jueves, 7 de marzo de 2013

La puerta de la esperanza, y una entrevista reciente a José Luis Olaizola.




La puerta de la esperanza. 
Juan Antonio Vallejo-Nájera y José Luis Olaizola. 


El siquiatra y escritor Juan Antonio Vallejo-Nájera decidió escribir un libro sobre los hechos esenciales de su vida cuando los médicos le diagnosticaron un cáncer incurable, a finales de 1989, y le avisaron de que moriría pronto. 


Vallejo-Nájera acudió a su amigo José Luis Olaizola para que le ayudase a redactarlo. Deseaba  transmitir a cuantos le conocían  el sentido cristiano  de la vida, del dolor y de la muerte, y la belleza de saberse hijo de Dios. Quería hacerlo sin teorías ni discursos, sencillamente mostrando hechos y vivencias de su entorno profesional y vital. Vallejo-Nájero sabe que Olaizola comparte sus mismos sentimientos, y le ayudará a expresarlos con exactitud.


El libro es fruto de largas y sustanciosas conversaciones entre ambos, llenas de anécdotas que tienen por protagonistas muchas veces  a conocidos personajes del momento, como el famoso torero Luis Miguel Dominguín, un hombre curtido por la vida, con sus defectos como todos, pero en el que descubre muchas virtudes humanas.


Olaizola usa un lenguaje asequible, popular, lleno de sentido del humor y que huye de las moralinas. Destaca en su amigo Juan Antonio su gran sentido de la amistad, su facilidad para la relación social, y el afán de descubrir la luz de la fe cristiana a sus amigos, que se hizo más intenso en los últimos meses. 


Vallejo-Nájera poseía también un hondo sentido del aprovechamiento del tiempo, manifestado en su facilidad para emprender aficiones que acababa profesionalizando (además de médico era escritor y pintor), y de las que  incluso lograba rendimiento económico. Una muestra, sin ir más lejos, es este mismo libro, del que se han editado más de 500.000 ejemplares.


El libro es muy entretenido y enriquecedor, y da noticia de personajes del momento en la vida pública española. Y sobre todo muestra algo que con frecuencia se oculta: la muerte no es una puerta que se cierra, sino una puerta que se abre a una vida nueva infinitamente mejor: la puerta de la esperanza. 


Lo cuenta muy bien José Luis Olaizola en la última parte de esta reciente entrevista , en la que habla de otros temas interesantes como su vocación al Opus Dei




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