martes, 12 de septiembre de 2017

El camino de la guerra. Alemania bajo Hitler

   El camino de la guerra. David Irving





         Intenso y pormenorizado relato sobre los pasos que dio Hitler desde que alcanzó el poder en Alemania (en unas elecciones democráticas) hasta que se desencadenó la segunda guerra mundial.

         Publicado en 1990, Irving tuvo acceso a abundante documentación, con frecuencia inédita, para reconstruir cómo era la Alemania que gobernó Hitler.  El libro aporta rigor, se aleja de lugares comunes, y da luz a los orígenes de los terribles hechos acontecidos en Alemania y en buena parte de Europa, que llevaron al mundo al borde del exterminio.

         Hitler aparece no como un loco, como con frecuencia se le ha juzgado por los propios alemanes como autojustificación. Irving lo ve como un líder con dotes oratorias y de persuasión fuera de lo común, y con enorme capacidad de gobierno y estrategia militar y política. Estaba poseído por unas ideas que despreciaban el cristianismo. Para Hitler el amor a la patria alemana estaba por encima de cualquier otro sentimiento moral.

         El libro ayuda a conocer el funcionamiento de la alta política en aquellos años cruciales. Documenta con precisión y al minuto encuentros de Estado, conversaciones diplomáticas, gestiones secretas de los diversos gobiernos, mensajes cruzados, declaraciones públicas…

         Espanta la facilidad con que algunos  políticos son capaces de exponer a una nación entera a la guerra, confiados en que la guerra no llegará porque nadie la quiere y nadie se atreverá a tomar decisiones de fuerza.

         Da miedo comprobar la facilidad con que se pueden repetir esos pasos hacia el abismo, en una espiral de reclamación de derechos (económicos, culturales, lingüísticos, de esferas de influencia…) El amor a lo propio se corroe cuando para crecer se ve necesitado del odio a otros. 

         Es el peligro de ciertas formas de nacionalismo, que siempre nacen con apariencia benévola y dulce (amor al terruño) pero pronto se transforman en cizaña disgregadora, porque dividen y enfrentan.

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