sábado, 3 de noviembre de 2012
Obra clave para entender el pensamiento del fundador del Opus Dei
En la presentación intervienen el teólogo José Luis Illanes, coautor de la edición y director del Instituto Histórico, la historiadora Francisca Colomer y el profesor de antropología y pensamiento contemporáneo Higinio Marín.
El libro proporciona el marco intelectual e histórico necesario para comprender a fondo las enseñanzas de Josemaría Escrivá, que cobran relieve y actualidad al celebrarse el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y en el pórtico del Año de la Fe.
Al explicar sus características esenciales, el profesor Illanes destaca dos: su unidad y su actualidad. La unidad la proporciona el hilo conductor de la luz del Evangelio, iluminando la valoración de todos los aspectos del mundo y cuanto contribuye a su desarrollo: el trabajo, la familia, la cultura, el arte, la universidad,… Y la actualidad, el hecho de que precisamente por estar iluminadas por la luz permanente que proporciona el Evangelio, todas las enseñanzas trascienden el momento histórico y nos proporcionan respuestas permanente sobre la condición humana.
Alfredo Méndiz, coautor de la edición, ha afirmado que Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer es un texto de madurez en la trayectoria de san Josemaría. Cuando ya ha cumplido los 60 años de vida y conducido el Opus Dei a una extensión universal, con lo que eso comporta de experiencia y de enriquecimiento personal, en los años sesenta del pasado siglo se encontraba en las mejores condiciones de transmitir al gran público, a través de los canales de comunicación de masas y con un lenguaje preciso y asequible, su mensaje sobre la llamada que Dios hace a los hombres a vivir como hijos suyos en medio de las realidades del mundo.
El libro está muy relacionado con el Concilio Vaticano II, que se había abierto en 1962 y había sido clausurado en 1965. Muchos de los temas que Conversaciones toca (por ejemplo, el papel del laico en la Iglesia, la promoción de la mujer, la libertad religiosa, la libertad política) son temas que han estado en la agenda del Concilio. Además, el hecho de conceder entrevistas a medios de la prensa internacional como Le Figaro o The New York Times se inserta en una dinámica de comunicación de la Iglesia que era prácticamente desconocida antes del Concilio.
El impacto del libro, publicado en 1968, fue grande, tanto por la autoridad moral de Josemaría Escrivá como por los temas que tocaba. En España, Conversaciones estuvo varias semanas en las listas de libros más vendidos. Hoy se sigue publicando y vendiendo: naturalmente, con otro orden de números. Ya no es un best seller, pero sí un long seller. La presente edición crítico-histórica es la 22ª edición española de Conversaciones. Hace dos años salió la primera edición sueca del libro, con lo que el número de idiomas a los que Conversaciones ha sido traducido se sitúa en 11. El total de ejemplares publicados está en algo más de 350.000: no es una cifra comparable a la de la obra más difundida de Escrivá de Balaguer, Camino, que se acerca a los cinco millones, pero es en cualquier caso una cifra considerable. El motivo de esa permanencia en el mercado, tras su impacto inicial, es la actualidad de las cuestiones que afronta y el espíritu positivo, lleno de realismo y de esperanza, con que las afronta.
sábado, 13 de octubre de 2012
Todos a una
Al menos que no falte una mirada de cariño. Todo menos la indiferencia.Todos juntos, todos a una –eso significa Harambee en swahili- podemos conseguir ese África mejor. (Y muchas más cosas, claro. Lo humano es unir, ir juntos...Y ayudando es como mejor nos ayudamos a nosotros mismos).
sábado, 6 de octubre de 2012
Si pones amor, cada día es diferente
Son dos minutos apenas, que trazan un retrato vivo de la fuerza y frescura de sus enseñanzas, del dulce apasionamiento que ponía al difundirlas.
Algunos decían que era de fuerte expresividad. ¿Pero se puede no hablar fuerte cuando lo que hay que transmitir procede de Dios? "Duras de oír son estas palabras", dijeron de Jesús algunos. Pero en realidad lo que era duro era el oído de algunos de los que le escuchaban. Y cuando el oído está endurecido (por las propias miserias y egoísmos) quien no quiere dejar de lado al sordo no tiene más remedio que alzar la voz, por su propio bien. Así actúa quien nos quiere bien, como actúa la propia conciencia en lo más hondo de cada persona.
Vale la pena ver y escuchar estas imágenes con frecuencia. Aparte de la buena realización con que se han hilvanado, y de la música que contribuye a resaltar la importancia y belleza de lo que se nos dice, contienen un mensaje revolucionario: el mensaje sencillamente cristiano. Es revolucionario decir que nadie puede aislarse en su egoísmo, que todos tenemos obligación de contribuir a la felicidad de todos, y no solo de los de la izquierda o la derecha o del medio: de todos. Es revolucionario recordar que no está bien promover enfrentamientos, que hay que hablar de entendimientos. Que la lucha es anticristiana. Que la solución a los problemas no hay que esperarla de otra cosa que de comenzar por ser mejor cada uno...
Y sobre todo, es revolucionario recordar que el encuentro con Cristo se produce precisamente donde están nuestro afanes y amores diarios. En realidad no es otra cosa que decir que sólo quien ama a cuanto le rodea está en condiciones de encontrar a Dios: eso es la santidad.
jueves, 4 de octubre de 2012
Harambee: Melodías para África
martes, 28 de agosto de 2012
La Comedia Humana, una obra maestra
La comedia
humana. William Saroyan
Ithaca, California, 1942. Los Macauley (viuda y cuatro
hermanos: Marcus, que acaba de salir para la guerra con apenas 18 años; Bess,
Homer –protagonista, que con 14 años tiene que trabajar repartiendo telegramas
para sostener a la familia- y el simpático Ulyses, de apenas 4 años, que está
descubriendo el mundo) son una familia llena de nobleza y valores, cuyo padre
trabajó abnegadamente por hacerla feliz dentro de su pobreza.
Lo absurdo de la guerra queda magistralmente reflejado en
esta novela que se lee de un tirón, con el alma conmovida.
Es antológica la escena del tren repleto de soldados que
parten a la guerra. Marcus habla con orgullo de su padre, ya fallecido, y del
resto de su familia a su nuevo amigo Tobey, criado en un orfanato. Marcus dice
a Tobey que desde ese momento su familia será la suya.
Y los verdaderos sentimientos de los soldados afloran cuando
todos se unen a la canción: Leaning on the
Everlasting Arms:
What a fellowship, what a joy divine,
Leaning on the everlasting arms;
What a blessedness, what a peace in mine,
Leaning on the everlasting arms.
Leaning, leaning, safe and secure from all alarms;
Leaning, leaning, leaning on the everlasting arms.
La buena gente no muere nunca, dice a Marcus el jefe de
la oficina de telégrafos: el cuerpo se va, pero de alguna manera permanecen
siempre entre nosotros, como ha permanecido su buen padre. Los encontramos cada
día en cualquier sitio donde estemos. Marcus es un buen hombre, y por eso no
puede morir.
Acabada la guerra, la familia Macauley acoge con serena
entereza, llena de humanidad, a Tobey, el amigo de Marcus.
domingo, 26 de agosto de 2012
Buen humor
En unas declaraciones recientes Vicente del Bosque -una de las personas más sensatas de este país- señalaba que los españoles no apreciamos lo que tenemos. Somos pesimistas, derrotistas, caemos fácilmente en el mal humor. No está de más que recordemos qué es el buen humor, y cómo podemos mejorarlo.
Aporto un guión con algunas ideas.
1. Qué es el buen humor:
No consiste en saber contar chistes (aunque puede ayudar); ni en ser un frívolo o un inconsciente ante las dificultades…
El buen humor es una disposición ante la vida, una actitud alegre que:
-no se oscurece por las cosas malas;
-sabe descubrir en todo el bien, que siempre existe;
-ve las dificultades, pero sabe que las puede superar;
-requiere fortaleza y generosidad: estar dispuesto a romper el círculo de comodidad y amor propio en que tendemos a encerrarnos;
-radica en la voluntad: en el querer;
-es afirmación ante la dificultad: voy a dar de mí, echar el resto para superarla.
El malhumor es negación perezosa, reacción de egoísmo: no estar dispuesto a afrontar el sacrificio que requiere una situación adversa, o afrontarla enfurruñado y de mala gana si no queda más remedio, porque considera el sacrificio algo malo.
Existe una íntima unión entre buen humor y cristianismo: “Hay más alegría en dar que en recibir” dice la Sagrada Escritura. La alegría está en el sacrificio, en salir del yo para darse.
Dostoieski hace decir a uno de sus personajes: “Este hombre es jovial, no puede ser ateo…” Claro que hay agnósticos con buen humor, pero aparte de que “creer en la nada” es poco estimulante, en todo ser humano existe una misteriosa relación entre alegría y sacrificio. Una paradoja espiritual, como la llama el genetista Francisco Ayala de la Universidad de California- "por la que mientras más das de ti mismo, más sales ganando”.
Esta paradoja, indetectable por ningún laboratorio pero perfectamente experimentada por todos, pertenece a la esencia del cristianismo: Dios es Amor que se da. El ser humano, hijo de Dios, hecho a su imagen y semejanza, encuentra su realización y felicidad más completa cuando obra como su Padre Dios, dándose sin medida.
Además, si la alegría es la felicidad por la posesión del bien que se ama, será mayor cuanto más grande sea el bien amado: pequeña si lo que más se ama es algo material. Grande, si el bien amado es espiritual.
Por eso la verdad, la belleza, la amistad,… son capaces de dar mayores alegrías que cualquier bien material. Y si el Bien amado es Dios, que es infinito, su posesión y amistad no puede sino generar la alegría más grande. De ahí procede la jovialidad que se aprecia en cualquier cristiano coherente: un buen humor que procede de saberse hijo de Dios, Padre bueno, que aprieta pero no ahoga. Cuando se presentan dificultades, el cristiano las afronta con un Deu provirá! (¡Dios proveerá!)
El cristiano sabe también que estamos hechos para ser felices. Por eso el buen humor es un indicador de que vamos por el buen camino. Si el mal humor se presenta con frecuencia, algo no marcha. “Un santo triste es un triste santo” afirma San Josemaría Escrivá .
2. El buen humor es necesario:
a) Para la salud: según científicos de la Universidad de Navarra las personas con buen humor:
-son más resistentes a la ansiedad y la depresión;
-tienen un sistema inmunitario más sano;
-padecen un 40% menos de infartos de miocardio y apoplejías;
-sufren menos dolores en los tratamientos dentales;
-viven 4 años y medio más;
-recomiendan reírse 15 minutos al día (al menos…)
b) Para la convivencia:
-el mal humor ensombrece el rostro, y las caras largas ahuyentan;
-es corrosivo: agrede, distancia, genera desconfianza;
-es muy contagioso: una persona de mal humor es capaz de poner de mal humor a cuantos se le acercan;
-en cambio, la persona con buen humor esponja el ánimo: “Nunca sabremos el bien que puede hacer una simple sonrisa” (Teresa de Calcuta)
-decir las verdades con buen humor permite corregir sin herir.
c) Para el trabajo:
-todos necesitamos al lado caras sonrientes;
-trabajar con buen humor es cuidar a las personas, subrayar el respeto que nos merecen, darles confianza: manifestación fina de cariño;
-genera emociones positivas, motivación y creatividad;
-ayuda a tomar decisiones más acertadas;
-se trabaja mejor, y por eso mejora la cuenta de resultados;
-el buen gobernante aleja de sí a los negativos, pesimistas, amargados: “Tristeza y melancolía, fuera de la casa mía”.
3. Ladrones del buen humor: ¿qué me enfada?
-falta de flexibilidad y deportividad ante la vida: imprevistos, interrupciones, retrasos, averías, dolores, malhumor matutino…
-perfeccionismo, tomarse demasiado en serio…
-juicios negativos y prejuicios hacia alguien, envidia (¡qué fea!)
-susceptibilidad (tienen que medir lo que nos dicen…)
-orgullo herido (“a mí esto no se me hace…”), rencor (¡horrible!)
-conducción: al volante nos transformamos en trolls: no insultar, nunca contestar;
-personas negativas (ayudarles a corregirse o evitarlas). Muchos medios de comunicación en España suelen transmitir pesimismo y derrotismo;
-momentos malos: (síndrome domingo por la tarde, ocio vacío…)
4. ¿Cómo promover el buen humor?
Detectar nuestros ladrones, y plantarles cara: supone normalmente un ejercicio de generosidad, de salir del encierro en uno mismo. Fomentar una actitud positiva ante la vida, con cosas sencillas:
-Sonreír: el simple esfuerzo por sonreír, en cuanto llega el malhumor, ya nos empieza a cambiar el ánimo. Refrán irlandés: la sonrisa cuesta menos que la electricidad, y da más luz. El cuerpo también tira del alma.
-Reírse de los propios fracasos y errores: no pasa nada, el mundo sigue, somos humanos y errar es humano.
-Dar las gracias, apreciar lo que tenemos. Se ha estudiado que un niño sonríe más de 300 veces al día: se conforma con poco, y por eso vive feliz.
-Pedir perdón y perdonar. El rencor y el odio corroen el cuerpo, el alma y la cara.
-Fomentar pensamientos positivos hacia la gente: todos son mejores que nosotros en algo. No hablar mal de nadie, hablar de todo con cordialidad.
-No quejarse, no lamentarse (es de mal tono): “actúa, tú puedes cambiar el mundo.”
-Buscar cada día alguna noticia positiva, y compartirla.
-Pensar en los demás y ayudarles, sin hacerlo valer.
Para los que tienen fe, esta entrevista a Lisette, mexicana, que cuenta el consejo que recibió del prelado del Opus Dei, les puede dar buenas pistas para mejorar en su raiz el buen humor.
Dice Alejandro Manzoni, en su obra maestra Los novios: “Haced el bien a cuantos más podáis, y encontraréis más a menudo rostros que os causen alegría”.
sábado, 25 de agosto de 2012
Democracia
La democracia es seguramente el valor más alto compartido de nuestro tiempo, capaz de incluir todos los demás valores.
Democracia significa pluralismo, respeto a los demás, tolerancia, valoración de las diferencias, realización política de ideas alejando la lógica del poder exclusivo.
Democracia significa visión moderada y heterogénea de la sociedad, rechazo de propuestas radicales de elección de bando.
Nada más alejado de la democracia que la designación de enemigos que hay que abatir o normalizar.
Nada más alejado de la democracia que el insulto (una agresión verbal que está a un paso de la criminalización y es el preámbulo de la agresión física).
Y por desgracia veo a más de uno que se aferra a sus opiniones como si fueran dogmas (dogmas políticos, económicos, pedagógicos...) y no duda en insultar al que no las comparte: por ahí debieron comenzar su camino todos los totalitarios.