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viernes, 4 de mayo de 2018

El intermediario

El intermediario
John Grisham. Ediciones B



Novela de intriga,  ambientada  en la ciudad italiana de Bolonia. Un abogado sin muchos escrúpulos ejerce de lobista ante el Congreso de los Estados Unidos, al servicio de grandes intereses comerciales. 

Pero se pasa de listo en una de sus operaciones, cuando cae en sus manos un sofisticado programa informático, diseñado por  jóvenes paquistaníes, que ha sido capaz de descubrir e interferir un poderoso y secreto sistema de satélites espía. 

Sus intentos de vender el programa simultáneamente a las principales potencias del mundo movilizan a los servicios secretos de todos los países involucrados, que emprenden la caza de los poseedores del programa. Comienzan los asesinatos. 

Entran en juego también los intereses cruzados de la CIA y el FBI, del ex-Presidente y del nuevo Presidente de los Estados Unidos. Nuestro  abogado emprende una huída que le llevará a Bolonia. Pero la escapada no ha hecho más que empezar...




Una trama bien llevada, que atrapa. Quizá le sobran algunas páginas. Despierta el afecto hacia el abogado, a pesar de que no parece arrepentirse de su ambición pasada. Y despierta también el deseo de conocer la ciudad de Bolonia, el santuario de Nuestra Señora de san Luca... y la rica gastronomía de la comarca. 


Entretenida, para desengrasar. 

martes, 16 de mayo de 2017

Deuda de sangre y la necesaria pregunta sobre Dios

Deuda de sangre. Michael Connely. Ed Taurus, 2001





        Terry McCaleb es un inspector retirado del FBI, famoso por haber resuelto casos de crímenes en serie. Acaban de ser sometido a una operación de transplante de corazón, y se dispone a disfrutar  plácidamente de su  retiro.  Vive en un pequeño yate,  amarrado en un puerto deportivo  cercano a Los Ángeles.


      Inesperadamente  se presenta en su barco la hermana de la donante del corazón , que murió asesinada. Desea que Terry busque al asesino. Comienza aquí una sorprendente intriga policíaca, bien trazada técnicamente en sus detalles, que mantiene la atención en todo momento, a pesar del número de páginas (446) del libro.



Aunque apenas tangencialmente, en algún momento se apunta que el protagonista está sumido en una duda de fe en la existencia de Dios, a la que le han llevado las injusticias y crímenes que ha presenciado en su dura vida como policía. Es el problema de la existencia del mal, que hace dudar a muchos.  El nuevo amor de Terry (la hermana de la donante asesinada, que a su modo sí tiene fe) hace despertar en Terry de nuevo la necesaria pregunta sobre Dios.


Pocos autores se atreven a hablar de la trascendencia, a pesar de que sea el tema humano más esencial: de dónde venimos, qué hacemos aquí, cuál es nuestro destino. Todos llevamos dentro esas preguntas. Algunos prefieren hacerse los desentendidos y vivir como si no existieran, pero la realidad es tozuda. Es de agradecer que, también en esto, Michael Connely sea sincero con el lector y no le oculte del todo la dimensión sobrenatural: así logra también una trama más auténtica.

domingo, 23 de febrero de 2014

El Dia de la Independencia. Richard Ford



El Día de la IndependenciaRichard FordEd Anagrama 






Mientras prepara la fiesta del 4 de julio, Día de la Independencia de los Estado Unidos de América, un agente inmobiliario rememora los hechos más trascendentales de su vida. Todo gira en torno a su situación de divorciado, las relaciones con su ex-mujer  y sus dos hijos, su compañera ocasional actual… los tristes restos del naufragio de su familia.


Vemos a lo largo de la novela la vaciedad de la vida de una persona que ha perdido el sentido del matrimonio, de la familia, de su papel como esposo y como padre. El autor retrata en el protagonista al norteamericano medio, y a buena parte de la sociedad norteamericana y occidental de nuestros días.


Los pequeños acontecimientos de los tres días en que transcurre la acción, relacionados en buena arte con su habitual trabajo de  venta de casas, dan pie para fotografiar el materialismo rastrero y banal, falto de ideales altos y nobles, que a menudo atenaza a la persona en una sociedad que ha perdido el sentido de la familia y se ha olvidado de Dios. 


Richard Ford escribe con maestría. Se aprende leyéndole. Con esta novela ganó entre otros el premio Pulitzer. Describe con acierto y realismo situaciones corrientes en la sociedad actual, en tantos aspectos deshumanizada. 


No apunta soluciones, pero deja al lector  con el convencimiento de que esa vida superficial, regida únicamente por la búsqueda de bienestar material y placer, sexo y relaciones sin compromiso de futuro, no es buena para el hombre. Algo falta, y lo peor sería darla por normal.


Y eso ya es algo: la lectura, quizá sin pretenderlo expresamente, invita a cambiar el rumbo cuando nos hemos dejado arrastrar por esas corrientes ideológicas nocivas por egocéntricas y disgregadoras. Anima, a mi juicio, a  orientar  la vida en una dirección más acorde con el ser humano, capaz de lealtad y compromiso en sus relaciones matrimoniales y familiares, y hecho para relacionarse con Dios. Por ahí discurre  su verdadera realización,  y con ella su felicidad.






sábado, 20 de julio de 2013

Desde la dimensión intermedia



                                                


Desde la dimensión intermedia. Mercedes Salisachs. Ed B 2003


    Un abogado y escritor  de éxito sufre un atentado de ETA. Mientras se debate entre la vida y la muerte, su vida pasa ante sus ojos. Y ve todo con una nueva perspectiva:  relaciones, familia, colegas, amistades reales o supuestas, enamoramientos frívolos…

    La luz que ya le empieza a prestar la cercanía de Dios arroja sobre su vida una nueva claridad. Poco a poco  se le muestran  las verdaderas motivaciones, los sentimientos ocultos, nunca sospechados por él, de las personas que ha tenido a su alrededor.

    Se percibe en el estilo de Salisachs una fina sensibilidad para captar los movimientos sicológicos, las reacciones interiores, no siempre afloradas pero que siempre dejan huella en la persona. El odio y el resentimiento proceden del egoísmo, y dejan un rastro de tristeza y soledad. En cambio, quienes tienen la fortaleza necesaria para devolver bien por mal y llegan a perdonar son personas serenas, que dan paz a su alrededor.  

    Hay un fondo cristiano siempre presente en los escritos de Salisachs: “Para que Dios nos perdone, hemos de olvidar y perdonar los errores ajenos. En el más allá descubriremos hasta qué punto hemos podido ser los causantes de errores ajenos: a menudo las desidias propias y los olvidos premeditados pueden provocar males graves a otros.

    Maneja una cariñosa ironía en sus descripciones.  Así, cuando pinta a ese tipo de persona que acostumbra a mantener una “cordial lejanía”: “procuraba ser amable y simpática sin dejar de mostrarse algo distante. Me impresionaba su forma de imponer lejanías cordiales…” O retrata el estilo profesional de algunos abogados: “Un abogado que quiera medrar ha de saber dominar los músculos de su cara, mostrar atención hacia el cliente, no desgana, y transmitir seguridad, firmeza, confianza.”

    Juzga las conductas con ternura y comprensión, pero llama a las cosas por su nombre, sin falsas compasiones.  Por ejemplo, no se corta al calificar a ciertos frecuentes  “enamoramientos”, poco consistentes, como “remedos de zancadillas, egolatría, fugacidad, ganas de ver en el otro lo que nosotros queremos ver; nos enamoramos de lo que nos atrae: en el fondo de nosotros mismos. No son amor. La belleza y la juventud son fortunas prestadas.”






sábado, 13 de abril de 2013

La caja negra




La caja negra. Un caso del inspector Harry Bosch

Michael Connelly. Ed RBA,  2012. 


Michael Connelly (Filadelfia, 1956) comenzó como periodista de sucesos en las calles de Los Ángeles. En su primera novela (El eco negro) introdujo la figura del inspector Harry Bosch, protagonista desde entonces de 18 de sus novelas negras. Esta es la última de ellas.

 

Novela de trama policíaca, viene descrita en su contraportada -con típica exageración, aunque no exenta de verdad- como de “escalofriante acción, magistral construcción de los personajes, endiablado ritmo narrativo.”

 

El inspector Bosch es un buen profesional, ya maduro. Y es íntegro, aunque odia las trabas procedimentales de los burócratas, que con demasiada frecuencia frenan su trabajo de investigación. En este caso se enfrenta al misterioso caso del asesinato de una reportera, abierto y no resuelto durante más de veinte años. Encuentra conexiones entre los disturbios en Los Ángeles, donde sucedió el asesinato, y la guerra de Irak.

 

Hay personas que tienden a justificar acciones criminales por el ambiente en que se han movido los protagonistas, como las situaciones de miedo o  angustia en que envuelve la guerra.   Pero para el inspector Bosch, una acción es tan criminal, despreciable o aberrante si se comete durante la guerra como si se lleva a cabo en un entorno pacífico. La guerra, piensa, no justifica el crimen, simplemente aflora la verdadera naturaleza de cada persona, buena o mala.  El inspector actúa en consecuencia, buscando a los culpables sin contemplaciones ni atenuantes.

 

Se lee con agrado y engancha. Tratándose de novela negra, hay que alabar el buen gusto de autores como Michael Connelly, que no caen en el gancho facilón y barriobajero del morbo sexual. Algunos autores españoles deberían tomar nota. Se pueden aludir a conductas miserables y mezquinas sin necesidad de convertir la narración en un cubo de miseria y mezquindad. Y se puede mostrar que hay bondad –la belleza del bien y de las conductas nobles, a contracorriente- aun en medio de lo más ruín. Se puede, porque así es la realidad.

 

Michael Connely, con más de 50 millones de ejemplares vendidos, demuestra que para tener éxito no es necesario el recurso a la zafiedad.