Guerra y paz. León Tolstoi
En su magnífico estudio
sobre la historia de la literatura universal Breve historia del leer, Charles
Van Doren resalta esta obra de Tolstoi como una de las mejores novelas jamás
escritas. Recrea con precisión la vida en el imperio ruso durante la primera
mitad del siglo XIX, con las guerras napoleónicas y la invasión francesa como
telón de fondo. A su juicio, en ningún otro relato se han narrado mejor
episodios decisivos del momento, como las batallas de Austerlitz (2 de
diciembre de 1805) o Borodino (7 de septiembre de 1812).
La calidad de Tolstoi se
refleja tanto en su capacidad de reconstruir y contar historias como en el
retrato humano y psicológico de sus personajes. Es una novela que aporta datos
históricos relevantes, pero también hace
pensar sobre los grandes temas que deberían ocupar más nuestra mente: el bien y el mal, la belleza o fealdad de los caracteres, la redención
y el perdón...
Van Doren recomienda leer
esta magna obra de un tirón, y concuerdo con él: sería lo deseable, porque
además el relato atrapa. Pero… feliz quien pueda disponer así de su tiempo : “bastan 50 horas de lectura…” Cuando la
lectura se espacia durante semanas o meses el efecto es casi igual de fantástico.
Apunta también un sabio
consejo: no hay que preocuparse si uno no recuerda quién es quién a medida que
se va adentrando en la lectura, entre el fárrago de nombres propios no siempre
pronunciables. Hay que tener paciencia y esperar a que la trama discurra.
Cuando la lectura ya ha avanzado, los personajes principales se nos van haciendo
cercanos y claramente distinguibles. Pasado no mucho tiempo Pierre Bejuzov y
Nathasa Rostova son uno más en la familia del lector.
Sucede –señala Van Doren-
como en la vida misma: nos cruzamos con personas que aparecen fugazmente, y desaparecen de nuestro
recuerdo; otras en cambio acaban siendo piezas centrales en el gran relato de
nuestra vida, y su nombre permanece imborrable.
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