jueves, 26 de septiembre de 2019

Un proyecto para Notre Dame


Un proyecto valenciano para recuperar Notre Dame




Un nuevo y apasionante encuentro periodístico en la oficina. Esta vez con el joven ingeniero de diseño industrial Fran Canós. Su proyecto para la restauración de la catedral de París ha sido seleccionado como uno de los mejores por la plataforma mundial de arquitectura GoArchitect






El incendio de Notre Dame sobrecogió a todo Occidente. Emocionó, impactó, removió algo en el interior de millones de personas que lo presenciaron en directo o en sus pantallas. 


Creyentes y no creyentes fueron tocados por un cierto sentimiento de “riesgo inminente de horfandad” si aquel incendio no se apagaba pronto. 





Sin acuerdo previo, millares de personas salieron a las calles de París para contemplar lo que sucedía, y espontáneamente surgieron cánticos y oraciones de sus gargantas emocionadas…










Apagado el fuego y comprobados los daños, la respuesta popular fue unánime: había que restaurar cuanto antes la catedral, porque representa mucho más que un símbolo: es la raíz de un pueblo que ha crecido y es lo que es gracias al espíritu que ese templo encarna.





Junto a la voz del pueblo y los gobernantes, enseguida llegaron las propuestas de los arquitectos. Y entre ellas la de Fran Canós.





Fran, en cuanto vio el incendio, supo que aquello debía arreglarse. Y que el arreglo debía respetar la belleza del original, sin personalismos que, buscando dejar “la firma”, cambian y a veces destrozan irreversiblemente el monumento y su sentido.

No estaba en su mente que fuera a ser elegido o nominado, sólo que debería contribuir de alguna manera. Y se reservó la siguiente tarde del viernes para empezar a trabajarlo. Comenzó acopiando toda la información y planos sobre Notre Dame.



Su proyecto usaría los mismos materiales nobles empleados en Notre Dame, y aprovecharía la tecnología actual para dar a la piedra la gracilidad necesaria para encajar con la anterior sin resultar estridente. Ha ideado unos encajes de piedra que protegen, realzan y respetan la belleza y el espíritu originario del templo, a la que lo dotan de un relato contemporáneo.




Fran tiene claro que los primeros arquitectos y constructores de Notre Dame quisieron expresar que toda magnificencia es poca cuando está destinada al Creador del universo. Y que el lugar debería facilitar el encuentro con Dios de las personas que elevan a Él su corazón con sencillez. 


El templo es un lugar de oración, y la oración requiere un ámbito recogido y sencillo, no admite extravagancias ni “afirmaciones” personalistas que distraigan de lo esencial, que es el culto divino. Y en este caso, además, debía acoger el precioso sentimiento filial de devoción a la Virgen María, Nuestra Señora, Notre Dame, como la llama el pueblo francés.

Fran dedicó horas de trabajo. Introdujo todos los datos en su programa de ordenador, y surgió de la impresora 3D esta preciosa maqueta.










Su proyecto, sencillo, elegante y respetuoso, acerca a quien lo contempla al sentido de la fe cristiana. Respeta la misión que le dieron sus primeros constructores, que es uno de los principios que pasan por alto algunas otras propuestas, más aparatosas y estridentes que dignas y elegantes. Y le aporta una grata modernidad.







Fran tiene su estudio en Nules. A pesar de su juventud, ha ganado ya numerosos premios y nominaciones, entre otros el premio Reddot Award 2018, un verdadero Oscar del diseño, con este precioso grifo ensamblado, ideal para facilitar la limpieza y eliminar riesgos de averías.





Como todos sus diseños, la idea surge de su mente creativa, que sabe descubrir aspectos mejorables de la vida de las personas y a continuación aplicar su ciencia y su arte para crear entornos más bellos, más prácticos y más cómodos.





Al encuentro con Fran asistieron periodistas y expertos en arquitectra, diseño e imagen, con lo que es fácil imaginar la animada tertulia que siguió a su exposición. 





Y concluyó con los mejores deseos de todos para que su proyecto para Notre Dame resulte elegido por los franceses. 



La web del Opus Dei se ha hecho eco de la noticia con esta entrevista:


jueves, 19 de septiembre de 2019

El espíritu de la juventud



Artículo en Levante-EMV a propósito del 80 aniversario de la primera edición de Camino, el libro más conocido de san Josemaría Escrivá









El espíritu de la juventud

17.09.2019 | 19:42

"Eres calculador. No me digas que eres joven. La juventud da todo lo que puede: se da ella misma sin tasa". (Camino, 30)
El 29 de septiembre de 1939, en una modesta imprenta de València hoy desaparecida (Gráficas Turia, en la calle Pintor Salvador Abril) veía la luz la primera edición de Camino. Su autor era el joven sacerdote Josemaría Escrivá.
Se trataba de una edición ampliada de otra anterior, mucho más reducida y modesta, publicada en 1934. Contiene frases breves, incisivas, que beben en el inagotable manantial del Evangelio, y en las que se descubre el eco de su predicación oral y de su rica experiencia en la orientación cristiana de las personas. San Josemaría deseaba poner a disposición de los jóvenes que se acercaban a su incipiente labor apostólica textos cuya lectura les ayudara a pensar, a examinar la propia vida en presencia de Dios, descubrir luces y sombras, y llenarse de deseos de ser mejor persona.
El filósofo Alejandro Llano, al recordar la especial preocupación de Escrivá por la formación de la juventud, ha hecho notar que es significativo que los años fundacionales del Opus Dei (1928-1975) hayan coincidido con el gran cambio social que cristalizó en la revolución de mayo del 68, que deseaba abrir camino a un modo más libre y espontáneo de vivir la propia existencia, de situar la política y la economía al servicio de la persona, y no al revés.
Ese movimiento efervescente que cuajó en el 68 vino a coincidir con el despertar que provocaban en las conciencias de muchos jóvenes las palabras de san Josemaría, desde los comienzos de su predicación en 1925, haciéndoles sentirse llamados a ser protagonistas de la evangelización y a participar en la maduración cristiana de sus compañeros.
Cuenta el profesor Llano que cuando a finales de los años 50, siendo un adolescente, comenzó a frecuentar un centro del Opus Dei, oyó hablar por primera vez en su vida de que ser santo no era algo para cuando se es mayor, sino ya, de forma perentoria, con responsabilidad personal. «Hasta entonces todos me trataban como a alguien sin mayor responsabilidad.»
Para el autor de Camino, la juventud no es mera etapa de preparación de la madurez. La madurez no llegará si no se comienzan a vivir ya las virtudes humanas (solidaridad, alegría, laboriosidad, fortaleza, generosidad€), y con ellas las sobrenaturales, con responsabilidad personal. En ese esfuerzo por adquirir virtudes es donde de una manera decisiva se forjan personalidades maduras.
En Camino, como en su predicación oral, las palabras de Escrivá sumergen en el Evangelio. Uno se siente un personaje más entre los que escuchan a Jesús, uno de aquellos jóvenes sentados alrededor del Maestro, que le escuchan porque habla con sencillez y autoridad del Reino de Dios y de nuestro papel en su realización en la tierra.
En Camino se oye hablar de apertura a la solidaridad, que no consiste en meras palabras sino que se concreta en obras de servicio. Se percibe que la vida cristiana tiene dimensiones sociales más allá de lo meramente devocional, y se aprende a tomar conciencia de la libre responsabilidad de los laicos, cristianos corrientes, en el encaminamiento de la vida pública.
Aquellos jóvenes leían y reflexionaban sobre unos valores que ahora mismo tratan de hacer suyos millares de jóvenes de todas las razas. El primero valor, que todos somos hijos de Dios, y que saberlo nos llena de alegría. Que Dios es un padre con el que podemos hablar serenamente en diálogo íntimo y personalísimo. Que el estudio o el trabajo no son una imposición molesta, sino ocasión de encuentro con Dios y de servicio a los demás, mientras tratamos de construir un mundo mejor. Que la pobreza, más que para proclamarla, está para vivirla. Que un cristiano puede y debe ser apóstol entre sus amigos y compañeros€ Y que nadie les iba a empujar para que asumieran esos retos: tenía que ser una decisión libre.
«Procuraremos lograr que, en nuestra gente joven, esté la tremenda palabra sobrenatural que mueve, que incita, que es la expresión de una disposición vital comprometida: nunca la repetición grotesca y mortecina de frases y palabras, que no pueden ser de Dios.»
Esa tremenda palabra sobrenatural es la que aletea en las páginas de Camino. Es un libro de fuego porque nos acerca a Jesucristo, verdadero protagonista. Por eso Camino sigue incendiando tantos corazones jóvenes, fascinados por el encuentro con Jesús, que invita a seguirle para convertir la vida en una aventura, a pasar de los reclamos lastimeros de una sociedad materializada y consumista, a ponerse a trabajar con optimismo y capacidad de innovación por un mundo más justo y más humano. Abiertos al futuro, que en cristiano significa también una mirada constante a la eternidad.
Hoy Camino es un clásico de la literatura espiritual, del que se han publicado más de cinco millones de ejemplares en cincuenta y dos idiomas. Y a València le cabe el honor de haber visto nacer esta obra universal, hace ahora 80 años. Universal por su alcance geográfico, pero sobre todo por la huella de bien que ha dejado y sigue dejando en tantos corazones jóvenes, incluso no cristianos, de todas las razas y naciones.










jueves, 5 de septiembre de 2019

Derecho a la información


Derecho a la información: materiales  para un sistema de la comunicación.

José María Desantes Guanter. Ed. Fundación COSO para el Desarrollo de la Comunicación y la Sociedad.


   


El derecho a la información es el principio fundamental del que surge el Derecho de la Información. El profesor Desantes, valenciano universal por su amplia docencia en universidades de Europa y América, fue el primer catedrático de esa materia en España. En palabras de Carlos Soria, Desantes "ha realizado una de las siembras más fecundas en la historia de la Ciencia de la Comunicación española."

En este tratado editado por la fundación COSO,  el profesor Desantes nos ofrece una rigurosa exposición del desarrollo del Derecho de la Información, desde sus orígenes hasta la aparición de los nuevos medios de comunicación a finales del siglo XX.

El Derecho de la Información es una ciencia que ha sido necesario hilvanar metódicamente a medida que los nuevos medios informativos experimentaban un vertiginoso desarrollo. Su objetivo es contribuir al perfeccionamiento de la comunicación humana, esto es, servir a la persona. Desantes nos expone los materiales necesarios para construir un sistema de comunicación digno de la persona. Expongo aquí unas breves pinceladas de su contenido.

En su comentario a la Ética a Nicómaco de Aristóteles, santo Tomás de Aquino ya explicaba que la comunicación es un acto de justicia. Un comunicador es justo si comunica bien. Si comunica mal, es injusto. En el trabajo informativo no se trata sólo de hacer y dar comunicación, sino de cómo hacer y qué dar.

La comunicación es fundamental para la convivencia. No puede juzgarse sólo por sus efectos sociológicos, sino desde la ética y el Derecho. El mensaje debe ser la comunicación de la realidad. Negarlo es negar la capacidad humana de comunicación, y supone destruir el núcleo mismo de la comunidad, que está basado en la credibilidad y la confianza.

Sin una comunicación justa llega a hacerse imposible la convivencia. Donde las fuerzas públicas o privadas limitan la información, se destruye la comunidad. Comunicar es poner algo en común, pero no toda comunicación está bien informada. Donde no hay comunicación veraz no puede haber comunidad de personas, sólo existe desconfianza, como han demostrado los regímenes totalitarios.

                                Otra de las publicaciones de Fundación COSO 

Todavía hoy naciones enteras viven en la desconfianza, y eso debería ser una llamada de atención para un ciudadano responsable, que debe saber exigir sus derechos, y pedir cuentas a quien trate de negarlos con prácticas como ocultar información o deformar los hechos por intereses bastardos o partidistas.

Hoy muchos desconocen que el derecho a la información es un derecho natural, lo que significa que toda restricción de ese derecho (por fuerzas coactivas o mediante manipulaciones y sesgos informativos) se convierte en un atentado a la dignidad de la persona y a su libertad.

El derecho a la información es más amplio y profundo que la mera libertad de expresión, que científicamente precisa del derecho a la información. Lo que justifica la libertad de expresión es precisamente el derecho previo a acceder a la información.

La libertad de expresión es un derecho, no una concesión del poder. La Constitución reconoce los derechos, no los concede, porque son anteriores a ella y superiores a toda Constitución. La misión del Estado, por ejemplo, es autorizar el uso de las ondas electromagnéticas, no concederlas, porque no son de su propiedad. Son patrimonio de la humanidad.

Es bueno recordar que los derechos fundamentales se coordinan entre sí. Los inherentes a la persona priman sobre los referentes a las relaciones. Por eso la intimidad personal prevalece sobre la información.

Otro error frecuente al hablar de libertad de expresión es ignorar que debe estar basada en el realismo: hay cosas que son verdad y cosas que son mentira. Si se ignora ese principio elemental, la libertad de expresión pierde su sentido, y puede convertirse en un atentado contra la dignidad humana, contra la libertad y la  capacidad de reconocer la verdad y su derecho a conocerla. No tener en cuenta que existe la verdad y existe la mentira transforma la información en apariencia de información, en manipulación o desinformación.

La seguridad máxima de la persona consiste en aferrarse a la verdad. La afirmación, tan frecuente, de que “todo es opinable” es un atentado a la inteligencia, y desde luego un atentado muy grave a la convivencia.

Muchas desinformaciones proceden de defectos del lenguaje, de no usar los términos precisos que definen el concepto, o de emplearlos con un sentido distinto al original. Por eso es obligación del informador dominar y enriquecer constantemente su lenguaje, leer mucho y bueno, pedir y transmitir claridad en la información, no hacer de  altavoz al sofismo (el arte de engañar con el fin de captar seguidores) tan frecuente entre los políticos.

También es deber del informador adquirir la formación científica específica de su profesión, y cultivar las cualidades necesarias para ejercer su oficio: amor a la verdad, objetividad, buen gusto, prudencia. Saber (y vivir) que el fin no justifica los medios. Concebir la información como deber, no como negocio (en el sentido turbio de la palabra).

Existe una delegación del pueblo en los profesionales para que realicen el derecho a la información. Por eso los periodistas tienen derecho a la información, para que puedan cumplir el deber de informar que el pueblo les ha entregado. Un deber del que se deduce que no pueden emitir mensajes que no sean verdaderos, conformes a la verdad operativa que es el bien. Violencia, pornografía o terrorismo no son verdaderos mensajes.


El libro refleja la gran erudición de su autor, y ayuda a reflexionar sobre la complejidad de las relaciones humanas y el derecho que las regula. Da las pautas básicas para quien desee caminar con sentido en el proceloso sendero de la justicia informativa. Y hará pensar a periodistas y expertos en comunicación sobre la arteria socialmente vital por la que discurre su trabajo, que no admite superficialidades.

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Un hecho pequeño pero significativo muestra el talante del profesor Desantes y su elevado sentido de la ciudadanía. Citado por la hacienda pública para una revisión de sus cuentas, cuando se presentó solo ante el funcionario éste se extrañó: “¿Cómo ha venido usted sin abogado?” Su respuesta fue contundente y colocó al funcionario en su sitio: “Porque usted, como funcionario, es mi abogado, no mi enemigo ni mi fiscal.”

Un buen ordenamiento social, y una buena convivencia, requieren que cada cual conozcamos cuál es nuestro deber y cuál nuestro derecho, y sepamos asumirlos con respeto a las personas y fiel espíritu de colaboración. Mucho de todo eso rezuma este libro.

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Ver también en este blog reseña del libro de Desantes San Vicente Ferrer, científico.






viernes, 30 de agosto de 2019

Pedro I el Grande, zar de Rusia


Pedro el Grande. Robert K. Massie



Estamos ante una espléndida biografía, quizá la mejor, de Pedro I el Grande (1672-1725), el zar que modernizó Rusia durante su largo mandato de más de 40 años, desde 1682, con apenas 10 años de edad, hasta 1725, año en que murió.

Dotado en una gran energía y un enorme deseo de aprender, pronto se percató del atraso en que vivía el pueblo ruso en comparación con los países europeos. Siendo muy joven, organizó la Gran Embajada Rusa, compuesta por un numeroso séquito que durante varios meses recorrió las principales capitales europeas para establecer y fortalecer relaciones diplomáticas y comerciales. Pero sobre todo para aprender de Europa.




Integrado como uno más en la Gran Embajada, y delegando en otros las funciones representativas, se dedicó durante esos meses a conocer técnicas y oficios ignorados en su país. Le deslumbró sobre todo la construcción naval, desconocida en Rusia, de la que se volvió apasionado impulsor. A él se debe la construcción de la primera flota de guerra rusa, que sería decisiva en su guerra con Suecia. Reformó el ejército y la iglesia ortodoxa rusa, y obligó a la nobleza de su país a adquirir costumbres occidentales.


                      Ejecución de los Streltsi

Sorprende la brutalidad de las costumbres rusas y del propio zar durante esa época tan cercana a la nuestra. Pedro unía a su energía vital unas maneras fieras y despóticas, y con frecuencia sanguinarias. Siendo muy joven presenció la rebelión de la guardia de Streltsi (1698), cuerpo militar que asesinó brutalmente a muchos miembros de su familia y de la nobleza. Quizá este hecho le marcó de por vida, e hizo de él un personaje con arrebatos de ira inmisericorde. Algunos ataques de tipo epiléptico que padecía parece que pudieron tener su origen también en esos dramáticos hechos.

                      Batalla de Poltava

Asistimos a momentos que marcaron hitos en la historia de Rusia y de Europa, como la larga Guerra del Norte (1700-1721), contra Suecia, la potencia militar más temible del momento. Al vencer finalmente a Suecia, contra todo pronóstico, Rusia emergió como potencia mundial.

La fundación de San Petersburgo (1703) fue un empeño personal del zar Pedro, que quería a toda costa ver a Rusia abocada al mar, y lo logró con esa ventana al Báltico, en un territorio arrebatado a los suecos. 

                      Palacio Peterhof

Pedro coaccionó a la nobleza rusa para que construyeran allí sus mansiones, y logró construir una de las ciudades más bonitas de Europa. Es menos conocido que la construcción costó la vida a miles de prisioneros de guerra, suecos en su mayoría, obligados a trabajar en condiciones de esclavitud e infrahumanas.




Muy interesante también la narración de las guerras y vicisitudes diplomáticas en el inquietante flanco sur de Rusia, siempre amenazado por Turquía  y sus aliados.



El extenso libro, de más de mil páginas, está muy bien documentado, con fuentes en  archivos históricos nacionales y en la correspondencia de monarcas y embajadores de la época, lo que da al conjunto una gran fiabilidad. El autor da contexto a los hechos, y consigue que la narración sea fluída y amena, con una vivacidad que mantiene la tensión. Y sobre todo, con la serena objetividad propia de un buen historiador, que busca saber la verdad. Una lectura altamente provechosa y recomendable.

miércoles, 28 de agosto de 2019

Liderazgo amable


El liderazgo amable. Tertulia con Patricia Ramírez



Recientemente hemos tenido un nuevo encuentro de periodistas y comunicadores en la sede de la oficina de comunicación del Opus Dei en Valencia. Esta vez la invitada era la conocida psicóloga Patricia Ramírez, especializada en medicina deportiva y una gran divulgadora de la psicología cotidiana, que es la ciencia que entrena para el gran deporte de la vida.

“Estamos hechos biológicamente para cuidar de los demás, para ser amables. Hay que declarar la guerra al individualismo, porque se vuelve contra uno mismo. Y ese individualismo nos lo inoculan desde la infancia en el sistema educativo.”

Para tan contundente afirmación Patricia aporta años de investigación clínica, en miles de pacientes. Y su experiencia como psicóloga de equipos deportivos, como el Betis. Lo que determina la calidad de un equipo es justo eso: que hay equipo, en el que reina el espíritu de colaboración y la expresa renuncia a egos y vedetismos particulares.


                         


El secreto es pensar en los demás. “Si aprendemos a poner el foco en los demás no sólo seremos más felices, sino que además mantendremos unida a la familia, o al equipo, o a todo un pueblo. El individualismo nos aísla, y en cambio el hábito de pensar en los demás cohesiona al conjunto social.”

Patricia, que colabora en numerosos programas de radio y televisión, acaba de embarcarse –con Perico Herraiz, de la ONG Cooperación Internacional- en un nuevo proyecto para conocer y difundir las claves de ese silencioso liderazgo que  la gente buena ejerce a su alrededor: El liderazgo silencioso de la gente de bien.  

                                 

“Hay personas que, sin imponerse, te hacer sentir que están ahí para que seas mejor persona, que ponen al servicio de los demás su capacidad de liderar, sin buscar a toda costa el provecho propio.”

El respeto que despierta ese líder se debe a todo un conjunto de valores. El primero, que su conducta es ejemplar, y por eso atractiva. Su sincero desinterés inspira confianza. El líder respeta a cada persona.  Conoce a cada uno de los que dependen de él, y por eso sabe adaptarse al modo de ser de cada cual. No es autoritario, no grita. Da argumentos, y los comunica de manera amable, sin humillar, y menos en público. No pierde los nervios ante los errores. Sabe convivir con las deficiencias propias y ajenas. No se considera imprescindible, delega, ofrece con sencillez todo sus conocimientos. Y exige, marca objetivos desafiantes transmitiendo confianza en que puedes alcanzarlos.

                           


Patricia es conocida por su afición a los pósits, que le permiten condensar en frases breves, como en un ejercicio de meditación, ideas prácticas para la mejora personal. Más de cien mil seguidores en Instagram y Twitter avalan la calidad de esas píldoras diarias que ayudan a pensar en lo correcto.

Las redes te dan visibilidad, pero no te dan de comer”. Instagram es su favorita, porque es más amable que twitter. “Los seguidores llegan cuando compartes cosas que realmente pueden servir a los demás.” Y es muy grato lograr generar una comunidad de seguidores amable y amigable, en la que se escucha aunque se disienta. Ahí tenemos un reto: hay que lograr que las redes sirvan para generar amistad social. Los que lanzan odios o insultan hacen daño a la convivencia, son tóxicos, mejor ignorarlos.




Esa visibilidad provoca que su gabinete de consulta psicológica no de abasto. Acuden a Patri equipos deportivos, atletas afamados,  personas deprimidas a consecuencia de una jubilación anticipada (“no nos damos cuenta de las profundas heridas que está causando ese “véte, ya no nos sirves”). Patri ayuda a superar los retos de la vida, a desarrollar capacidades que a menudo nos pasan ocultas, a desterrar hábitos nocivos o adquirir costumbres sanas que cuidan y potencian las neuronas de nuestro cerebro.

                             



Entre los consejos que suele recomendar está la meditación, porque vivimos en una época alocada y los seres humanos estamos dotados de inteligencia y cerebro para que podamos reflexionar, lo que en cristiano se llama también oración personal, que es muy sana.  Y por supuesto también el deporte al aire libre, la calidad del sueño, fomentar la curiosidad y el diálogo con personas distintas, salir de cómodos encierros en busca de la amistad y la solidaridad…

Cosas tan sencillas como hacer los cálculos de la compra de memoria, aprender cada día alguna palabra nueva de algún idioma, o usar la mano contraria a la habitual (para comer, abrocharse un botón, abrir una puerta…) dinamizan la actividad cerebral, nos mantienen ágiles y alejan el peligro de enfermedades como el Alzeimer.

                             

Es vital el deseo de seguir aprendiendo toda la vida, de seguir trabajando, con una actitud positiva ante el futuro que nos condiciona más que la edad. Hay jóvenes en edad que son ancianos por dentro, y transmiten desánimo y tristeza. Y personas de ochenta y noventa años con espíritu joven por su actitud positiva ante la vida, con las que convivir es una experiencia alegre y encantadora. Como lo fue esta deliciosa tertulia periodística con Patricia @patri_psicologa