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miércoles, 8 de marzo de 2017

Harambee: Salvad los valores africanos



No es fácil encontrarse con una profesora de filosofía política que hable con la precisión de conceptos y libertad de mente con que lo hace Antoinette KankindiNacida en Congo, lleva 15 años dando clases de Ética y Filosofía Política en la Strathmore University of Nairobi, en Kenya, y formando a mujeres para que lideren la promoción de la mujer en el ámbito rural y en los suburbios de las grandes ciudades. 

La profesora Kankindi sabe salirse del manido y vacío discurso que impera en las democracias liberales occidentales, y pone el dedo en la llaga de los verdaderos problemas de África. Problemas en buena parte generados y mantenidos por esas mismas democracias,  que hicieron estragos durante el colonialismo y ahora los siguen perpetrando quizá a mayor escala, imponiendo ideologías que se oponen frontalmente a valores sagrados de África.

Familia, solidaridad y hospitalidad –señala Kankindi- son tres  de los pilares del alma africana. A la familia en que nacemos se lo debemos todo: vida, cuidados, educación.  Sin  familia no somos nadie, nos despersonalizamos, nos convertimos en un número para la fría estadística  de los políticos. El modelo que ofrece Occidente está destrozando la familia en África (y en Occidente, claro).



El alma africana es solidaria. Cada pueblo es una familia de familias, y cada cual sabe que en la desgracia los demás le ayudarán sin necesidad de pedirlo. Esa solidaridad es el mejor seguro. Occidente exporta un modelo competitivo e insolidario, en el que cada cual pugna por lo suyo contra los demás.

África es hospitalaria. Las puertas de sus casas siempre han estado abiertas al forastero. A los huéspedes se les ofrece  lo mejor. Occidente exporta un individualismo desconfiado, que cierra puertas. En Occidente ya no vemos otra cosa en el visitante que negocio: turismo.

Antoinette Kankindi lucha por preservar y potenciar esos valores, de los que Europa debería aprender. “¿Puede un europeo aprender algo de África?”, le pregunta un doctorando en la Universidad Católica de Valencia.   “Un europeo piensa que no tiene nada que aprender de África. Pero un europeo humanista, sí. Puede aprender por ejemplo la inutilidad del consumismo”, es la sabia respuesta de Kankindi.



"Una mujer que vive en el campo en África no necesita que le envíen zapatos para sus hijos. Lo que necesita es que le enseñen que con sus habilidades puede emprender un pequeño negocio, y con él pagará el sustento y el colegio de toda la familia". Esa formación para el emprendimiento  permite desarrollar una economía más sostenible, por que las familias permanecen en su habitat natural, y así cuidan la naturaleza. Y se evitan la tragedia de la emigración hacia las grandes ciudades, cuyos suburbios son bolsas de miseria, llenas de peligros sobre todo para la mujer.  

Con los escasos recursos de que dispone, la profesora Kankindi ha desarrollado con éxito su iniciativa  African Women Leadership, y ahora la desea ampliar para que más mujeres africanas se beneficien. Por eso ha recibido el Premio Harambee 2017 a la Igualdad y Promoción de la Mujer Africana: cien mujeres como ella cambiarían el mundo.





lunes, 9 de enero de 2017

Cómo defender la fe sin levantar la voz

Cómo defender la fe sin levantar la voz
Austen Ivereigh y Yago de la Cierva
Ed. Palabra







En el año 2010 el Papa  Benedicto XVI viajó al Reino Unido, un país en el que la percepción pública de la Iglesia católica ha sido negativa durante siglos. Un pequeño grupo de católicos de a pié –estudiantes y jóvenes profesionales, “con trabajo, hijos e hipotecas que atender”- vieron en la visita del Papa una  oportunidad: podrían ofrecerse a  los medios de comunicación para contar la realidad que ellos vivían en la Iglesia, muy distinta de la percepción negativa reinante en su país. Y se prepararon a conciencia. 



Así nació Catholic Voices, que desde entonces realiza  una importante labor de comunicación en el Reino Unido. Su presencia es solicitada por los medios en los debates que afectan a la vida de la Iglesia. Su ejemplo ha cundido en otros países.




Este libro recoge parte del trabajo de Catholic Voices. Son “respuestas civilizadas a preguntas desafiantes” que están en la calle.   Respuestas  razonadas, apoyadas en datos y fruto de horas de trabajo serio,  para presentar el mensaje cristiano  ante una  ideología  que pretende que creamos que no tiene relevancia lo que la Iglesia diga. 



Yago de la Cierva, de la mano de Austen Ivereigh –uno de los promotores de Catholic Voices en Inglaterra, y autor de El gran reformador, una gran biografía del papa Francisco- ha adaptado el contenido del libro a cuestiones que afectan especialmente a España.




Un cristiano corriente ha de ser capaz de dialogar con seguridad y confianza sobre las buenas razones y datos que avalan la postura de la Iglesia cuando habla de población y desarrollo, de la defensa del no nacido o de la cultura del descarte. La ideología dominante no es una amenaza, sino una oportunidad que reclama creatividad, estudio y diálogo, para saber mostrar las buenas razones y datos que apoyan la fe de la Iglesia.








No busques un escondrijo, prepárate” es el lema de Catholic Voices. Prepararse significa documentarse, formarse, estudiar, analizar, escuchar a quienes defienden posturas contrarias, buscar la verdad que hay en toda acusación, y desde el diálogo amable caminar junto a los oponentes, siempre de modo respetuoso hacia las personas, aunque no compartan las ideas. 



Esa es precisamente la gran aportación de este libro. Enseña a caminar juntos y amigablemente en busca de la realidad, porque la realidad nos llevará a la verdad. Con hechos reales, los prejuicios caen.




¿Tiene derecho la Iglesia a pronunciarse en política? ¿De verdad defiende la  igualdad y libertad? ¿Es partidaria de la promoción de la mujer? ¿Por qué no apoya las políticas sobre población que promueven los países ricos?  ¿Por qué se opone a ciertas leyes en materia matrimonial, familiar o educativa? ¿Por qué rechaza la cultura del descarte




Las objeciones de los acusadores son analizadas con objetividad, se busca la parte de verdad que contienen para reconocerla,  se pone en evidencia lo que no es cierto, se explican las razones y datos que faltan en la acusación, y desde ahí se buscan nuevos enfoques y puentes de entendimiento hacia la realidad, buscando tratar cada cuestión con la objetividad necesaria. Al final de cada capítulo se aporta un resumen de ideas, datos y nuevos enfoques que es necesario resaltar para facilitar el entendimiento, evitar tergiversaciones y desinflar mitos.


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Sobre la mujer en la Iglesia, muestra la evidencia de que la dinámica que está detrás de la emancipación de la mujer viene del cristianismo. Hay más mujeres con funciones de liderazgo dentro de la Iglesia que en otras instituciones comparables. Por ejemplo, la escasa proporción de mujeres en el Vaticano (aunque es una proporción que supera la de las multinacionales, por ejemplo) es similar a la de varones laicos. El problema  es el exceso de clérigos en cargos que podrían desempeñar laicos (mujeres o varones).  Interesante la fuerza con que surge un nuevo feminismo, que busca emancipar a la mujer salvaguardando su identidad diferenciada.




Respecto al matrimonio, resalta que la Iglesia no rechaza a los homosexuales. Defiende que el Estado debería promover el matrimonio conyugal por el bien de la sociedad y especialmente de los niños. Es reseñable que algunas “leyes de matrimonio homosexual” convierten  en susceptible de ser acusado de discriminación a quien no esté de acuerdo con esa ideología, que se presenta como una nueva religión a la que todos deban someterse, algo impropio de una  democracia.


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En educación, hay una idea básica: los colegios son prolongación de la familia, no del Estado. La educación es formación de hábitos y virtudes, y por eso la dimensión religiosa no puede excluirse. Frente a afirmaciones en contra, los datos evidencian que  las escuelas católicas son las más diversas social y étnicamente, y no sólo forman el caracter sino también superan la media en las demás áreas, hasta deportivas. 



El secreto de esa eficacia social es su identidad, y para asegurarla necesitan autonomía para elegir a sus directivos, docentes y alumnos. Esa autonomía es parte de la libertad religiosa reconocida por la Constitución. El Estado debe garantizar el derecho de los alumnos (o de sus padres si son menores) a la enseñanza de religión en la escuela púbica.


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En política, la Iglesia católica tiene el derecho natural de pronunciarse. Nadie como la Iglesia defiende la distinción entre política y fe, y el diálogo entre ambas para que no se aíslen y contribuyan a la mejora de la persona en su totalidad. En el cimiento de la libertad social y de nuestra civilización está la doctrina social de la Iglesia, que es su única agenda política.



Sobre población, SIDA, ecología y desarrollo, multitud de datos avalan que nadie como la Iglesia está tan cerca de los pobres y puede hablar con tanta autoridad en su nombre. Los mejores expertos en SIDA han confirmado que el comportamiento sexual responsables que promueve la Iglesia es el más idóneo para la prevención


Los países pobres no necesitan frenar la natalidad, que es a lo que preferentemente destinan sus ayudas los países ricos. Su verdadera necesidad  es que se promueva un comercio internacional justo. Las familias numerosas no son la causa de la pobreza: la causa es que se anteponga el dinero y el beneficio a las personas.


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Sobre los abusos sexuales, la Iglesia ha reconocido que sólo un caso sería ya una situación abominable, y ha pedido perdón. Pero hay que contar toda la verdad: la mayor parte de las acusaciones proceden de hechos sucedidos hace 30 o 40 años. Las escuelas católica no actuaron entonces ante denuncias, pero tampoco lo hacían otras instituciones similares, en las que proporcionalmente abundaron más los abusos. 


Ha habido un despertar moral en la sociedad ante el abuso sexual a menores, y un cambio radical en los protocolos de actuación que sitúa a la Iglesia católica en la vanguardia de la prevención, frente a otros grupos o instituciones. Se constata cómo el sacerdocio católico no es refugio para quienes cometen abusos, ni hay vínculo causal con el celibato. Y todo evidencia que hoy la Iglesia es un ambiente seguro para la juventud.


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La igualdad es un principio cristiano: la Iglesia defiende que todas las personas tienen el mismo valor y dignidad, porque todos somos hijos de Dios. La Iglesia acoge a todos, rechaza cualquier discriminación. Pero está en contra de la forma en que tratan de aplicarse ciertas leyes de igualdad, porque afectan negativamente a otros derechos y libertades. Reclama la libertad de asociarse y de manifestar públicamente las propias convicciones, que deben estar protegidas por la ley. 



La ideología de género es una ideología, no está basada en la ciencia, y privilegia a colectivos LGTB por delante de otros colectivos que también están en riesgo de exclusión. Ciertas leyes de género vulneran derechos fundamentales como el de libertad de expresión, la libertad de los padres de elegir la educación de sus hijos, la libertad de creación de centros educativos, o la patria potestad de los padres.




Sobre la sexualidad, la Iglesia siempre ha visto en el sexo una bendición de Dios, una llamada al  amor en un contexto de compromiso y estabilidad, y su fin es estar abierto a la vida. Es una forma de entrega que protege el amor verdadero. La Iglesia no llama a nadie desordenado, sino a los actos que no expresan el amor conyugal abierto a la vida. Hay muchas formas de dar y recibir amor que no son sexuales o conyugales, como el amor de amistad.


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Interesante también todo el capítulo destinado a la cultura del descarte. Hay un despertar moral ante la belleza de la vida del no nacido, y la Iglesia habla en nombre de los que no tienen voz. Nadie como la Iglesia ofrece soluciones a mujeres asustadas ante el embarazo. El valor de la vida humana no está determinado por el tamaño, ni por la fortaleza física o síquica.



El suicidio asistido convierte en más vulnerables a los vulnerables y a los discapacitados. Debilita el progreso médico en el tratamiento  de enfermos crónicos y terminales, y frena el  avance en cuidados paliativos, como se ha comprobado en países donde se ha aprobado. Lo que la Iglesia defiende es la necesidad de ayudar a darse cuenta de su valor a quien se considera una carga, y a que viva dignamente el tiempo que le quede.



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Lo arriba expuesto es un brevísimo apunte del contenido del libro. Junto a la claridad de la exposición y el esfuerzo de precisión terminológica –pues la manipulación de términos ha sido tantas veces fuente de sofismas y argumentos falaces contra la Iglesia- es especialmente de agradecer el tono positivo, que busca sinceramente la comprensión y el entendimiento con el oponente, sin caer en frentismos ni victimismos. 




jueves, 23 de junio de 2016

El testamento de la abuela del papa Francisco




El fantástico libro El gran reformador, de Austen Ivereigh, sobre la vida de Jorge Bergoglio, tiene entre sus muchas cualidades la de ofrecer un contexto claro de cuanto ha influido en la trayectoria vital del futuro Papa Francisco. Ambiente familiar, estudios, las complejas corrientes ideológicas y culturales del momento, crisis políticas... Y desde luego, la acción del Espíritu Santo, que actúa tantas veces a través de personas que nos pone cerca.

Avanzando en la lectura del libro, se descubre a uno de esos personajes claves de la vida del Papa Francisco: su abuela Rosa. Era una mujer santa, ha dicho de ella Bergoglio. "En mi breviario tengo su testamento y lo leo a menudo: para mí es como una oración." 

Lean este fragmento de su testamento, y verán por qué: 

"Que mis nietos, a quienes he dado lo mejor de mí misma, tengan una vida larga y feliz. Pero si un día el dolor, la enfermedad o la pérdida de una persona querida debieran llenarlos de aflicción, que no olviden nunca que un suspiro hacia el Tabernáculo, donde está guardado el más grande y más venerable de los mártires, y una mirada hacia María al pie de la cruz pueden hacer caer una gota de bálsamo sobre las heridas más profundas y más dolorosas."

¡Qué gran papel tienen reservado los abuelos! Sin saberlo, con su ejemplo y dando lo mejor de ellos mismos (también su oración, y su sonrisa, y sus consejos) están ayudando a forjar a los líderes que el mundo precisa. Más que líderes: hombres de Dios, que con su vida facilitan la acción al Señor de la historia



jueves, 14 de agosto de 2014

Donde el corazón te lleve



Donde el corazón te lleve. Susana Tamaro. Ed Seix Barral




Con la sencillez y estilo poético que le caracterizan, Susana Tamaro (Trieste, 1957) aborda en esta novela la dificultad de comunicación entre personas cercanas, que tantas veces está en el origen de muchas incomprensiones y problemas familiares.


En los últimos días de su vida, presintiendo su muerte, una anciana escribe una larga carta a su nieta. “Los muertos pesan por todo lo que entre ellos y nosotros no ha sido dicho, más que por su ausencia”. Lo que no supimos decir nos dolerá eternamente. La abuela ha decidido abrir su alma a la nieta, sincerarse de sentimientos y heridas jamás confesados. Y contarlos tiene un efecto liberador.


El amor propio  nos encierra muchas veces en el mutismo y en la falta de comprensión hacia quienes no aceptan nuestros puntos de vista.  Olvidamos con frecuencia  que somos seres relacionales, que necesitamos a los demás y ellos nos necesitan, y que  conversar - y sobre todo escuchar e intentar comprender- es una de las cosas más valiosas que podemos regalar a los seres queridos.


Sin estridencias negativas, el relato deja ver al trasluz la falta de fe cristiana de los personajes. Falta de fe que se percibe, a mi juicio, en cierto fondo de tristeza y amargura,  pero suavizada por un sutil sentimiento de añoranza, como de quien comprende que cuanto sucede debe tener un sentido que se le escapa. Una añoranza que mira con sana envidia a quienes creen en Dios y tienen una visión cristiana del mundo. “En la lengua hebraica no existe la palabra azar –escribe la abuela-  y usan ese vocablo árabe (azar), porque donde hay Dios, no hay sitio para el azar”. 


Pero hay un problema que no sabe resolver: la presencia del mal. Se rebela ante el horror y la injusticia. ¿Cómo los permite Dios, si es un Padre providente? Es el viejo problema de la libertad: Dios nos ha hecho libres para que tengamos el mérito de escoger libremente el bien, pudiendo escoger el mal. Pero escogimos el mal, y con ese pecado en el origen del hombre se introdujo el desorden en el mundo. Un desorden que hacemos mayor cada vez que  obramos mal, y que frenamos y podemos contrarrestar con nuestras acciones buenas. 


La novela es conmovedora y se lee con agrado. Invita a mejorar la calidad de la relación con los seres queridos, a reflexionar sobre los motivos de nuestros silencios. Un buen propósito, en esta sociedad de la comunicación hiperconectada, que está generando tantos casos  de mutismo y aislamiento en individuos que no saben abrir su mundo interior. Y que por no expresarlo, acaban empobreciendo la calidad de sus sentimientos.

Tamaro describe con fina intuición la decisiva necesidad del amor, y su capacidad de transformar la vida de las personas. El amor abre las ventanas entre el alma y el cuerpo: "Cuando están abiertas, el cuerpo da al alma una gran luz, e igualmente el alma al cuerpo, con un sistema de espejos que se iluminan entre sí. En breve se forma a tu alrededor una especia de halo dorado y cálido, y ese halo atrae a los hombres como la miel atrae a los osos."

Mientras no estás enamorada, nadie te presta atención, escribe Tamaro. Pero ahora todos te pronuncian dulces palabras, te galantean, porque tu cuerpo se ha iluminado por el amor. Y esa luz irradia, es pegadiza en quienes la perciben, y es capaz de cambiar las vidas de quienes tenemos cerca. 

domingo, 23 de febrero de 2014

El Dia de la Independencia. Richard Ford



El Día de la IndependenciaRichard FordEd Anagrama 






Mientras prepara la fiesta del 4 de julio, Día de la Independencia de los Estado Unidos de América, un agente inmobiliario rememora los hechos más trascendentales de su vida. Todo gira en torno a su situación de divorciado, las relaciones con su ex-mujer  y sus dos hijos, su compañera ocasional actual… los tristes restos del naufragio de su familia.


Vemos a lo largo de la novela la vaciedad de la vida de una persona que ha perdido el sentido del matrimonio, de la familia, de su papel como esposo y como padre. El autor retrata en el protagonista al norteamericano medio, y a buena parte de la sociedad norteamericana y occidental de nuestros días.


Los pequeños acontecimientos de los tres días en que transcurre la acción, relacionados en buena arte con su habitual trabajo de  venta de casas, dan pie para fotografiar el materialismo rastrero y banal, falto de ideales altos y nobles, que a menudo atenaza a la persona en una sociedad que ha perdido el sentido de la familia y se ha olvidado de Dios. 


Richard Ford escribe con maestría. Se aprende leyéndole. Con esta novela ganó entre otros el premio Pulitzer. Describe con acierto y realismo situaciones corrientes en la sociedad actual, en tantos aspectos deshumanizada. 


No apunta soluciones, pero deja al lector  con el convencimiento de que esa vida superficial, regida únicamente por la búsqueda de bienestar material y placer, sexo y relaciones sin compromiso de futuro, no es buena para el hombre. Algo falta, y lo peor sería darla por normal.


Y eso ya es algo: la lectura, quizá sin pretenderlo expresamente, invita a cambiar el rumbo cuando nos hemos dejado arrastrar por esas corrientes ideológicas nocivas por egocéntricas y disgregadoras. Anima, a mi juicio, a  orientar  la vida en una dirección más acorde con el ser humano, capaz de lealtad y compromiso en sus relaciones matrimoniales y familiares, y hecho para relacionarse con Dios. Por ahí discurre  su verdadera realización,  y con ella su felicidad.






viernes, 24 de mayo de 2013

Humor en familia


Necesitamos sonreir con frecuencia, incluso por motivos de salud. Hacer reir es una de las mejores muestras de solidaridad y amistad. Reir es mejorar la salud propia y ajena. Ya escribí aquí algo al respecto.

Reirse, y sobre todo saber reirse de uno mismo. No ser estirados.

Por eso recomiendo este blog, que me ha pasado mi amigo Jhony Yarza.  Es un blog de consulta para los momentos bajos.

Mirad por ejemplo el post de Salvad al soldado Ryan... Ahí aparece gente sin complejos, que se ríe de sí misma si con eso hace felices a los demás.








http://humorenfamilia.blogspot.com.es/

martes, 28 de agosto de 2012

La Comedia Humana, una obra maestra



La comedia humana. William Saroyan


Ithaca, California, 1942. Los Macauley (viuda y cuatro hermanos: Marcus, que acaba de salir para la guerra con apenas 18 años; Bess, Homer –protagonista, que con 14 años tiene que trabajar repartiendo telegramas para sostener a la familia- y el simpático Ulyses, de apenas 4 años, que está descubriendo el mundo) son una familia llena de nobleza y valores, cuyo padre trabajó abnegadamente por hacerla feliz dentro de su pobreza.

Lo absurdo de la guerra queda magistralmente reflejado en esta novela que se lee de un tirón, con el alma conmovida.

Es antológica la escena del tren repleto de soldados que parten a la guerra. Marcus habla con orgullo de su padre, ya fallecido, y del resto de su familia a su nuevo amigo Tobey, criado en un orfanato. Marcus dice a Tobey que desde ese momento su familia será la suya.

Y los verdaderos sentimientos de los soldados afloran cuando todos se unen a la canción: 
Leaning on the Everlasting Arms:

What a fellowship, what a joy divine,
Leaning on the everlasting arms; 
What a blessedness, what a peace in mine, 
Leaning on the everlasting arms. 
Leaning, leaning, safe and secure from all alarms; 
Leaning, leaning, leaning on the everlasting arms.

 La buena gente no muere nunca, dice a Marcus el jefe de la oficina de telégrafos: el cuerpo se va, pero de alguna manera permanecen siempre entre nosotros, como ha permanecido su buen padre. Los encontramos cada día en cualquier sitio donde estemos. Marcus es un buen hombre, y por eso no puede morir.

Acabada la guerra, la familia Macauley acoge con serena entereza, llena de humanidad, a Tobey, el amigo de Marcus.