El liderazgo amable. Tertulia con Patricia Ramírez
Recientemente hemos tenido
un nuevo encuentro de periodistas y comunicadores en la sede de la oficina de
comunicación del Opus Dei en Valencia. Esta vez la invitada era la conocida
psicóloga Patricia Ramírez, especializada en medicina deportiva y una gran
divulgadora de la psicología cotidiana, que es la ciencia que entrena para el
gran deporte de la vida.
“Estamos hechos
biológicamente para cuidar de los demás, para ser amables. Hay que declarar la
guerra al individualismo, porque se vuelve contra uno mismo. Y ese
individualismo nos lo inoculan desde la infancia en el sistema educativo.”
Para tan contundente
afirmación Patricia aporta años de investigación clínica, en miles de
pacientes. Y su experiencia como psicóloga de equipos deportivos, como el
Betis. Lo que determina la calidad de un equipo es justo eso: que hay equipo,
en el que reina el espíritu de colaboración y la expresa renuncia a egos y vedetismos
particulares.
El secreto es pensar en los
demás. “Si aprendemos a poner el foco en los demás no sólo seremos más felices,
sino que además mantendremos unida a la familia, o al equipo, o a todo un pueblo. El individualismo nos aísla, y en cambio el hábito de pensar en los
demás cohesiona al conjunto social.”
Patricia, que colabora en
numerosos programas de radio y televisión, acaba de embarcarse –con Perico
Herraiz, de la ONG Cooperación Internacional- en un nuevo proyecto para conocer
y difundir las claves de ese silencioso liderazgo que la gente buena ejerce a su alrededor: El
liderazgo silencioso de la gente de bien.
“Hay personas que, sin
imponerse, te hacer sentir que están ahí para que seas mejor persona, que ponen
al servicio de los demás su capacidad de liderar, sin buscar a toda costa el
provecho propio.”
El respeto que despierta
ese líder se debe a todo un conjunto de valores. El primero, que su conducta es
ejemplar, y por eso atractiva. Su sincero desinterés inspira confianza. El
líder respeta a cada persona. Conoce a
cada uno de los que dependen de él, y por eso sabe adaptarse al modo de ser de cada
cual. No es autoritario, no grita. Da argumentos, y los comunica de manera
amable, sin humillar, y menos en público. No pierde los nervios ante los
errores. Sabe convivir con las deficiencias propias y ajenas. No se considera
imprescindible, delega, ofrece con sencillez todo sus conocimientos. Y exige, marca
objetivos desafiantes transmitiendo confianza en que puedes alcanzarlos.
Patricia es conocida por su
afición a los pósits, que le permiten condensar en frases breves, como en un
ejercicio de meditación, ideas prácticas para la mejora personal. Más de cien
mil seguidores en Instagram y Twitter avalan la calidad de esas píldoras
diarias que ayudan a pensar en lo correcto.
“Las redes te dan
visibilidad, pero no te dan de comer”. Instagram es su favorita, porque es más
amable que twitter. “Los seguidores llegan cuando compartes cosas que realmente
pueden servir a los demás.” Y es muy grato lograr generar una comunidad de
seguidores amable y amigable, en la que se escucha aunque se disienta. Ahí
tenemos un reto: hay que lograr que las redes sirvan para generar amistad
social. Los que lanzan odios o insultan hacen daño a la convivencia, son
tóxicos, mejor ignorarlos.
Esa visibilidad provoca que
su gabinete de consulta psicológica no de abasto. Acuden a Patri equipos
deportivos, atletas afamados, personas
deprimidas a consecuencia de una jubilación anticipada (“no nos damos cuenta de
las profundas heridas que está causando ese “véte, ya no nos sirves”). Patri
ayuda a superar los retos de la vida, a desarrollar capacidades que a menudo
nos pasan ocultas, a desterrar hábitos nocivos o adquirir costumbres sanas que
cuidan y potencian las neuronas de nuestro cerebro.
Entre los consejos que
suele recomendar está la meditación, porque vivimos en una época alocada y los
seres humanos estamos dotados de inteligencia y cerebro para que podamos
reflexionar, lo que en cristiano se llama también oración personal, que es muy
sana. Y por supuesto también el deporte al
aire libre, la calidad del sueño, fomentar la curiosidad y el diálogo con
personas distintas, salir de cómodos encierros en busca de la amistad y la
solidaridad…
Cosas tan sencillas como
hacer los cálculos de la compra de memoria, aprender cada día alguna palabra
nueva de algún idioma, o usar la mano contraria a la habitual (para comer,
abrocharse un botón, abrir una puerta…) dinamizan la actividad cerebral, nos
mantienen ágiles y alejan el peligro de enfermedades como el Alzeimer.
Es vital el deseo de seguir
aprendiendo toda la vida, de seguir trabajando, con una actitud positiva ante
el futuro que nos condiciona más que la edad. Hay jóvenes en edad que son
ancianos por dentro, y transmiten desánimo y tristeza. Y personas de ochenta y
noventa años con espíritu joven por su actitud positiva ante la vida, con las
que convivir es una experiencia alegre y encantadora. Como lo fue esta deliciosa tertulia periodística con Patricia @patri_psicologa
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