Tsunami digital,
hijos surferos. Guía para padres que no quieren naufragar en la educación
digital.
Juan Martínez Otero.
Freshbook Family
La irrupción de internet ha generado un verdadero tsunami, que ha pillado desprevenidos a no pocos padres y educadores. No tanto por desconocimiento de la red (que también), sino sobre todo por ausencia de experiencias educativas ante un fenómeno novedoso.
En los últimos
años han aumentado las voces de alarma respecto al riesgo de internet, pero siguen
faltando pautas concretas para la educación. Quizá falten también educadores dispuestos
a ponerlos en práctica. Martínez Otero nos ofrece en este libro una buena guía para
manejarse con acierto y seguridad en la educación digital.
Los peligros que
acechan en Internet son bien conocidos. Su uso descontrolado produce dispersión
y pereza mental, falta de concentración, pérdida de tiempo, adicción a un mundo
irreal de distracciones, autismo inducido… Por no hablar del destrozo que causan
sus abundantes contenidos nocivos.
Martínez Otero
apuesta, no por un control férreo y extenuante, sino por lograr que los hijos se
acostumbren desde pequeños a ciertas pautas sanas de vida, de manera que aprendan
a prescindir “a gusto” de lo que no es apropiado.
Internet ofrece
un mundo irreal, en el que las cosas no cuestan esfuerzo. Pero la vida real las
cosas cuestan trabajo y dedicación, y es preciso fomentar la cultura del
esfuerzo desde pequeños. No se forja la personalidad a base de “likes” en Facebook.
No se convierte uno en persona culta por tener a mano internet: es preciso
retomar la ilusión de memorizar cosas y datos, porque sólo memorizando podremos
traer a la mente el recuerdo de las cosas esenciales…
Una manera
positiva de alejar los peligros es ayudar a saborear la belleza de la vida
real: cultivar aficiones, especialmente las que fomentan las relaciones
personales (excursiones, deporte, lectura, música…); retomar normas elementales
de cortesía que manifiestan respeto a los demás; dar prioridad a las
conversaciones cara a cara y no interrumpirlas por el móvil; fomentar las
tertulias familiares en las que todos participan y aprenden a expresarse y
escuchar; frenar el ansia de fotografiarlo todo, y en cambio disfrutar en vivo
de paisajes y situaciones…
Acostumbrarse a
prescindir de los cascos con frecuencia, aprovechar algunos desplazamientos para
saborear el silencio (lo que aumenta la capacidad de reflexión), acotar
momentos en que usar el móvil, nunca usarlo en la mesa, desconectar
notificaciones, no estar pendiente de los “likes”… El libro sugiere muchas ideas
que padres y educadores pueden convertir en normas para la vida diaria. Así se crean
hábitos que forjan la personalidad, la que todos necesitamos para surfear con elegancia en el tsunami
digital, sin ser engullidos por la ola.
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