La ilusión. La alegría de vivir. Miguel Ángel Martí
Miguel Ángel Martí es autor de una serie de deliciosos ensayos sobre algunas de las cualidades que adornan al ser humano: la madurez, la admiración, la intimidad… En este librito nos habla de la ilusión y alegría de vivir, cualidades admirables en quien las posee de manera permanente, y que todos podemos desarrollar para que nuestra vida sea luminosa.
La ilusión es una alegría
anticipada por algo que no se tiene, pero se espera poseer. Toda vida, nos dice Martí, se vive no sólo
desde el presente, sino mirando también al futuro. Y es en esa mirada hacia el
futuro donde radica la ilusión, alegrando la espera, dando fuerzas a la voluntad
y quitando cansancio al esfuerzo.
La mayor ilusión consiste en
amar y ser amado, porque es lo que nos hace más grandes. Un cristiano puede
añadir el motivo: somos imagen de Dios, que es Amor, y estamos destinados a
amar y ser amados. Esta es la gran verdad de nuestra vida, iluminada con fuerza
en la maravillosa parábola del hijo pródigo.
Viviremos más ilusionados si aprendemos a interpretar la vida
positivamente, que es condición para ser alegres. Descubrir que hasta las
dificultades pueden convertirse en un bien, porque exigen superación personal.
Comunicar con los demás
aumenta la ilusión de vivir. Es uno de los elementos esenciales de la fiesta yla diversión: compartir con otros la alegría de estar juntos. Vemos aquí otro
rasgo de lo divino: el reino de los cielos es un gran banquete que
compartiremos juntos. La calidad de vida depende de la capacidad de comunicación,
que es intercambio de información, pero sobre todo establecer nexos afectivos.
La ilusión depende también
de nuestra capacidad de admiración, de ver con ojos nuevos lo ya conocido, lo familiar.
La capacidad de admirar está en la raíz de la filosofía. Nos rodean muchas
cosas muy buenas, ante las que tantas veces pasamos ciegos y desagradecidos.
La lectura, un placer de la
inteligencia, si está bien elegida es
capaz de alimentar nuestra ilusión, porque nos eleva por encima de nosotros hasta
acercarnos a la verdad y a la belleza.
Serenamente ilusionado es la
forma apropiada de vivir. Pero es preciso delimitar el mapa de nuestras
ilusiones, porque no podemos llegar a todo. Hay que definir la propia vida, y mantenerse
firme y constante en el proyecto trazado. La excesiva dispersión impide
realizar un proyecto vital serio. Estar en todo es como estar en nada. Empezar
cada día vivencias distintas, sin proyecto vital, supone matar la ilusión, que
se alimenta de metas alcanzadas.
Aprovechar el tiempo es otra
de las claves de la felicidad. El ocio por el ocio conduce al aburrimiento.
Descansar es llenar el tiempo de una actividad gratificante. Hasta el deporte y
las aficiones requieren cierta profesionalización. La inconstancia en las aficiones provoca que
las fuerzas empleadas no den fruto y no lleguen a mejorarnos. La constancia, en cambio, nos acercará tarde o
temprano a dar frutos, y los frutos mantendrán la ilusión.
Gracias!
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