Deuda de sangre.
Michael Connely. Ed Taurus, 2001
Inesperadamente se presenta en su barco la hermana de la
donante del corazón , que murió asesinada. Desea que Terry busque al asesino. Comienza aquí una sorprendente intriga policíaca, bien
trazada técnicamente en sus detalles, que mantiene la atención en todo momento,
a pesar del número de páginas (446) del libro.
Aunque apenas tangencialmente, en
algún momento se apunta que el protagonista está sumido en una duda de fe en la
existencia de Dios, a la que le han llevado las injusticias y crímenes que ha
presenciado en su dura vida como policía. Es el problema de la existencia del mal, que hace dudar a muchos. El nuevo amor de Terry (la hermana de la donante asesinada, que
a su modo sí tiene fe) hace despertar en Terry de nuevo la necesaria pregunta sobre Dios.
Pocos autores se atreven a hablar de la trascendencia, a pesar de que sea
el tema humano más esencial: de dónde venimos, qué hacemos aquí, cuál es
nuestro destino. Todos llevamos dentro esas preguntas. Algunos prefieren
hacerse los desentendidos y vivir como si no existieran, pero la realidad es
tozuda. Es de agradecer que, también en esto, Michael Connely sea sincero con
el lector y no le oculte del todo la dimensión sobrenatural: así logra también una trama más auténtica.
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