viernes, 21 de septiembre de 2018
Un guionista en Hollywood. William Goldman
martes, 10 de abril de 2018
Converso
Converso. Un conmovedor film de David Arratibel
He disfrutado
de esta magnífica película justo después del último post sobre el misterioso poder de la música,
capaz de elevarnos a alturas insospechadas. Este documental, realista, vivaz y
sincero, lo corrobora.
La música no es la protagonista del film. Pero está ahí. Porque la protagonista es una familia que ama la música, y es capaz de cantar o tocar el órgano como los ángeles, con esos armónicos que nos suben hasta las mismas puertas del cielo, y parecen dejarnos a merced del Espíritu Santo.
Los
protagonistas son los propios miembros de la familia de David Arratibel.
Uno tras otro, en poco tiempo y cada uno por su cuenta, han descubierto la fe y
se han convertido. David, agnóstico y perplejo ante el fenómeno, se propone
indagar qué ha pasado, en qué consiste esa conversión.
Y le sale una
película fresca, llena de vida, que iba a ser de conversiones y
ahora es sobre todo de conversaciones. Porque los miembros de la
familia, por primera vez, hablan de la fe entre ellos. Y se nota que tenían
ganas de hacerlo, porque se quieren.
Es encantadora
la sencillez y vivacidad con que narran su experiencia. La hermana mayor,
María, es un prodigio de alegre espontaneidad. Y el cuñado, organista y
profesor de música, explica con sencillez y expresividad de artista ese proceso
inefable en el que el principal protagonista es Dios, que nos sale al
encuentro como quiere y cuando quiere. Y uno no tiene más que
aceptarlo. La pena para David es que “al Espíritu Santo no se le puede
grabar”.
Es una película
de conversaciones pendientes, esas que lastimosamente
eludimos, a saber por qué, y que lamentaremos no haber tenido cuando ya sea
imposible. El fruto es asombroso, porque el rodaje tiene el efecto de una
catarsis familiar, de la que mana un bálsamo que fortalece y une más a todos.
Gracias a la comunicación, al diálogo, a la conversación libre de
prejuicios y amigable.
David Arratibel
nos plantea lo absurdo de eludir hablar de religión entre los seres queridos.
Aunque se sea agnóstico o ateo. ¿Por qué da cierto sarpullido sacar el tema?
¿Es una invasión de la intimidad? Pero, ¿cómo no hablar de Dios si
resulta que existe? Y si existe, ¿no es una barbaridad no tenerlo en cuenta?
Ese modo de preservar la intimidad ¿no será otra forma de caer en la tiranía
del silencio sobre Dios, que es silencio sobre lo esencial? ¿Por
qué eres tan miserable de no haber querido hablar de esto con tu familia?
Muy reveladoras
las confidencias de la madre. Describe su equivocado itinerario, tras el Vaticano
II: pensó con buena intención, como otros muchos, que para ser “cristiana
comprometida” había que afiliarse a algún partido o sindicato, y “agitar”. Y
terminó “comprometida”, pero dejó de ser cristiana.
Significativas
también las presiones que recibió David, desde algunos rincones del mundo del
cine, para no hacer la película. “Si la haces, que sirva para ridiculizarlos o
meterlos en la cárcel”. “¿Cómo voy a hacerles eso, si son mi familia?”
Hay
persecuciones, ha recordado el Papa Francisco: también en forma de
“burlas que intentan desfigurar la fe y hacernos pasar por ridículos.”
Gracias a Dios,
Arratibel tiene buena pasta y no ha caído en ese juego sucio. Y nos ha dejado
una película que es una delicia de veracidad, respeto y buen hacer.
miércoles, 21 de marzo de 2018
El caso de Cristo
martes, 18 de febrero de 2014
Caballero sin espada (Mr. Smith goes to Washington)
Pero pronto el idealista Smith (un apellido vulgar para significar uno cualquiera de nosotros) se encuentra rodeado por los tentáculos de una insospechada y poderosa red de corrupción, en la que están inmersos sus mentores políticos. Y el joven senador se enfrenta al angustioso dilema que a menudo se cierne sobre las personas justas: someterse al dictado de los poderosos, perdiendo su inocencia; o mantenerse fiel a su honradez, aunque ello suponga afrontar la terrible persecución que los corruptos desencadenarán contra él.
Aquí copio dos significativos minutos de la película.
sábado, 14 de septiembre de 2013
La fuerza pacificadora del perdón
¿Se puede santificar lo ordinario cuando estás acorralado por el odio?
Joffé ha situado a Josemaría Escrivá en la guerra. ¿Por qué? El fundador del Opus Dei –“el santo de lo ordinario”, le llamó Juan Pablo II- predicó que hay que saber encontrar a Dios en la vida corriente. Eso es bonito en un contexto de paz, pero en un contexto bélico, acorralado por el odio y la persecución ¿en qué consiste? Quiso saber cómo santificó las terribles circunstancias de la guerra fraticida quien predicó la hermosura de la vida corriente. Y le sorprendió lo que encontró.
Tanto Rolland Joffé como Gómez Sancha sorprenden al lector, desde perspectivas diferentes, con la profundidad de su percepción del cristianismo: “El protagonista de la película no es Manolo, ni Oriol,… es Jesucristo, porque versa sobre el sufrimiento y el pecado. Y en el sufrimiento encontramos siempre a Jesucristo.”
El amor está trufado de sufrimiento
La vida es religión
Nadie puede evitar esas preguntas, y la religión es precisamente la encarnación de esas preguntas en cada persona. Con las respuestas, más o menos acertadas, cada persona y la sociedad en su conjunto construyen su cultura. En el fondo, la vida es religión.
Existimos por amor
**
Aquí la opinión de Marta Manzi, de la Oficina de Información del Opus Dei en Roma, acerca de la película. Y aquí las diferencias entre la ficción de la película y la realidad de la vida de san Josemaría.
domingo, 7 de abril de 2013
Las nieves del Kilimanjaro o la importancia de dar de lo propio
viernes, 5 de abril de 2013
El festín de Babette
Sobre la Eucaristía, me ha parecido también muy sugerente esta explicación de Rainiero Cantalamesa. Y esta de san Josemaría . Ver también: Amabilidad, esencia de la cultura.
sábado, 25 de agosto de 2012
Maktub, una película sorprendentemente buena
Queda patente que la familia lo es todo, y que hacemos el tonto cuando nos dejamos llevar por la intolerancia y la falta de comprensión ante los defectos de los seres queridos.
Que la vida, incluso en los momentos más difíciles, puede y debe encararse con sentido del humor.
Y que pensar en los demás en lugar de en uno mismo es lo que más facilita la alegría. Incluso cuando uno sabe que está a punto de pasar al otro lado, para iniciar la vida definitiva (que esa sí será 100% divertida y genial).