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lunes, 26 de febrero de 2024

¡Qué buena gente hay en España!


 

Foto Las Provincias

Ante las tragedias, como el reciente incendio de un edificio en Valencia, siempre aparecen algunos dedicados como “de oficio” a sembrar odio y división. Su primera reacción es buscar culpables, en lugar de compadecerse y ayudar a remediar los problemas de las víctimas. Su “solución” es encrespar los ánimos, buscar chivos expiatorios, y a ser posible encontrarlos entre aquellos que su fanatismo ideológico tiene marcados de antemano como enemigos.

Pero la realidad es muy distinta. La inmensa mayoría de la gente que nos rodea es buena, muy buena. Y ante una tragedia sacan lo mejor de sí mismos, y buscan cómo ayudar, dando más de lo que en justicia deberían, porque esa es la verdadera justica con el ser humano: excederse en su favor, gratuitamente.

Un ejemplo de esa cortedad de miras de unos pocos, cegados por su ideología, se ha manifestado en algunas publicaciones, ciertamente minoritarias, intentando apropiarse del buen hacer -heroico buen hacer, en muchos casos- de los organismos públicos oficiales (bomberos, policías, médicos y personal sanitario, funcionarios públicos…) y enarbolándolo como si lo público lo hubiesen inventado ellos y fuera de su exclusivo patrimonio. Tal cortedad de miras se descalifica a sí misma y no merece respuesta. Lo público somos todos y está al servicio de todos, y colabora en estrecha armonía con todas las fuerzas sociales promovidas por la libre iniciativa de los ciudadanos. Como se ha demostrado estos días.


Pero la verdadera noticia es que vivimos rodeados de personas muy buenas, que ante la tragedia son capaces de poner sus vidas en juego, como han hecho los bomberos, y el conserje de uno de los edificios, y seguro que muchos más entre los vecinos. Gente que en lugar de comenzar por buscar culpables aportan ante todo soluciones, y comparten lo que tienen con los que se han quedado sin nada, hasta desbordar sus necesidades.



Lo describe muy bien este mensaje que he recibido en un grupo de whatsapp, de alguien que ha estado trabajando muy duro desde el primer momento de la tragedia:

“Qué buena gente hay en España (...) : "El ayuntamiento de Valencia dará vivienda totalmente amueblada

Con nevera llenada por la empresa Mercadona

Inditex, Mango y El Corte Inglés proveerán de ropa a todos los afectados

Sanidad realizará cartillas Sanitarias con solo ir a solicitarla en el centro de salud y toda la medicación gratuita para las personas que necesiten un tratamiento

Varios hoteles de Valencia como Meliá ya han alojado a todas las familias hasta que se les entregue una vivienda

Se solicita a la población que ya no lleven más donaciones porque están desbordados

Chicas, tras un día durísimo de trabajo solo

deciros q estoy emocionada.

En tiempo récord, se ha puesto en marcha un edificio de 131 viviendas q tiene el ayuntamiento y en el q vamos a realojar a los afectados: anoche, se pusieron en marcha los 8 ascensores y esta mañana, a las 7, operarios de Iberdrola y aguas han instalado los contadores de agua y luz. Se han limpiado las viviendas con empresas q voluntariamente se han ofrecido. Mercadona, ikea, dormitienda y empresas de Onteniente  han donado todo lo necesario para empezar una nueva vida. Teníais q haber visto el ambiente de colaboración q había. De verdad que estoy emocionada! Impresionada me he quedado con los de ikea. 50 minions ( como se han autodenominado) q han venido de manera voluntaria a montarlo todo. Impresionante!!! Eso es remangarse a trabajar y dar solución a situaciones extremas👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👍👍👍

martes, 31 de octubre de 2023

Mis años con Juan Pablo II. Joaquín Navarro-Valls




    Este libro de recuerdos constituye una mirada privilegiada al trabajo de comunicación en el interior de la Santa Sede en los intensos años en que al timón de la nave de Pedro el Espíritu Santo colocó a san Juan Pablo II. Son años en los que el prestigio del papado ante los líderes mundiales alcanzó cotas insospechadas.

    Navarro-Valls, médico y periodista español, corresponsal del diario ABC ante la Santa Sede y Presidente de la Asociación Internacional de Periodistas acreditados en Roma, fue llamado por el Papa a dirigir la comunicación de la Iglesia al inicio de su pontificado. Navarro puso una condición: acceso directo al Papa. Sólo la línea directa con la cabeza permite al director de comunicación o Portavoz cumplir con su misión de informar. 

    Navarro solía tomar breves notas al final de sus agotadoras jornada: impresiones acerca de los acontecimientos del día, actitudes y comentarios inspiradores del Papa que le impactan, dilemas a los que se enfrenta para resolver crisis informativas, interferencias de otros organismos con la Sala Stampa, su visión personal acerca de personalidades o de conflictos internacionales… Son muy entrañables sus anotaciones durante las jornadas alpinas de descanso junto al Papa: chispeantes, familiares, llenas de buen humor y de sentido de lo eterno. Visto desde ahora, hay que agradecer a Navarro-Valls cuanto hizo por asegurar ese necesario descanso del Papa.

    No estamos propiamente ante un diario, pues el intenso trabajo no siempre le permitía escribir cada día, especialmente durante los agotadores viajes por el mundo acompañando al Papa y atendiendo a los periodistas. Pero estos apuntes personales son tan sustanciosos que permiten presenciar en primera fila aquella vida junto al gran Juan Pablo II, y aprender a tener una mirada más católica, más universal, sobre el devenir de la Iglesia y del mundo. 

    Se percibe la contenida emoción de Navarro-Valls ante la evidencia de trabajar junto a un Papa santo, dotado además de una extraordinaria personalidad y enorme capacidad de comunicación. Resalta también la profesionalidad de un buen periodista y director de comunicación, plenamente identificado con su misión junto al jefe, en esa singular empresa que es la Iglesia: una empresa que no se rige por criterios meramente humanos, pero que necesita apoyarse en instrumentos idóneos que conocen y dominan su oficio. De ambas dimensiones era bien consciente Navarro, formado junto a san Josemaría en la espiritualidad del Opus Dei, que enseña a amar al Papa y a santificarse a través del trabajo profesional.

    Navarro-Valls, entregado sin reservas a su trabajo profesional al servicio de la Iglesia y del Papa, sabe quedar en segundo plano, dando todo el protagonismo a la figura tan entrañablemente humana y cercana de Karol Wojtyla, en quien sin duda percibe ya la santidad pronto reconocida por la Iglesia. Se percibe también la notable sintonía humana entre ambos, cada uno consciente de su misión.

    Con sencillez, Navarro habla de sus aciertos y errores informativos, que de ambas experiencias se puede aprender. Y con elegancia –un rasgo suyo que resaltan cuantos le conocieron- señala también las no pocas dificultades internas y externas que tuvo que sortear para cumplir su misión de informar con transparencia.  Empleó su ingenio y capacidad de iniciativa para implantar una comunicación proactiva, que marca su propia agenda, en lugar de  limitarse a actitudes defensivas que acaban por ensombrecer el rostro de la Iglesia ante la opinión pública.  

    Con esas armas –profesionalidad, don de gentes, conciencia de la dimensión sobrehumana de la Iglesia y del Papado, y notable coraje- contribuyó a que  llegara con nitidez a la opinión pública internacional el firme magisterio de san Juan Pablo II,  y una imagen más auténtica de la Iglesia. 

    Anoto algunas ideas que he seleccionado del texto:


Libertad

    Juan Pablo II explica que Dios ha decidido aceptar el pecado del hombre antes que privarle de la libertad. Y con su libertad el hombre puede hacer el bien o el mal. Puede pecar. Todo proyecto humano debe reconocer esa libertad original del hombre y orientar su esfuerzo en ese sentido. Por eso el materialismo histórico no se puede considerar como un proyecto humano de liberación. Una frase de la encíclica Dominum et vivificantem sentó muy mal en el mundo comunista, pero es verdadera:“el materialismo científico está ligado al pecado contra el espíritu.”   

    Para Juan Pablo II hay dos demonios, el de Oriente y el de Occidente; o mejor dicho, un demonio con dos caras. El de Oriente, brutal y sanguinario, intenta arrancar de cuajo la idea de Dios en el alma del hombre. El de Occidente es más sutil y menos brutal quizá, pero tiene gran poder de seducción.

    Casaroli; Secretario de Estado del Vaticano, prefería no enfrentarse a las autoridades comunistas checoeslovacas, que prohibieron a los obispos checos acudir a Roma en visita ad limina. Juan Pablo II en cambio era partidario de decir la verdad, sin ocultarla, aunque molestara. “El sucesor de Pedro no puede mirar con indiferencia una situación como esa, porque le ha sido confiada la solicitud por la Iglesia universal: tiene voz para defender a los que no la tienen, no está dispuesto a callar.”

    Para Juan Pablo II, el liberacionismo de raíz marxista es una solución injusta a una situación injusta. En estos momentos, decía, hay una esclavitud doble: por culpa de los sistemas marxista y capitalista; hay muchos esclavos del capitalismo, y la confrontación de los dos bloques esclaviza también a miles de hombres. 

    Memorandum sobre el papel de la Iglesia y los cristianos como promotores de la libertad: La Iglesia no es un lugar donde hay miedo a la libertad, como intentó presentarla la Ilustración. Ejemplo, el papel de Vaclav Havel en Checoeslovaquia y otros artistas en países del Este en defensa de la libertad y la identidad nacional. ¿Puede concebirse la futura unidad de los pueblos de Europa fuera de sus raíces cristianas comunes? ¿Qué límites tiene la “libertad occidental” tal como se presenta hoy? Pidieron al Papa q abordara estas cuestiones para ayudar a comprender el significado de los acontecimientos vividos en Europa en los años 80 y 90. 

     Palabras de Vaclav Havel al recibir a Juan Pablo II en su país, tras la caída del régimen comunista: “Yo no sé qué es un milagro, pero a un país devastado por la idea del enfrentamiento y la división en el mundo llega el mensajero de la paz, del diálogo, de la tolerancia, de la estima y de la sosegada comprensión, el mensajero de la unidad fraternal en la diversidad.”

Viajes

    Le preguntan al Papa en uno de sus viajes si no es mucho gasto. Su respuesta deja pensativos a los periodistas: “El sucesor de Pedro trae el mensaje de la Redención, y la Redención ha costado un precio inconmensurable: toda la Sangre de Cristo.” 

    En Chile, agitadores lanzaron piedras a los periodistas que cubrían la Misa del Papa y exhibieron pancartas. El comentario del Papa: “Lo único q no hay q hacer en estas ocasiones es rendirse a los agitadores.” Y a los asistentes a la Misa: “Os felicito por haber reaccionado como cristianos a la violencia.” Y al llegar al alojamiento, a los que le aplaudían con cariño les repitió varias veces: “¡El Amor es más fuerte q el odio!

    Sobre Pinochet: le llamaba “questo piccolo ditatore” (pequeño dictador, en comparación con las sangrientas dictaduras del Este).

    La presencia del Papa en un lugar hace que "algunas cosas sucedan". Mejora, por ejemplo, el clima humano en los encuentros con líderes de confesiones cristianas, caen susceptibilidades y sospechas, y a la vez no hay ni sombra de confusión doctrinal. O el ambiente en las Jornadas Mundiales de la Juventud, que sólo se explican porque está el Papa. 

    Líbano: Juan Pablo II afirma que en Occidente falta la firmeza para frenar la masacre de cristianos en Líbano (el centro de la cuestión, piensa Navarro-Valls, es la acción concertada de países árabes para aniquilar a los cristianos libaneses). El Papa pide una posición fuerte, decidida, convencida, para frenar la masacre física y moral de los maronitas, y doblegar la arrogancia frente a la pasividad occidental. “¡Y mientras tanto el mundo cristiano duerme!”, exclama el Papa.

    Cuba, 1997: Joaqueín Navarro-Valls, que tuvo un papel destacado en as conversaciones previas con Fidel Castro, anota: Un régimen totalitario, comunista, que no admite nada que no esté organizado y controlado por el partido. No se le permite a la Iglesia celebrar ceremonias fuera de los templos. No están permitidas escuelas con ideario católico, ni prensa católica.

    A pesar de la intensidad de los programas en los viajes, el papa reza, saca tiempo para la lectura de libros de espiritualidad, para rezar el rosario, los viernes el Via Crucis… Su oración es de adoración: a veces, tras una jornada intensísima y agotadora, sin que nadie lo advierta, se dirige a la capilla, se postra ante el Santísimo y pasa la noche entera en adoración. 

Misión de los laicos

    “Sentid la responsabilidad de llevar el espíritu de Cristo a la vida pública. Ningún cristiano debe permanecer indiferente ante los acontecimientos del mundo. Debéis ser la sal de la tierra, y llevar la luz de la verdad de Dios a todos los ámbitos de la vida. Este es un servicio que le debemos al mundo. ¡No se puede vivir sin Dios!"

    “Todo cristiano participa de la misión de Cristo de modo único y personal”: esa parte nos corresponde a cada uno, y esa participación en la misión constituye a la Iglesia. La Iglesia es una participación viva en la misión de Cristo.

    La esencia de la Iglesia es comunicación, no uniformidad: unidad en la pluralidad de pueblos, costumbres y tradiciones, no uniformidad homogeneizante. 

    Una cosa es el Estado y otra la Patria. El poder es distinto de la sociedad.

    Hay q salir y crear opinión en el terreno de juego de los medios. Juan Pablo II, a los q iban a la Conferencia de Pekin en representación de la Santa Sede: “Si os ponen dificultades, contádselo a la gente: hablad.”

   Navarro Valls fue enviado por el Papa como parte de la Delegación Vaticana en la Conferencia de El Cairo sobre Población. Allí se empleó con coraje frente al Vicepresidente Al Gore, a propósito a la manipulación que se introducía en los textos al referirse a “Salud reproductiva”, introducida por la Delegación de Estados Unidos. Al Gore incluye la “regulación de la fecundidad”, que incluye el aborto: cada vez que aparece el término “salud reproductiva” en el documento, se asume el significado de derecho al aborto seguro, eficaz, accesible y aceptableAccesible significa subvencionado por el Estado, sin límites. Y además se incluye como parte importante de las políticas internacionales de desarrollo, que supone un trágico neocolonialismo en la relación entre países ricos y pobres. 

    El Papa, anota Navarro-Valls, es consciente de que hay intereses económicos detrás de los objetivos de El Cairo: llama la atención que el documento final sobre el Desarrollo, que  tiene 113 páginas,  dedique sólo 7 al desarrollo, y sin embargo a lo largo de todo el texto se repitan más de cien veces conceptos sobre salud sexual y salud reproductiva. También había intereses económicos y colonialismo detrás de la oposición a la encíclica Humanae Vitae, de Pablo VI.  

    Como en El Cairo y Pekin, también en la Conferencia de Estambul (1996) sobre el Habitat, se vio la insistencia de “algunos” en incluir “salud reproductiva” y “salud sexual”, que significaba para ellos  sinónimos de aborto, aunque lo negaran en aquel momento. Especialmente radicales fueron los delegados de USA y los de Canadá, empeñados en sustituir la palabra familia por Afamilies@ o Agender@, para q se considerara familia cualquier “relación de género”. 

    Navarro-Valls  señala ocasiones perdidas de influir en la conciencia internacional a través de la opinión pública, porque desde Secretaría de Estado pasan al Papa unos textos con términos “moderadísimos”, por ejemplo sobre la guerra de Irak, o por no avisar con tiempo a la Sala Stampa para poner sobreaviso a  periodistas clave sobre discursos importantes (como la posición de la Santa Sede sobre los Santos Lugares y Jerusalén): por no avisarle para poder hacer esa preparación previa, muchos mensajes importantes del Papa pasan desapercibidos y no llegan a la opinión.  

    La Secretaría de Estado, anota, tiende a no dar información, y así no marca la agenda a los medios, sólo rectifica a la defensiva. En lugar de un lenguaje convincente, bien desarrollado, que tuviera en cuenta la desinformación internacional y los ataques, tanto en Nueva York como en la prensa internacional, a la delegación de la Santa Sede en la Conferencia  sobre el Desarrollo y Población, le pasan una líneas anodinas, crípticas, y que son completamente ignoradas por la opinión pública. ¿Culpa suya por no preverlo, o dejadez, o miedo a dar la cara en la opinión pública? Esto, y la progresiva enfermedad del Papa, que limitaba su capacidad de acceso directo a él, supuso más dificultades para el trabajo de Navarro-Valls a partir de 1999. 

    Navarro se asombra de gentes de la Curia que piden que la opinión pública sea benévola con la Santa Sede, pero sin darles información, sin intentar alimentar el flujo informativo. 

    Ni pacifista ni belicista: el valor de la paz está supeditado al bien común. No se puede olvidar el valor de la legítima defensa. 

    ¿Las religiones han originado guerras? Se han dado instrumentalizaciones que, a la luz de las palabras de JP2, han sido un trágico error: “No existe ninguna intención religiosa que pueda justificar la práctica de la violencia del hombre contra el hombre.”

Rasgos de la personalidad de Juan Pablo II

    Juan Pablo II tiene una virtud que algunos llaman “normalidad”: en realidad se trata de una profunda humildad y una gran simpatía. 

    Enorme capacidad de concentración cuando reza o estudia. Sabe guiar y controlar los estímulos sensitivos que le rodean hasta extremos desconcertantes: ejemplo, en Malta, reza absorto el breviario en un barco, mientras a su alrededor decenas y decenas de pequeñas embarcaciones le rodean y saludan para recibirle, en un espectáculo bellísimo de un día magnífico..

    Sabe escuchar: Juan Pablo II está muy atento a la argumentación de quien le habla, y a la vez intenta entender la estructura mental de la persona con quien conversa: manifiesta interés grande por el otro y por lo que dice. 

    Aborda los problemas de la Iglesia sin angustiarse. Sabe mantenerlos en un plano objetivo, conservando la serenidad, rasgo decisivo de su carácter. “Nunca le he visto perder el sentido del humor, o desbordado por los acontecimientos” dice su secretario Dziwisz. Impresiona verle dormir en santa paz, en medio del monte, abandonando el timón de la Iglesia a Dios. 

    Mientras se dirigen a la cima del monte Pieralua (2.694), por pasos empinados y difíciles, y una cruz en la cima, comenta Dziwisz: “Así es como el Papa dirige la Iglesia: despacio, sin tirones, pero con tenacidad y los ojos fijos en la meta. Escucha a todos, pide consejo a todos, pero luego decide en su oración y no separa los ojos de la meta.”

    Juan Pablo II no deja de ser Papa ni cuando descansa, ni deja de rezar mucho. Cuenta que vivió su elección con serenidad y sin ansiedades, pero añade que experimentar una cierta ansiedad delata un hondo sentido de responsabilidad

    Ser Papa es una responsabilidad inmensa, pero cuando Dios confía una carga, nos otorga también la gracia para sobrellevarla. Pero no es algo específico de las responsabilidades eclesiásticas: la responsabilidad de un marido o una esposa, que aceptan al otro y aceptan serle fieles mientras viva, es la misma: un compromiso personal para toda la vida.”

    Time declara a JP2 hombre del año 1994 “por su lucha para poner los cimientos de un orden moral en nuestro tiempo.”

    “Cansar el cuerpo”, hacer ejercicio, es importante y bueno para el organismo: un cansancio físico moderado.

    Solía repetir: Sempre avanti! 

    “Ya ha pasado el tiempo que supera todas las debilidades”. Le pareció a Navarro-Valls que esa frase equivalía a “ya no me importan las debilidades físicas y las enfermedades."

    Entrañable comentario del secretario, moneseñor Dziwisz, a Navarro, en tono de complicidad: “Muchos años trabajando con el sucesor de Pedro, y luego, el cielo.”

   Juan Pablo II beatificó a una empleada de hogar polaca, Angela Salawa, y repetía unas palabras suyas que hizo propias: “Señor, vivo porque Tú quieres que viva; moriré cuando quieras, sálvame porque Tú puedes hacerlo.”

    Un recuerdo del padre de Juan Pablo II (que hizo de padre y madre para él): “Cuando por la noche me despierto y tardo en dormirme, recuerdo que a veces él se levantaba por la noche y se ponía a rezar.”

    A leprosos en Brasil: “Ninguna persona es un verso suelto. Componemos entre todos el mismo poema divino, que Dios escribe con el concurso de nuestra libertad.

    Su lema es una oración dirigida a la Virgen María: Totus tuus ego sum// et omnia mea tua sunt.// Accepi te in mea omnia// Praebe mihi cor Tuum, / María. (Soy todo tuyo, y todo lo mío es tuyo. Te recibí en todo lo mío, dáme tu Corazón, María.)

    “Hay que vivir sin pensar en el mañana, que Dios quiere esconder. La Virgen no vio todo desde el principio, no sabía qué iba a pasar mañana, y vivía al día, abandonada en Dios.” ¿Dimisión del Papa? Quizá Dios quiere hacer ver que la Iglesia es algo distinto de otras organizaciones que tienen siempre a la cabeza alguien joven y dinámico.

    Juan Pablo II, anciano y célibe, está enseñando a entender el amor humano: porque su esfuerzo es un ejemplo de cómo amar.

    Dimensión misteriosa de la recaída del Papa, que sólo encuentra respuesta en la Cruz de Jesús. De ese dolor del Papa Dios está sacando mucho bien para la Iglesia.

    En una de las paredes de la terraza del apartamento del Papa hay un Via Crucis: en la 5ª estación, el Cirineo tiene el rostro de Karol Wojtyla. 

    Depauperación progresiva de un hombre que está ante la mirada de la humanidad: no se entiende si no es mirando a la Cruz de Jesucristo. La cara de Juan Pablo II cuando se asomaba a la ventana a saludar era de sufrimiento, inexpresividad y conmoción.

    Israel e Irán se estrechan la mano en el funeral de JP2: el protocolo para las delegaciones, salvo para las casas reales, fue el orden alfabético, y les tocó una al lado de la otra. 

Primado de Pedro:

-Palabras en la ceremonia ecuménica en Finlandia, ante luteranos y protestantes: 

    “¿Quién soy yo? Como todos vosotros, soy un cristiano, que he recibido en el bautismo la gracia que me une a Jesucristo Nuestra Señor. Mediante el bautismo soy vuestro hermano en Cristo y he sido llamado al sacerdocio sin ningún mérito por mi parte y ordenado para el ministerio de la palabra, la celebración de la santa Ecaristía y el perdón de los pecados. 

    La voluntad de Dios para mí fue confiarme la misión del ministerio especial del obispo de Roma, sucesor de san Pedro, en el cual, conforme a las enseñanzas católicas, el Señor instituyó el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad de la fe y de la comunión.”

-Conferencia de Sto Domingo, en América: 31 comisiones, cientos de papeles: Joaquín se desahoga con JP2: “Si no existiera el Primado de Pedro por voluntad divina, habría que inventarlo.” Y JP2 le responde: “No, si no existiera por voluntad divina no se podría inventar.”

Comunicación

Joaquín Navarro Valls: “Una mentalidad errónea es que basta con leer todo lo negativo para estar informado: es preciso estar informado también de lo positivo, porque si no se puede crear un complejo de asedio frente a las críticas.”

El Papa no le indica qué debe informar a los periodistas, pero la libertad y la confianza con que le habla permite al Portavoz conocer su pensamiento y darlo a conocer. Por ejemplo, en la mente de JP2 no había lugar para un papa emérito. Pero sólo le cuenta la anécdota de su comentario al doctor que le atendió de la rotura del fémur: “Le dije: sólo tenemos una opción: me cura y yo tengo que ponerme bueno, porque no hay lugar en la Iglesia para un Papa emérito.” JP2 sabía que era una pregunta recurrente de los periodistas. Y así facilitó su trabajo.





lunes, 2 de enero de 2023

Algunos libros en la vida de Joseph Ratzinger


 

Lecturas que dejaron huella en Joseph Ratzinger-Benedicto XVI

Peter Sewald, en su espléndida biografía de Benedicto XVI, desgrana, al hilo de sus conversaciones con el papa, algunas de las lecturas que han podido marcar la trayectoria intelectual de Ratzinger desde sus años jóvenes.

Para un intelectual que ha dedicado su vida a buscar la verdad en lo mejor del saber humano y en el tesoro del Evangelio y de los Padres de la Iglesia, es lógico que la enumeración no sea exhaustiva. Pero algunos títulos resultan significativos, y el propio Ratzinger señala que han sido decisivos en el desarrollo de su pensamiento.

 

Amor y verdad. Agustín y Tomás de Aquino

        Ratzinger descubre a san Agustín al leer Las Confesiones, y queda cautivado por su profunda y viva teología, que emana de su experiencia vital, muy distinta a la de Tomás de Aquino.

La lectura de Tomás de Aquino (demasiado impersonal para su gusto, en un principio) no le interpela con esa fuerza, pero la de Agustín sí, profundamente, porque Agustín se muestra como hombre apasionado que sufre y se interroga. Agustín es alguien con el que uno puede identificarse, afirma Ratzinger, porque Agustín ve la propia pobreza y miseria de pecador a la luz de Dios, y a la vez se siente movido a la acción de gracias por el hecho de ser aceptado por Dios y elevado mediante la transformación de su persona.

A Agustín lo veo como un amigo, como un contemporáneo que me habla”, explica Ratzinger. Agustín es “una persona animada por el inagotable deseo de encontrar la verdad, de descubrir qué es la vida, de saber cómo debe vivir uno.”

        La huella de Agustín de Hipona se percibe en los escritos de Ratzinger: “El ser humano es un gran enigma, un profundo abismo. Sólo a la luz de Dios puede manifestarse plenamente también la grandeza del ser humano, la belleza de la aventura de ser hombre.”

Con la lectura de san Agustín, en Joseph Ratzinger arraiga el convencimiento de que no bastan los libros para conocer a Dios: “sólo una profunda moción del alma puede producir abundancia de conocimiento de Dios.”

Pero también el poderoso rigor intelectual de Tomás de Aquino ayudó a configurar su mente. Ya en 1946 su profesor le hizo un encargo que le marcaría: traducir del latín la Cuestión disputada sobre la caridad, de santo Tomás. Debía encontrar las innumerables citas en los pasajes originarios de la Sagrada Escritura, así como rastrear los textos de filósofos y teólogos que menciona Tomás –Platón, Aristóteles, Agustín–, cotejarlos y localizar y registrar capítulo y líneas correspondientes a cada uno de ellos.

Esta tarea propició su encuentro intelectual con Edith Stein, que había traducido por primera vez al alemán las Cuestiones disputadas sobre la verdad.

El amor y la verdad se convertirían con el tiempo en temas centrales de toda la obra de Ratzinger. A su juicio, no puede haber amor sin verdad ni verdad sin amor. Curiosa casualidad: el amor no solo fue su primer tema como teólogo, sino también el tema de su primera encíclica como papa. Su ópera prima en la facultad, con el título de Comunicación sobre el amor, apareció en una tirada de dos ejemplares (el primero, manuscrito; el segundo, mecanografiado); su ópera prima como papa, Deus caritas est [Dios es amor], en una tirada de más de tres millones de ejemplares.

Edith Stein fue canonizada por Juan Pablo II, en presencia de Ratzinger, el 11 de octubre de 1998 en la plaza de San Pedro de Roma. Simultáneamente, el papa polaco declaró a la mártir alemana copatrona de Europa. «Sea consciente de ello o no, quien busca la verdad, busca a Dios», afirmó la carmelita santa.


El futuro de la humanidad. Herman Hess, Guardini, Newman, Orwell

        Influyen mucho en el joven Ratzinger dos obras de Herman Hess: El juego de los abalorios y El lobo estepario. Hess se confronta críticamente con el espíritu de la época.

En El juego de los abalorios hay un asombroso parecido con la trayectoria intelectual y religiosa de Ratzinger: el joven protagonista ingresa en una orden ficticia que busca la verdad mediante el saber y la música, y llega a lo más alto de la orden.

El lobo estepario narra el desgarro anímico de la época: el protagonista es un personaje hipersensible y solitario, hombre de libros y de ideas, buen conocedor de Mozart y de Goethe, criado por padres y maestros cariñosos, severos y muy píos, que vive inmerso entre una cultura europea antigua que se hunde y una tecnocracia moderna que crece excesivamente. Añora los corazones llenos de espíritu, no puede encontrar la huella de Dios en una época tan burguesa, y por eso se siente como un lobo estepario en medio de un mundo cuyas metas no comparte.

        Ratzinger estudió a fondo las obras de Romano Guardini y de J. H. Newman, de Sartre, el Diario de un cura rural, de Bernanos… Todo ello iba dejando huella en su mente, que aprendía a discernir con sentido crítico, a tomar lo bueno y colegir el daño que puede hacer lo malo.

Son obras que ayudan a penetrar y hacerse cargo de los problemas que abruman al hombre de nuestro tiempo. Permiten vislumbrar también los riesgos que acechan a la humanidad, sobre los que Benedicto no ha cesado de reflexionar y poner en guardia con su Magisterio, en el que junto a la racionalidad de los argumentos se percibe la asistencia del Espíritu Santo.

Cuatro de sus lecturas preferidas sobre la peligrosa deriva del mundo han sido 1984 (G. Orwell), Un mundo feliz (Aldous Huxley), Señor del mundo (R.H. Bergson, puesta de relieve y recomendada también por el papa Francisco), y Breve relato del Anticristo (Vladimir Soloiev).

 



Amor y sexualidad. Adam y Joseph Pieper

Los libros de August Adam sobre el amor y la sexualidad influyeron en el pensamiento de Ratzinger. Adam afirma que el impulso sexual no debe considerarse “impuro”, sino un regalo que a través del amor al prójimo alcanza su santificación.

        Estas ideas, junto a las de Josef Pieper en su libro El amor, aparecen en su primera encíclica: Deus caritas est, en la que habla de “sumergirse en la embriaguez de la felicidad”. La encíclica explica la misión caritativa de la Iglesia en el mundo: “Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios permanece en Él.”. Ese es el corazón de la fe cristiana, la imagen cristiana de Dios y la consiguiente imagen del hombre y de su camino en la tierra: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él.”

        El cristianismo no ha destruido el eros: al contrario, la humanidad de la fe incluye el sí del hombre a su corporeidad, creada por Dios. El eros regalado por el Creador permite al ser humano pregustar algo de lo divino.

        Amor a Dios y amor al prójimo forman una unidad indisoluble. Sin amor al prójimo el amor a Dios se marchita. Sin amor y contacto con Dios, en el otro no reconoceré su imagen divina.

        “El amor es una luz –en el fondo la única- que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar. El amor es posible, y nosotros podemos ponerlo en práctica porque hemos sido creados a imagen de Dios.”

 

La nueva física encamina de nuevo a los científicos hacia Dios y hacia la imagen cristiana del hombre.

La Filosofía de la libertad de Wenzl mostró que la imagen del mundo derivada de la física clásica, en la que Dios no desempeñaba ya papel alguno, había sido reemplazada, a consecuencia del desarrollo de las propias ciencias de la naturaleza, por una imagen del mundo que volvía a ser abierta.

La convicción entre los intelectuales con los que se codea Ratzinger en la universidad era que los científicos, «en virtud del cambio radical iniciado por Planck, Heisenberg o Einstein, estaban de nuevo en el camino hacia Dios». Era hora de que la metafísica, es decir, la doctrina de lo que se encuentra detrás del mundo conocido y calculado, volviera a ser de una vez la base común de todas las ciencias.

En resumen: el futuro tan solo podía ser reconstruido sobre una base intelectual, conforme a la idea de la vida que está bosquejada en la liberal y reconciliadora imagen cristiana del hombre.

 

Cambio radical de pensamiento y Filosofía de la libertad.

Si esta obra de Wenzl (Filosofía de la libertad) fue para Joseph impulso para pensar e inspiración, el libro del profesor de teología moral Theodor Steinbüchel Cambio radical de pensamiento se convirtió en lectura clave. Quería conocer «lo nuevo» en lugar de limitarse a una filosofía «manida» y «envasada». El novel estudiante se sentía muy decepcionado por profesores que habían dejado de ser personas indagadoras y, en su estrechez intelectual, se contentaban con «defender lo hallado frente a cualquier pregunta».

En Verdad, valores, poder, de Steinbüchel, Ratzinger leyó frases que le conmovieron profundamente: «El ser humano se da solo ante Dios y solo en libertad; únicamente bajo ambas condiciones es persona». El «conviértete en lo que eres» tiene sentido sólo si se sabe realmente qué es el hombre: ser hacia Dios. Y llegar a ser uno mismo, como exigía Heidegger, solamente es auténtica realización del yo si es incorporado a la relación con Dios, en la que se cumple lo que de verdad son el «hombre» y el «yo».

De ahí que Dios no sea, como sostiene Nietzsche, la muerte y la ruina del hombre, sino su vida: «El garante de su libertad es Dios, porque este lo ha creado como el ser que se trasciende hacia el tú y porque esta trascendencia de su ser tan solo se realiza en la vida de la libertad personal».

Steinbüchel, en su Cambio radical de pensamiento, se basa en la obra poco conocida de Ferdinand Ebner, quien a principios de siglo XX redescubre que la palabra de la revelación no es una construcción del pensamiento, sino hallazgo y recepción, comprensión de sentido que el pensamiento no ha ideado por su propio poder.  Un ser conocido que es la realidad del Dios personal que en su palabra se dirige al hombre perceptor.

Sólo en este dinamismo vivo y decisivo se constituye la existencia humana en su singularidad más profunda, misteriosa y responsable. Ebner construyó una filosofía de la relación yo-tú entre la criatura y el Creador que ponía las bases del existencialismo cristiano y del pensamiento dialógico.

 

Hildegarda de Bringen, sabia, científica y mística

Quizá para nosotros poca conocida, desde su juventud Ratzinger se sintió atraído por la figura de Hildegarda de Bringen, sabia, médica, poeta, compositora y mística, que vivió en el siglo XI y ha sido canonizada y declarada doctora de la Iglesia por él cuando llegó a Papa. Hildegarda amó a Jesucristo en su Iglesia, sin ingenuidad ni timideces: como Benedicto. Seguro que esta santa doctora ha ocupado el papel de guía fiel en el camino espiritual e intelectual de Benedicto.


                           

domingo, 9 de mayo de 2021

Retorno a Brideshead: el arduo ascenso del amor




 Retorno a Brideshead. Evelyn Waugh


Retorno a Brideshead, publicada por primera vez en 1945, es la novela más famosa del escritor inglés, Evelyn Waugh (1903-1966). En los años 30, tras el divorcio con su primera mujer, Waugh se convirtió al catolicismo.

En su interesante Cartas a un joven católico, George Weigel hace un agudo comentario a esta novela, que considera un referente para entender en qué consiste la conversión al catolicismo. Para Waugh, el castillo de Brideshead, como el Castle Howard en que se rodó más tarde la película basada en la novela, no es simplemente el escenario en que transcurre gran parte de la acción, que además ofrece un marco de belleza magnífico.

Gracias al arte y la intuición de Waugh, todo se transforma en un lugar emblemático en el que se puede observar el proceso de una conversión al catolicismo, un lugar privilegiado en el que podemos ver cómo un personaje asciende por la escala del amor. Porque al fin y al cabo, hablar de catolicismo es hablar de la acción de Dios, que es Amor, en el mundo. Y de su Amor proceden todos los demás amores que merecen ese nombre.




En Retorno a Brideshead, Evelyn Waugh ofrece una penetrante visión del catolicismo. Cuando en plena fiesta, una imponente matrona pregunta al protagonista cómo es que él, prominente católico converso, puede comportarse de manera tan descortés, Waugh replica: «Señora, si no fuera por mi fe, yo apenas sería humano».

Ese comentario, más allá de la ironía o el sarcasmo, encierra una convicción humilde, que nos recuerda lo que el propio Evelyn Waugh había escrito a su amiga Edith Sitwell, escritora como él, cuando fue admitida en la Iglesia Católica:

“¿Debería yo, como padrino, ponerle a Vd. en guardia sobre los probables sobresaltos que le aguardan en el aspecto humano del catolicismo? En realidad, no todos los curas son tan inteligentes y tan amables como el Padre D’Arcy y el Padre Caraman. (En mi libro, el caso de aquel que va a confesarse con un espía es una experiencia real.) Por mi parte, estoy seguro de que Vd. conoce el mundo lo suficientemente bien como para saber que hay católicos presuntuosos, rudos, perversos y maleducados. Yo me digo continuamente a mí mismo: «Sé que soy horrible; pero cuánto más horrible sería si no tuviera fe». Una de las alegrías de la vida católica consiste en reconocer las pequeñas chispas de bien que saltan por todas partes, igual que los ardores de los santos.

Retono a Brideshead es una obra que muestra cómo pequeñas chispas de bondad puedan acabar provocando llamaradas de auténtica conversión. Como dijo el propio Waugh, la obra muestra «los efectos de la gracia divina en un grupo de personajes diferentes, pero estrechamente vinculados».

Se trata de una novela sobre la conversión; pero una conversión entendida como disposición a subir los escalones, muchas veces demasiado empinados, de la escala del amor. Una escalera que comienza con la juvenil amistad del protagonista, Rydler, con Sebastian, que implica un juego no exento de perversión.

La escala sigue más tarde con un amor más elevado y noble con Julia, aunque adúltero por ambas partes, y por eso limitado. Ese amor no puede sino acabar en tristeza, porque está muy alejado del idílico paraíso que soñaban y al que por ese camino nunca llegarán. Ese amor mutuo está muy lejos del verdadero amor y de sus exigencias. Sólo cuando lo reconocen, cuando aceptan admitir que su situación es de pecado, sólo entonces son capaces de afrontar el último escalón, el del verdadero amor. Y por eso de mutuo acuerdo se separan.

Es entonces, cuando han aceptado separarse, cuando se enfrentan al último peldaño: el del amor de Dios manifestado en Cristo. Han pedido una señal que les permita dar ese salto definitivo, y la reciben ante el lecho de muerte de lord Marchmain. Éste se encuentra ya en estado de coma.

Todos pensaban que Marchmain vivía alejado de la religión, y de hecho así era. Pero sucede algo inesperado: el lord está en coma, inconsciente, y entra el sacerdote para ungirle con la Unción y absolverle de sus pecados. Y mientras le absuelve, de manera imprevisible, la mano derecha del lord se mueve pausadamente hacia su frente, y luego baja hacia el pecho… y hace completa la señal de la cruz, ante la mirada atónita de todos. Era la señal que ambos, Julia y Rydler, pedían para dar el paso definitivo hacia su conversión.

No es pues esta obra una mera sátira social de su época (tan frecuente en otras de las novelas de Waugh). Ni tampoco evocación nostálgica de un suntuoso pasado. Ni una prueba más de ese estilo refinado y un tanto amanerado con que Waugh y otros autores ingleses han recreado la vida social de esos años.    

Estamos ante una novela sobre la conversión, por otra parte magistralmente puesta en escena, en la que se muestra cómo el amor es algo superior y muy distinto al sentimiento.

El amor es un impulso interior de carácter espiritual, un anhelo de comunión, incapaz de ser saciado por amores raquíticos. No es un camino fácil, pero es posible, ascender por la escala del amor. Para ascender es preciso reconocer que el estado en que uno se encuentra es insuficiente, pedir perdón y reconciliarse, haciéndonos responsables de nuestros actos.

La novela fue recreada con éxito en 1981 en una serie de diez horas de duración para la televisión británica: una adaptación muy fiel al espíritu de la novela, en la que intervinieron artistas de la talla de Diana Quick o Sir Laurence Olivier. La inspirada música de Geoffrey Burgon, que abre esta entrada, suena magistralmente como una imagen de que el amor está en el centro de nuestra condición humana, muy alejado del mero sentimentalismo.

No podía ser de otro modo, puesto que Dios es Amor y nosotros imagen suya, en camino hacia la identificación con Él si sabemos ir subiendo los peldaños de calidad del amor, que nos alejan del egoísmo y nos acercan al verdadero Amor. 

No sucedió lo mismo con la película que en 2008 dirigió Julian Jarrold para la gran pantalla. Una película que deja vacío, o al menos tergiversa, el sentido de la novela de Waugh, y roba al espectador la esencia de una historia –la de la novela original- que ha emocionado a millones de espectadores, tanto creyentes como ateos.  

 

 

 

 

 

miércoles, 3 de marzo de 2021

Lo efímero y la moda

 




El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas. Gilles Lipovetsky. Ed. Anagrama

 

El filósofo y sociólogo francés G. Lipovetsky nos ofrece en este libro un largo y brillante estudio acerca del devenir de la moda y su influencia en los estilos de vida, desde los comienzos de la historia hasta nuestros días. Concluye que la lógica efímera de la moda parece haberse impuesto hoy en todos los ámbitos del existir y razonar de los hombres.

 

Aunque parecen discutibles algunas de sus valoraciones, sin duda acierta en la descripción de situaciones de facto. Así, observa que “el desarrollo del razonamiento individual pasa cada vez menos por el diálogo o discusión entre personas privadas, y cada vez más por el consumo y los canales seductores de la información.”


     Se echan en falta, a mi juicio, propuestas de sendas de salida hacia una sociedad más humana, quizá porque no considera que sea esa su misión.

 

La aparición del gusto por las novedades

 

Señala Lipovetsky que se puede hablar de la existencia de un sistema de moda sólo cuando el gusto por las novedades llega a ser un principio constante y regular, como exigencia cultural autónoma, y no sólo como curiosidad hacia lo exterior.

 

Ese principio constante surge en la humanidad en el Occidente de finales de la Edad Media, hacia el siglo XIV. Es entonces cuando se impone un vestido radicalmente nuevo, distinto para cada sexo: para el hombre, jubón y calzones ceñidos; mientras que para la mujer sigue el traje largo que venía siendo tradicional para ambos sexos, pero ahora mucho más ajustado y escotado, resaltando los atributos de la feminidad.

 

Esa conmoción indumentaria, afirma, se produjo en algún lugar de Europa y se extendió por todo el continente entre 1340 y 1350. A partir de ese momento, las variaciones de la apariencia comienzan a ser mucho más frecuentes, extravagantes y arbitrarias.

 

Moda flexible

 

En nuestros días, señala, el público ya es autónomo frente a la idea de tendencia. Ha caído el poder de los modelos prestigiosos. Se ha perdido la radicalidad de la frontera entre lo pasado de moda y lo que está de moda, que han pasado a ser conceptos difusos. Ahora son posibles todas las longitudes y anchuras.

 

Esa moda flexible se ha convertido en uno de los rasgos de nuestro estilo de vida, junto a la alergia a la violencia y a la crudeza, la sensibilidad hacia los animales, la importancia de escuchar al otro, la educación comprensiva, el apaciguamiento de los conflictos sociales… Se aceptan casi todas las opiniones y se juzga cada vez menos al otro en función de una norma oficial.

 

Vulgaridad y distinción

 

El motivo de la moda, a su juicio, nunca se ha identificado del todo con la búsqueda de distinción social. Siempre ha tenido un componente fuerte de afán de novedades y el deseo de manifestar la individualidad estética.

 

En nuestros días persiste un código de diferenciación social, que se manifiesta por ejemplo en que los artículos de lujo nunca han pasado por crisis. Pero ahora ya no se busca tanto el consumo como vía de reconocimiento social. Se busca sobre todo placer, bienestar, funcionalidad, culto al cuerpo, embriaguez de novedades.  

 

Pienso que viene aquí a propósito lo que ha señalado el profesor García-Maiquez: ser distinguido no indica necesariamente afán de marcar distancias con los demás, porque una persona distinguida es sobre todo la que se esfuerza por distanciarse de lo peor de sí mismo, y fruto de su lucha va construyendo una personalidad atractiva, tanto en el cuerpo como en el alma.

 

       Otro pensador español, Javier Gomá Lanzón, ha señalado en esa misma línea que Ortega y Gasset estaba equivocado al hablar de masas como sinónimo de vulgaridad insuperable. No existen las masas, sino ciudadanos, cada uno en lucha consigo mismo para salir de la vulgaridad y alcanzar la excelencia.

 

Se trata de uno de los retos que tienen educadores, legisladores y gobernantes, y también los profesionales de la moda: cada persona es digna de respeto y consideración, y de esa dignidad debe aparecer revestida en todas las dimensiones de su vida.

 

Lipovestky constata que si bien es cierto que una minoría busca el exceso de extravagancia en el vestir, crece una mayoría que prefiere la discreción, que está menos preocupada por la originalidad que por el confort, la “elegancia difuminada” y la soltura.

 

La moda es una sofisticada puesta en escena del cuerpo

 

Resta importancia Lipovestky a la influencia social de operaciones publicitarias engañosas. No debe preocuparnos, afirma, que la publicidad logre convertir en éxito de ventas una porquería literaria: esa lectura no tendrá repercusión intelectual, su huella se borrará con el siguiente bestseller. Gran venta, nula repercusión intelectual.

 

Los efectos mediáticos son epidérmicos, afirma. No tienen la fuerza que les solemos otorgar: de aniquilar la reflexión, la búsqueda de la verdad, la comparación y la interrogación personal… Sólo tienen poder en el tiempo efímero de la moda. A lo sumo amplificará valores que no son tales, o retrasará el reconocimiento de los verdaderos valores.

 

Es una visión esperanzada, aunque quizá podríamos añadir que retrasar el reconocimiento de los verdaderos valores no es poco daño. Lo que debería ser normal en la sociedad es la contribución de todos a la generación de ambientes que faciliten el encuentro con los verdaderos valores. Entre otras razones porque sin valores no es posible que subsista largamente un sistema democrático, que está basado precisamente en un conjunto de valores comunes compartidos.

 

Por otra parte, la exposición constante de millones de ciudadanos a esos “efectos mediáticos epidérmicos” no deja de producir una inquietante sensación de estar ante un riesgo serio de estulticia generalizada.

 

La moda es la magia de la apariencia, y la publicidad el sortilegio de la comunicación.

 

La publicidad dominante hoy consiste en inteligencia creativa al servicio de lo superficial. No seduce al homo "sicoanalista", sino al homo ludens: se trata de una superficialidad lúdica, algo irónica, transgresora con límites, que juega al equívoco simpático, y que desarrolla toda su capacidad creativa para lograr el sueño de todo publicista: retener al público con una imagen positiva y original de sus productos.

 

Ese estilo creativo de la publicidad ha impuesto una lógica por la que todos afirman ahora la dimensión artística de su trabajo: los empresarios de ropa se autodenominan creativos, estilistas los peluqueros, los artesanos se consideran artistas, deportistas famosos dan su opinión sobre cualquier cosa como si fueran expertos…

 

La publicidad intenta explotar la tendencia natural al bienestar y a la novedad. Es interesante el contraste que señala con las técnicas de propaganda del totalitarismo político, que pretende transformar no la tendencia natural, sino la propia naturaleza humana, "como si se tratara de una materia amorfa y moldeable ilimitadamente por el Estado.

 

La publicidad ha engendrado a gran escala lo que denomina el deseo moda, un deseo estructurado igual que la moda. Ha desculpabilizado el acto de comprar, ha cambiado la ética del ahorro, el consumo se ha convertido para muchos en una “práctica ligera, que ha asimilado la legitimidad de lo efímero y la renovación permanente.”

 

La publicidad ha creado un ambiente que obliga a decir la verdad sin aburrir y con elegancia

 

Ese ambiente dominado por la publicidad ha creado un estilo de persuasión en el que ya no es suficiente decir la verdad: ahora es preciso decirla sin aburrir, con elegancia, imaginación y buen humor. Es un tema clave para la comunicación actual, y sin duda un reto atractivo para cualquier comunicador: expresar la verdad con belleza, porque de hecho verdad y belleza son inseparables.

 

La cultura de la evasión es el nuevo opio del pueblo, para olvidar la monotonía de la vida cotidiana. La necesidad fundamental que sustenta el consumo cultural hoy es la evasión. Para retener su atención es obligado distraerle. 

 

La cultura mediática tiene el poder de hacer olvidar la realidad y entreabrir un campo ilimitado de proyecciones, ofreciendo como espectáculo lo que la vida real nos niega. Pero esa cultura “favorece las actitudes pasivas, embota la capacidad de iniciativa, desalienta las actitudes militantes, y consigue integrarnos fácilmente en el sistema burocrático y capitalista, desposeídos de nosotros mismos.” Y eso que cuando Lipovetsky escribía esto, en 1987, apenas había comenzado internet…

 

El llamado “reino de la moda total”, que se ha instalado en la sociedad, pasando de la moda al estilo de vida, tiene también muchos rasgos favorables: quizá es menos firme, pero es más receptivo a la crítica; es menos estable, pero más tolerante; menos seguro de sí, pero más abierto a la diferencia, a la argumentación del otro; no le valen ortodoxias, contempla opiniones… 

 

Un buen libro para quienes se dedican a la moda y a la publicidad, y que hará pensar en busca de buenas ideas a cuantos están interesados en la comunicación y en mejorar el mundo.