Aquí dejo para el recuerdo una crónica de las jornadas inolvidables que miles de personas de todo el mundo, y muchos valencianos, vivimos cerca de Madrid, en Valdebebas, con motivo de la beatificación de Álvaro del Portillo, los días 27 y 28 de septiembre. Está basada en el estupendo reportaje que María José Fraile publicó en el semanario Paraula sobre el evento.
Papa Francisco: “El beato Álvaro amó y sirvió a la
Iglesia con un corazón despojado de interés mundano”
El 27 de
septiembre ha sido beatificado en Madrid
Álvaro del Portillo, obispo,
primer sucesor de san Josemaría al frente del Opus Dei y uno de los
protagonistas del Concilio Vaticano II,
en una ceremonia multitudinaria presidida por el delegado del Papa Francisco,
el cardenal Angelo Amato, acompañado
del cardenal Antonio María Rouco,
arzobispo emérito de Madrid y del obispo prelado del Opus Dei, Javier Echevarría.
Junto a más de 200.000 fieles de más de 80 países, a la ceremonia
asistieron miles de valencianos. En los momentos previos a la Santa Misa intervino Marisa López, joven ingeniero de
Caminos valenciana, que junto a un universitario de Camerún presentó diversos
testimonios audiovisuales sobre el impacto del ejemplo de vida cristiana de
Álvaro en personas de todo el mundo. “Ha sido como un sueño. Me considero una
privilegiada por haber podido estar aquí, y enormemente agradecida a don
Álvaro: la Iglesia nos lo propone como ejemplo de que en el cumplimiento cabal
de las obligaciones de cada día podemos y debemos ser santos. Esa idea me ha
hecho descubrir el sentido de muchas cosas por las que he pasado y que ahora
veo de otra manera: es como si don Álvaro me estuviera diciendo: todo viene de
la mano de Dios.” Marisa tiene una simpática y conmovedora historia de conversión de su novio, Jordi.
Marisa López, valenciana
ingeniero de Caminos como don Álvaro, introdujo la ceremonia
El mensaje del Papa Francisco abrió la ceremonia
La ceremonia
comenzó con la lectura por parte del vicario general del Opus Dei, Fernando Ocáriz, del mensaje enviado por el Papa Francisco. El Santo
Padre destacó que “el beato Álvaro
del Portillo nos enseña que la sencillez y la vida ordinaria son camino seguro
de santidad” y recordó que “recorrió muchos países fomentando proyectos de
evangelización, sin reparar en dificultades, movido por su amor a Dios y a los
hermanos. Quien está muy metido en Dios sabe estar muy cerca de los hombres”
(mensaje completo en: www.alvarodelportillo.org )
Tras la
fórmula solemne de beatificación pronunciada por el Cardenal Amato, fue
descubierta la imagen del nuevo beato cuya fiesta se celebrará el 12 de mayo en
las diócesis que la Santa Sede determine.
Otro momento
importante fue el traslado al altar de las reliquias de Álvaro del Portillo, portadas por la familia Ureta Wilson, cuyo hijo José
Ignacio fue curado milagrosamente por intercesión del nuevo beato.
Una participación multitudinaria e internacional
La
universalidad de la figura del nuevo beato ha quedado de manifiesto por la
presencia de miles de fieles de más de ochenta países. En la ceremonia han
concelebrado 17 cardenales y 170 obispos de todo el mundo, entre ellos los arzobispos
entrante y saliente de Valencia, Antonio
Cañizares y Carlos Osoro.
Entre las
primeras filas se encontraban más de 200 personas con algún tipo de
discapacidad y representantes de las numerosas iniciativas sociales promovidas
por el nuevo beato, especialmente en África y Latinoamérica.
Una fiesta de la Iglesia
universal
1.600
autobuses y un servicio de bus lanzadera desde las estaciones del Metro
condujeron, desde primera hora de la mañana, a más de 200.000 personas que
llenaron 185.000 metros cuadrados de Valdebebas. Allí pudieron esperar la
ceremonia viendo una programación audiovisual en las 26 pantallas gigantes
habilitadas y preparándose espiritualmente rezando en las 13 capillas
instaladas o recibiendo el sacramento del perdón en alguno de los 80
confesonarios repartidos por el recinto.
La homilía
destacó su fidelidad al Evangelio, a la Iglesia y al Papa
En su homilía, el cardenal Amato realizó un perfil de algunas virtudes que el nuevo beato
“vivió de modo heroico”, como su “fidelidad al Evangelio, a la Iglesia y al
Magisterio del Papa”. Álvaro del Portillo –explicó el cardenal- “huía de
todo personalismo, porque transmitía la verdad del Evangelio, no sus propias
opiniones”. Entre otras cosas, “destacaba por la prudencia y rectitud al
valorar los sucesos y las personas; la justicia para respetar el honor y la libertad
de los demás”.
Según el
cardenal Amato, “el beato Álvaro del
Portillo, nos invita hoy a vivir una santidad amable, misericordiosa,
afable, mansa y humilde. Los santos nos invitan a introducir en el seno de la
Iglesia y de la sociedad el aire puro de la gracia de Dios, que renueva la faz
de la tierra”.
La numerosa
participación de los fieles se caracterizó por la piedad y la alegría de los
cantos acompañando al coro de 200 voces de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, que actuó reforzado
por el coro de la parroquia de san
Josemaría de Valencia. Para distribuir la comunión, 1200 sacerdotes se
repartieron por todo el recinto.
Mons. Echevarría: una súplica especial
por quienes sufren la persecución a causa de la fe
Al finalizar la celebración, Mons. Javier
Echevarría, prelado del Opus Dei, dirigió unas palabras de agradecimiento a
Dios, a la Iglesia y al Papa Francisco, al Papa emérito Benedicto XVI, a los cardenales
Amato y Rouco, y a la Archidiócesis de Madrid, así como al coro, a los
voluntarios y a los medios de comunicación, que han hecho posible que la
ceremonia se haya seguido en televisiones de todo el mundo.
El prelado añadió: “La elevación a los altares de Álvaro del Portillo nos
recuerda de nuevo la llamada universal a la santidad, proclamada con gran
fuerza por el Concilio Vaticano II”.
Y también se refirió al “gozo de san Josemaría Escrivá de Balaguer, al ver que este hijo suyo fidelísimo ha sido
propuesto como intercesor y ejemplo a todos los fieles”.
Mons. Echevarría pidió a los presentes una súplica especial “por las
hermanas y los hermanos nuestros que, en diversas partes del mundo, sufren
persecución e incluso martirio a causa de la fe”.
Al terminar la
ceremonia, los más de 3.500 jóvenes voluntarios de diversos países ayudaron a
los asistentes a despedirse de Valdebebas y volver hacia Madrid.
Tere Alcayde, médico
pediatra, que asistió con su marido y sus hijos, comenta que le impactaron
varios consejos de la homilía del
prelado del Opus Dei: “hacer que todos los días mi hogar sea luminoso y
alegre, con mucho ánimo”, comenta. “Y también ser agradecidos, hacer buen uso
de los dones recibidos, como hizo el beato Álvaro. Y que la fe es un don para
compartir con los demás. Ha sido como una conversión personal, y nos vinimos
con las pilas cargadas”. Su marido, Juansa,
añade que “titularía lo vivido como un fin de semana de fe que inundó
Valdebebas. A mí me ha impactado la sencillez y humildad con que don Álvaro
hizo tantas cosas tan grandes en servicio de Dios por todo el mundo”.
Tere y Juansa con su
familia
“Álvaro del Portillo es para mí la
imagen de un hombre bueno y fiel, y es una maravilla comprobar cómo una persona
buena y santa es capaz de convocar a tantas personas de todo el mundo en un
ambiente de familia y de fiesta espiritual. Aquí se palpa la universalidad de
la Iglesia. Yo le estoy muy agradecido
por su ejemplo”, dice Ignacio Gil,
profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, que acudió con varios
amigos.
Carlos y Mapi
coincidieron con una familia nigeriana de 9 hijos, y les impresionó cómo viven
la fe católica en un ambiente nada fácil. También les emocionó estar junto al
niño chileno del milagro: “Verle allí tan simpático y sonriente me puso los
pelos de punta.” Y añade que “hemos vivido una gran fiesta de toda la Iglesia
que nos ha recargado la batería para seguir luchando por vivir santamente el
día a día”.
Chimo Lleó, director del Colegio Mayor Universitario de la Alameda,
acudió con 40 voluntarios, alumnos de muchas carreras de todas las
universidades de Valencia: Poli, Literaria, CEU y Católica. “Estuvimos dos días
preparándonos (cursos de primeros auxilios, prevención de riesgos, etc). El
viernes tuvimos un ensayo general y estuvimos terminando de poner vallas y
repartir material en Valdebebas. El sábado y domingo fueron los días fuertes:
nos tuvimos que levantar a las 4:00 am. Nadie protestó y eso que estuvimos los
dos días desde esa hora hasta las 15:00 sin parar de trabajar. Algunos ni
desayunaron apenas ni pudieron tomar nada. Pero todo el mundo feliz de ver que
su esfuerzo había servido para que la gente se marchara feliz.”
“Sorprendió
a todos la cantidad de personas distintas que hubo que atender: jóvenes,
viejos, personas enfermas, matrimonios jóvenes, religiosos, etc. Todos muy
contentos. Y luego estaba también la diversidad de procedencias que obligó a
todos a sacar los mejores conocimientos de idiomas de cada uno: personas de Japón,
Polonia, Eslovenia, Francia, Irlanda, Guatemala, México, Congo, Portugal, Palestina,
Argentina, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Rusia, Corea,
Nigeria, etc. De todas las razas imaginables. Estuvimos con unos de Finlandia
en cuyo grupo venía un pastor luterano con su mujer con una gran ilusión por
estar presente en la ceremonia.”
Añade
que “el ambiente de piedad era tal que en nuestra zona cuando llegó el momento
de la consagración hasta los agentes de seguridad dejaron sus conversaciones e
incluso se dieron la paz entre ellos cuando llego el momento de hacerlo.”
Pablo
Piñas, voluntario del Colegio Mayor Universitario de la Alameda
El 28 de septiembre se celebró la Misa de acción de gracias por la beatificación. Ha tenido lugar en las mismas calles de Valdebebas
donde ayer se reunieron más de 200.000 asistentes a la beatificación. Muchos de
ellos volvieron a sus hogares en el mismo día para abaratar el viaje, pero hoy
todavía asistieron varias decenas de miles de personas.
Al inicio de la ceremonia
durante el Ángelus, el Papa Francisco desde Roma ha recordado la beatificación
que tuvo lugar ayer en Madrid y ha pedido que “el ejemplar testimonio cristiano
y sacerdotal del obispo Álvaro del Portillo suscite en muchos el deseo de
unirse siempre más a Cristo y al Evangelio”.
Oración
por las familias de todo el mundo unidos al Papa Francisco
Andrés
Gil y Mamen con sus cinco hijos
Ante una asistencia formada
por familias de diversos países el prelado del Opus Dei les dedicó buena parte de su homilía. Lo hizo recordando la petición del Papa Francisco de rezar por la celebración de la III Asamblea General
Extraordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a la familia: “En este día,
que el Santo Padre Francisco dedica a la oración por la familia, nos unimos a
las súplicas de toda la Iglesia por esa comunión de amor, esa escuela del
Evangelio que es la familia”.
Mons. Echevarría se dirigió a
las familias para decirles: “el Señor os ama, el Señor se halla presente en
vuestro matrimonio, imagen del amor de Cristo por su Iglesia. Sé que muchos de
vosotros os dedicáis generosamente a apoyar a otros matrimonios en su camino de
fidelidad, a ayudar a muchos otros hogares a ir adelante en un contexto social
muchas veces difícil y hasta hostil. ¡Ánimo! Vuestra labor de testimonio y de
evangelización es necesario para el mundo entero”.
También quiso agradecerles:
“Ahora, damos gracias también a todos los padres y madres de familia que están
aquí reunidos, y a todos los que se ocupan de los niños, de los ancianos, de
los enfermos.”
La
muchedumbre de estos días testimonia la fecundidad de la vida de Álvaro del Portillo
El Prelado comenzó su homilía
refiriéndose a la ceremonia de beatificación celebrada el día anterior: “La
muchedumbre de estos días, los millones de personas en el mundo, y tantas que
ya nos esperan en el Cielo, dan también testimonio de la fecundidad de la vida
de don Álvaro”. Explicó que “no era propiamente una muchedumbre sino una
reunión familiar, unida por el amor a Dios y el amor mutuo. Este mismo amor
también se hace más fuerte hoy en la Eucaristía, en esta Misa de acción de
gracias por la beatificación del queridísimo don Álvaro, Obispo, Prelado del
Opus Dei”.
Álvaro
del Portillo transparentaba la misericordia divina con
su solidaridad con los más pobres y abandonados
Durante la Misa de acción de
gracias, Mons. Echevarría explicó que “mirando la vida santa de don Álvaro,
descubrimos la mano de Dios, la gracia del Espíritu Santo, el don de un amor
que nos transforma”. El prelado animó a que “los demás descubran en mi vivir la
bondad de Dios, como ocurrió en el caminar diario de don Álvaro: ya en este
Madrid tan querido, transparentaba la misericordia divina con su solidaridad
con los más pobres y abandonados”.
-La construcción de un
pabellón materno-infantil en el Niger
Foundation Hospital and Diagnostic Centre, en Nigeria, que favorecerá la
atención de 12.000 consultas anuales.
-Un programa para erradicar
la malnutrición infantil en Bingerville
(Costa de Marfil), que se destinará a 5.000 beneficiarios directos.
-Cuatro ambulatorios en el
área periférica de Kinshasa (República
Democrática del Congo), desde los que se ofrecerá asistencia sanitaria a 10.000
niños al año.
-Becas para la formación de
sacerdotes africanos en Roma.
Son algunos de los proyectos que promueve la ONG Harambee en 2014.
Al terminar la ceremonia los
3.500 jóvenes voluntarios colaboraron en la recogida de los materiales
empleados para la ceremonia y en la limpieza de las calles.
Este simpático video de dos minutos de Juan Ezraty manifiesta bien el ambiente de alegría, agradecimiento y universalidad que se vivió esos días en Valdebebas: