La palabra escrita (Radiografía de mis
novelas). Mercedes Salisachs. Ed B.
Autora de relatos de ficción como La gangrena o Desde la dimensión intermedia, esta obra es una reflexión sobre su método de
trabajo, que ofrece a cuantos tienen el oficio de escribir o se preparan para
ejercerlo.
El libro está lleno de consejos prácticos, especialmente para
quienes desean escribir novelas, pero útiles también a cuantos
precisan manejar con fluidez la expresión escrita.
Salisachs anima a coleccionar
palabras. El amor por la palabra, propio de todo escritor, supone disponer del término justo, de la
expresión adecuada que atrapa al lector. No se trata de palabras ampulosas o exóticas, sino de voces sencillas
que puedan servir de puente entre dos situaciones, por ejemplo. O voces capaces de cambiar el
rumbo del relato. Hay –nos dice- palabras elásticas, envasadas, risueñas,
ceñudas, alegres, cansadas, torpes, inteligentes,... Es un buen ejercicio jugar a etiquetar y agrupar palabras.
Anima a los futuros
escritores a prepararse con buenas lecturas. En España -asegura- todo el mundo
quiere escribir, pero casi nadie lee.
Antes de escribir es preciso prepararse a fondo, si no se quiere producir
basura.
El éxito por causas extraliterarias es efímero
Se agradece
la rotundidad de su sentido común, con el que desenmascara actitudes vacías o
torpes de quienes se someten a lo “políticamente correcto”.
Son, por ejemplo, estilos que “vienen impuestos por una moda de libertad mal entendida y fuera de
madre, que confunde escribir a corazón abierto con hacerlo realmente a corazón
podrido, o a corazón entrepierna: eso es conseguir éxito por causas
extraliterarias, y es efímero. Lo que
perdura es lo que por escribirse verídicamente, ayuda al lector a comprender
sus propios problemas y de algún modo le ayudar a vivir.”
Nos previene también frente a la ligereza de juicio de ciertos críticos literarios: “En el magreo de los libros famosos existe mucha hipocresía. Muchos, por no quedar como incultos, cuando un libro “tostón” es alabado por los “mandarines doctos”, se lían a alabarlo porque parece de mal tono o de poca capacidad intelectual decir que se trata de una obra aberrante."
Decía José Luis
Alvite : “De una novela mal escrita, se suele decir que es compleja. Si en la
novela salen un fraile, un asesinato y pocas ventanas, estamos ante una novela
gótica. La mitad de los españoles no leyeron El péndulo de Foucault de Umberto
Eco y la otra mitad miente. Yo intenté hacerlo. No soy un mentiroso. Renuncié a
la quinta página. A cierta edad hay que ser sincero, cueste lo que cueste.”
Salisachs fustiga un vicio
extendido entre no pocos escritores y comentaristas, que escriben despreciando.
“Escribir despreciando es un autoinsulto,
porque descubrimos al lector la lamentable faceta de algún rencor escondido o
de una tendencia a vengarnos de alguien. Los
resentimientos jamás conducen a buen puerto.”
No escribir para triunfar, sino para ayudar
Mercedes Salisachs termina su libro con una recomendación: no escribir para triunfar –que es lo mismo
que escribir para el olvido- sino para ayudar, que es la mejor forma de
permanecer en el recuerdo. Es lo que ella misma hace con esta obra: ofrece
al lector con sencillez sus hallazgos literarios, con una generosidad poco
frecuente en autores consagrados.
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