres e hijas beneficiarse de estos programas.




En el Encuentro Solidario con voluntarios y amigos de Harambee-Valencia celebrado en el Mirador de Comedias, Ebele cautivó con su sencillez y su sonrisa. Habló de su trabajo sin darse importancia, como lo más natural del mundo, cuando a la vista de todos quedaba patente que cada día pone en riesgo su seguridad personal y su futuro por llevar esperanza a mujeres que sin ella tendrían un horizonte vital cerrado.





Ebele Okoye es prototipo de esas mujeres africanas a las que Harambee desea ayudar. Africanas y africanos que aman su tierra y no se resignan a situaciones de miseria y corrupción, que promueven iniciativas prácticas (educativas, asistenciales y sanitarias)  para mejorar las condiciones de vida en su entorno y hacer de África un continente esperanzado. 















miércoles, 18 de octubre de 2017

Correr para vivir. La apasionante historia de Lopez Lomong


Correr para vivir
De los campos de exterminio de Sudan a las Olimpíadas
Joseph Lopez Lomong. Ed Palabra





Esta es una impresionante narración, contada por su protagonista, de la vida de Joseph Lopepe Lomong, hoy atleta profesional y corredor olímpico de los Estado Unidos.


Nacido en una pequeña aldea de Sudán en 1985, a los 6 años es arrancado de brazos de sus padres cuando asistía con ellos a misa. Unos camiones con sucios soldados rebeldes aparecieron de repente junto a la iglesia y a punta de fusil secuestraron a todos los niños. Se los llevaron lejos para convertirlos en niños soldado.


Encerrado durante meses en una abarrotada y asfixiante celda, en la que cada día moría alguno de sus pequeños compañeros de cautiverio, una noche logra escapar con la ayuda de otros tres niños poco mayores que él. Corrieron sin descanso durante tres días y tres noches, en una tremenda carrera que pensaban les devolvería a su aldea. "No llores, Lopepe -le decían sus compañeros- volverás a ver a tu madre." "Siempre he pensado que eran tres ángeles custodios que Dios me envió, porque Él tenía otros planes para mí". 


Cuando creían estar ya cerca de su aldea natal, les descubren unos militares. Pero extrañamente estos militares llevan ropas limpias, y no les pegan ni les gritan. Eran soldados keniatas. Su tremenda y veloz carrera les había llevado en dirección a Kenya, y habían cruzado sin darse cuenta  la frontera.


Los soldados les llevan al campo de refugiados  de Kakuma. Y allí, cuando ya están a salvo, desaparecen sus providenciales acompañantes: nunca más ha vuelto a saber de ellos.


Pasó diez largos años en el campo de Kakuma. Allí alimentaba su confianza en Dios, con el convencimiento de que Él dirigía sus pasos y le cuidaría. Ha visto en una vieja televisión al atleta Michael Jhonson, y sueña con llegar a ser como él, corredor olímpico. Acude asiduamente a la capilla del campo, y allí crece su confianza en Aquel que hace posibles todas las cosas, por increíbles e imposibles que parezcan. 


Y la Providencia actúa. En 2001 una organización cristiana de Estados Unidos consigue que 3.500 niños abandonados del campo de Kakuma fueran acogidos por otras tantas familias norteamericanas. Lopepe fue uno de los afortunados.


Arropado por el calor y entusiasmo de sus nuevos padres, logró la primera parte de su sueño: en 2006, mientras realizaba sus estudios en Hostelería, logra convertirse en atleta profesional. Pronto estaría en condiciones de cumplir la segunda y más importante parte: utilizar los dones que Dios le ha dado (simpatía, éxitos, popularidad) como plataforma para cambiar la vida de otros muchos niños abandonados como él, en Sudán y en tantos lugares del mundo. Compitió en las olimpiadas de Beijin en 2008, donde fue abanderado de Estados Unidos, y de Londres en 2012. 


                                 



Destaca en el relato el sentimiento religioso de Joseph, nombre de bautismo cristiano, del que se siente orgulloso porque le recuerda a los dos José más famosos: el del Antiguo Testamento, maltratado y abandonado por sus hermanos, pero que luego se convierte en su providencial salvador; y el del Nuevo Testamento, padre y esposo providente de María y Jesús. Siempre vio en ese nombre que le fue impuesto un sentido de la  misión que Dios le iba a encargar: dar a conocer las penurias de tantos niños que sufren y ayudar a solucionarlas.


Destaca también en Lomong el amor a su nueva patria, Estados Unidos. Es una de las virtudes de los norteamericanos, que les hace fuertes. Gentes de toda raza, origen y creencias se sienten identificados cuando se trata de amor a la patria que les acoge. El día siguiente al atentado de las Torres Gemelas, en el instituto de Lopepe pusieron una mesa que vendía camisetas con la leyenda "Unidos Podemos". Todo el mundo cogió una y la llevaba puesta, fueran cuales fueran sus ideas. 


Lopepe descubre que los norteamericanos no sólo aman su país, sino que además están tremendamente orgullosos de él. No es nacionalismo, que es un defecto en cuanto supone distanciamiento o desprecio a los demás. El amor a la patria es una virtud. No hay mal peor para una nación que el cainismo, el odio a lo propio, que lamentablemente inoculan algunos en países de noble tradición como España. Lopepe por primera vez se sintió americano ese día, empezó a considerarlo su hogar y su familia.


Otro rasgo del relato de Lopepe (veloz, en su lengua natal; en América se lo abreviaron por López) es el agradecimiento, el humilde sentimiento de no merecer tanto como se le daba. Durante muchos meses, al principio de su llegada a Estado Unidos, estuvo convencido de que todo era fruto de un error y que pronto le devolverían a África. "Esto es demasiado bonito para ser real". Cuando por fin se convenció de que no había error -en una estupenda conversación con su padre de acogida- pasó al convencimiento de que Dios le pedía compartir esa felicidad con muchos otros necesitados.


Agua potable, acceso a la educación -especialmente de las mujeres, que lo tienen más difícil-, acceso a semillas y maquinaria agrícola para mejorar la alimentación, medicinas y atención sanitaria para evitar la tremenda mortalidad infantil por enfermedades fácilmente curable si hubiera un mínimo de medios. Estas son las cuatro necesidades básicas de África, dice con acierto Lopez Lomong. Y esa es la finalidad de la fundación que puso en marcha y para la que trabaja.



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Se trata de un relato vivo, al que Mark Tabb ha sabido dotar de expresividad literaria, que despierta en el lector esos mismos  sentimientos de humanidad, solidaridad y confianza en la providencia que vemos en su protagonista. Gracias a Dios hay muchas buenas iniciativas en marcha, en las que podemos colaborar, como esta de Harambee, también en Sudán. Pero toda ayuda es poca para tanta necesidad.