Estoy
leyendo un breve resumen de la biografía de Ezinne Ukagwu, economista
nigeriana, Premio Harambee 2012 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana.
Harambee-Valencia y el Orfeón Universitario le rinden homenaje
con un concierto solidario en el salón de actos de la Fundación Bancaja: Melodías
para África.
Impresiona
el temple de mujeres como Ezinne, que trabajan sin grandes alardes pero con
fortaleza, dispuestas a impulsar el liderazgo de la mujer a través de la educación,
en una región –Itapamaco, al sureste de
Nigeria- en la que la mujer está muy
sometida y sufre graves injusticias.
Ezinne,
junto a un grupo de mujeres valerosas
como ella, puso en marcha allí en 1985 un Centro
de Formación Rural, Iroto, para
atender las necesidades de alfabetización y educación de las mujeres. Varias
decenas de miles de mujeres nigerianas han pasado desde entonces por sus cursos,
y han aprendido cosas tan importantes
como leer o las normas básicas de la higiene doméstica y la
nutrición equilibrada.
Junto a las
necesidades educativas, pronto vieron que era necesario cuidar de la
salud. Sin apenas medios consiguieron
edificar un Centro Médico,
Abidagba,
que para nosotros sería normalucho pero que en aquellas latitudes es un
auténtico lujo. Abidagba y los cuidados que proporcionan sus médicos y
enfermeras, ha conseguido hacer descender la mortalidad infantil, que estaba en
el 60%, hasta el 25%. Ha logrado también una disminución drástica en la
mortalidad de otra población de riesgo: las mujeres. Uno de los apoyos que les presta Harambee es facilitar
el acceso a medicinas inalcanzables para las familias de la zona.
Desde hace
pocos años Ezinne y sus amigas han puesto en marcha un tercer proyecto, la Escuela de Hostelería y Turismo Iroto. Las
promociones de mujeres que han pasado ya por sus aulas salen con una carrera
profesional bajo el brazo, y un sólido
bagage de conocimientos que les abre las puertas a buenos empleos. Así, Iroto
está contribuyendo a romper el cerco de pobreza que por generaciones ha
acechado a las familias de la región.
Ezinne comparte con Harambee un
sentimiento y una visión. El sentimiento es el que expresaba san Josemaría en
una de sus homilías: “un hombre o una sociedad que no reaccione ante las
tribulaciones o las injusticias, y que no se esfuerce por aliviarlas, no son un
hombre o una sociedad a la medida del amor del Corazón de Cristo”. Esa
enseñanza de san Josemaría, tan profundamente cristiana, está en el origen de
Harambee, ONG promovida por algunos de los asistentes a la canonización del
fundador del Opus Dei hace ahora justo diez años.
Ezinne y
Harambee comparten también una visión: una mirada distinta sobre África, alejada de
la que con frecuencia nos muestran los medios, llena de violencia y corrupción.
Es la mirada sobre la buena gente africana, dispuesta a trabajar duro para
mejorar su tierra. Gente con menos recursos materiales, pero tantas veces con
mejor alma que la nuestra, y llena de virtudes como la audacia y el optimismo, que a veces nos faltan a los europeos. Tienen motor propio, pero el esfuerzo que deben
realizar es ingente, y qué bien les viene el cable que desde aquí les podemos
echar, aún en medio de nuestras crisis.
Al menos que no falte una mirada de cariño. Todo menos la indiferencia.Todos juntos, todos a una –eso significa Harambee en swahili- podemos conseguir ese África mejor. (Y muchas más cosas, claro. Lo humano es unir, ir juntos...Y ayudando es como mejor nos ayudamos a nosotros mismos).
Al menos que no falte una mirada de cariño. Todo menos la indiferencia.Todos juntos, todos a una –eso significa Harambee en swahili- podemos conseguir ese África mejor. (Y muchas más cosas, claro. Lo humano es unir, ir juntos...Y ayudando es como mejor nos ayudamos a nosotros mismos).