Renacer en los Andes. Miguel Ángel Tobías. Ed.
Luciérnaga
Miguel Ángel Tobías
(Baracaldo, 1968) es productor y director de cine y documentales. Es también un
hombre apasionado de la vida y de la aventura, y con frecuencia ha puesto ese
espíritu al servicio de los más desfavorecidos, dando a conocer situaciones de
crisis humanitaria. Son conocidos sus trabajos sobre la tragedia de Haití, por
ejemplo.
En algunas de sus
aventuras ha visto cercana la muerte. Y ha sido consciente de que se salvó sólo
por una acción milagrosa de la Providencia. En este libro nos relata dos de
esas intervenciones extraordinarias. Y lo hace con la viveza de algo sentido en propia carne. Al hilo de la
narración, nos da a conocer su perfil humano y su trayectoria profesional, con
un estilo cercano y ágil.
La primera sucedió en
África: el contacto inadvertido con una planta venenosa le produjo una reacción
tan brutal que el médico kenyata, al ver que sobrevivía a una situación
necesariamente mortal, le explicó: “Es milagro. Es señal de que tienes aún algo
que hacer en esta vida.”
Tobías, quizá para no darse
importancia, admite que quizá fue un milagro, como dijo el médico, “y me
ayudaron desde otro sitio. O quizá fue el instinto de supervivencia…” Pero
aquello fue para él su primer gran toque de atención.
Dios espera cosas de
nosotros, de nuestra vida, como dice san Josemaría en su famoso primer punto de Camino: “Sé útil, deja poso…” No debería hacer falta que sucediera un milagro
para que fuésemos conscientes de esa realidad: estamos aquí para algo. Pero
Dios actúa, cuando quiere y como quiere…
Miguel Ángel Tobías se
detiene más al narrar la segunda “experiencia extraordinaria”, que da título al
libro. Una taquicardia a 5.000 metros de altura, de noche, con temperaturas de
15 grados bajo cero, sin protección contra el frío, le hace sentir cercana la
muerte. Y entonces sucede algo, y sabe que ese algo es milagroso y que le
salva.
El relato se lee con
facilidad y de un tirón. Me parece interesante resaltar algunas de las “experiencias”
que Miguel Ángel Tobías ofrece al lector, y que sintetizo:
Familia:
“no escatiméis el tiempo que pasamos con ella” Es la esencia de lo que somos.
Curar heridas cuanto antes si las hay. Y existe también la “familia de alma”, a
quienes sentimos como de nuestra sangre y que en los peores momentos estarán. Es
encantador el recuerdo de su madre: “Pudiendo elegir morir, sería maravilloso hacerlo
en brazos de mi madre, rodeado del amor y de la paz que solo una madre nos
puede dar. Y abrazarla, y dejar que te abrace: es algo que nunca deberíamos
dejar de hacer mientras está aquí. Aunque dé vergüenza, hacedlo, porque algún
día por ley de vida ya no podremos…”
Amigos:
“¿Cuántos renunciarían a sus vacaciones por acompañaros en el hospital? ¿Por
cuántos estaría dispuesto a renunciar yo? Amigo es el que os tiende la mano
antes de que se la pidáis. Si tenemos alguno así, cuidarlo.
Amor:
es auténtico si genera alegría, paz. Y se expresa en la acción, no en palabras.
Miedo:
es el mayor factor de sufrimiento humano. Nos lo inoculan para paralizarnos,
para que no podamos ser libres. Nos predispone a actuar o no actuar en función
de un hipotético peligro que no se ha manifestado. Es lo contrario a la vida,
porque paraliza. No dejar de hacer nada por miedo.
Corazón:
“Cuando seas mayor, lo único que dibujará una sonrisa en tu cara será recordar
aquellas cosas que hiciste con el corazón.”
Felicidad:
no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo hemos perdido, y eso
significa que no lo sabemos disfrutar: familia, trabajo, comida, agua caliente,
salud…
Soledad:
es la gran enfermedad del ser humano, asociada a la falta de amor. Es terrible
saberse y sentirse solo en momentos de dolor o ante la muerte. No deberíamos
dejar que nadie lo experimente, especialmente en la propia familia. Compartir
nuestro tiempo con ellos.
Milagros:
se nos conceden cosas en determinados momentos para que podamos elevarnos
espiritualmente. Pero Dios quiere que seamos libres de nuestro destino y no se
impone. Los milagros se suelen producir de forma oculta, como si el proceso
fuera natural. No sabemos por qué, pero a veces Dios hace lo que le pedimos, si
se dan estas condiciones:
-humildad para reconocer que uno solo no
puede
-pedir ayuda: Dios quiere que le pidamos
imposibles
-abandono en Dios, aceptar la muerte
-no rendirse y seguir poniendo medios
humanos
Y
recordar que los milagros se producen para que las personas que los viven den
testimonio de ellos. Es lo que ha hecho Tobías con su relato, ameno y sin
estridencias, pero que llega hondo.