No es fácil encontrarse con una profesora de filosofía política que hable con la precisión de conceptos y libertad de mente con que lo hace Antoinette Kankindi. Nacida en Congo, lleva 15 años dando clases de Ética y Filosofía Política en la Strathmore University of Nairobi, en Kenya, y formando a mujeres para que lideren la promoción de la mujer en el ámbito rural y en los suburbios de las grandes ciudades.
La profesora Kankindi sabe salirse del manido y vacío discurso
que impera en las democracias liberales occidentales, y pone el dedo en la
llaga de los verdaderos problemas de África. Problemas en buena parte generados
y mantenidos por esas mismas democracias, que hicieron estragos durante el colonialismo
y ahora los siguen perpetrando quizá a mayor escala, imponiendo ideologías que
se oponen frontalmente a valores sagrados de África.
Familia, solidaridad y hospitalidad –señala Kankindi-
son tres de los pilares del
alma africana. A la familia en que nacemos se lo debemos todo: vida, cuidados, educación.
Sin familia no somos nadie, nos despersonalizamos,
nos convertimos en un número para la fría estadística de los políticos. El modelo que ofrece Occidente
está destrozando la familia en África (y en Occidente, claro).
El alma africana es solidaria. Cada pueblo es una familia de familias, y cada cual sabe que en la desgracia los demás le ayudarán sin necesidad de pedirlo. Esa solidaridad es el mejor seguro. Occidente exporta un modelo competitivo e insolidario, en el que cada cual pugna por lo suyo contra los demás.
África es hospitalaria. Las puertas de sus
casas siempre han estado abiertas al forastero. A los huéspedes se les ofrece lo mejor. Occidente exporta un individualismo desconfiado,
que cierra puertas. En Occidente ya no vemos otra cosa en el visitante que negocio:
turismo.
Antoinette Kankindi lucha por preservar y
potenciar esos valores, de los que Europa debería aprender. “¿Puede un europeo
aprender algo de África?”, le pregunta un doctorando en la Universidad Católica de Valencia. “Un europeo piensa que no tiene nada
que aprender de África. Pero un europeo humanista,
sí. Puede aprender por ejemplo la inutilidad del consumismo”, es la sabia respuesta de Kankindi.
"Una mujer que vive en el campo en África no necesita que le envíen zapatos para sus hijos. Lo que necesita es que le enseñen que con sus habilidades puede emprender un pequeño negocio, y con él pagará el sustento y el colegio de toda la familia". Esa formación para el emprendimiento permite desarrollar una economía más sostenible, por que las familias permanecen en su habitat natural, y así cuidan la naturaleza. Y se evitan la tragedia de la emigración hacia las grandes ciudades, cuyos suburbios son bolsas de miseria, llenas de peligros sobre todo para la mujer.
Con los escasos recursos de que dispone, la profesora Kankindi ha desarrollado con éxito su iniciativa African Women Leadership, y ahora la desea ampliar para que más mujeres africanas se beneficien. Por eso ha recibido el Premio Harambee 2017 a la Igualdad y
Promoción de la Mujer Africana: cien mujeres como ella cambiarían el mundo.