viernes, 16 de agosto de 2019

Varón y mujer. Teología del cuerpo


Varón y mujer. Teología del cuerpo. Juan Pablo II
Prólogo de Blanca Castilla. Ed. Palabra.



Este libro recoge uno de los ciclos de homilías que  san Juan Pablo II dedicó al amor humano, en el comienzo de su pontificado. Blanca Castilla, doctora en filosofía y teología, es la autora del prólogo, que constituye una buena guía para seguir de cerca la mente del papa.

Con el rigor intelectual y ese  estilo “espiral” que le caracterizaba –que consistía en avanzar hacia la verdad de las cosas girando una y otra vez en torno al significado de los conceptos, y logrando en cada vuelta una claridad mayor- el papa analiza el significado del amor humano, de la feminidad y masculinidad, el sentido del pudor y de la vergüenza,…

El papa santo se sirve de la luz que arrojan las palabras de Jesucristo en Mateo 19 y Marcos 10: “al principio no fue así.” Por “al principio” entiende Juan Pablo II una referencia del Señor al estado de inocencia originaria en que vivieron Adán y Eva.

Antes del pecado original, varón y mujer se ven como Dios ve la creación: son imagen de Dios, y una donación que Dios hace del uno al otro.



La “desnudez” originaria significa el bien originario de la visión divina que varón y mujer poseen, que les hace conocerse “sin sentir vergüenza”, en toda la paz y tranquilidad de la mirada interior, y capaces de hablar cara a cara con Dios. 

Esa ausencia de vergüenza significa plenitud de comprensión del significado del cuerpo como donación; y no significa una carencia, sino una plenitud de conciencia y de experiencia. La inocencia originaria es el testimonio tranquilo de la conciencia, que precede a cualquier experiencia de bien y de mal.



Juan Pablo II glosa ampliamente Génesis 2, 25: “Estaban desnudos, pero no sentían vergüenza uno de otro.” Y nos ofrece una visión esponsal del cuerpo, que por ser hecho a imagen de Dios tiene necesidad del don de sí para alcanzar la felicidad.

La felicidad es el arriesgarse en el amor”, darse sin condiciones y para siempre. Nada hace más feliz y seguro al cónyuge que saberse amado de ese modo, incondicionalmente. Pase lo que pase, el otro estará a su lado.

Como señala Blanca Castilla en el prólogo, la lectura detenida de esos textos aporta luces y registros mentales nuevos, para entender al ser humano, varón y mujer. Luces por otro lado muy necesarias en momentos de oscuridad, como los actuales.




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