El periodista y escritor Salvador Bernal ha estado en Valencia
para dar una conferencia sobre la beatificación de Álvaro
del Portillo en su centenario. El acto se celebró en la parroquia
de san Josemaría, y fue seguida con gran interés por centenares de
personas que llenaron la nave del templo.
Bernal
es autor de dos libros biográficos sobre el futuro beato. En su intervención,
destacó la humanidad y el don
de gentes del sucesor de san
Josemaría Escrivá al frente del Opus
Dei: lo considera un hombre bueno, "en el
buen sentido de la palabra, bueno”, que decía de sí mismo Antonio Machado. Fue
un hombre de gran corazón, pendiente de los demás, profundamente agradecido. “Adivinaba
tus problemas, y se adelantaba a resolverlos sin hacerlo valer.”
Precisó que esa
bondad no se confunde con la bondadosidad: desde su trato personal con Álvaro
del Portillo, refirió detalles de su vida que manifiestan una especial reciedumbre,
con enfermedades desde la infancia y hasta el final de sus días.
Esa fortaleza se
manifestó, a juicio de Bernal, no sólo al conllevar problemas físicos, sino,
sobre todo, ante las graves dificultades que vivió, junto al fundador del Opus
Dei, en los años cuarenta en España, y luego en Roma, hasta conseguir la
deseada solución jurídica. “Los santos se
manifiestan en su entereza ante las dificultades”.
Álvaro del Portillo
fue una importante personalidad de la vida eclesiástica en la segunda mitad del
siglo XX. Entre otras manifestaciones, tuvo un papel decisivo en el Concilio Vaticano II. Juan XXIII le nombró consultor y presidente
de una de las comisiones preparatorias de la futura asamblea ecuménica, sobre el papel de los laicos en la Iglesia. Fue luego secretario de la que estudió los problemas del sacerdocio en
aquel tiempo y redactó el decreto Presbyterorum
ordinis, aprobado el 7 de diciembre de 1965 con sólo cuatro votos en
contra.
Pablo VI,
aparte de confirmarle en sus cargos, le nombró consultor de la comisión para la
revisión del Código de Derecho Canónico. En 1966, le designaría consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y
luego Juez del Tribunal para las causas de competencia de ese Dicasterio.
Se comprende la inmensa alegría con que –unido a san
Josemaría‑ acogió las enseñanzas del Concilio Vaticano II. Agradecía al
Espíritu Santo ese impulso vivificante para la fidelidad y expansión de la
Iglesia en el siglo XX.
Juan Pablo II saludo a Álvaro del Portillo en la plaza de San Pedro |
También
Juan Pablo II le manifestó un
especial cariño: acudió a rezar a la capilla ardiente de don Álvaro del
Portillo el día de su fallecimiento, 23 de marzo de 1994.
La
causa de beatificación se abrió en marzo de 2004, poco antes del tránsito al
cielo de Juan Pablo II. Cumplidos
los diversos trámites y estudios, Benedicto
XVI declaró el 28 de junio de 2012 que constaban las virtudes heroicas y la
fama de santidad del Siervo de Dios Álvaro del Portillo. Apenas un año después,
el 5 de julio de 2013, el papa Francisco
reconoció un milagro obtenido por su intercesión. Esta coincidencia de los tres
pontífices del siglo XXI confirma que Álvaro del Portillo fue un hombre bueno y
fiel, maestro de vida cristiana, que sirvió heroicamente a la Iglesia y a las
almas.
Respondiendo
a una de las preguntas de los asistentes, acerca de la intercesión de los
santos, Bernal contó que en el trato personal Álvaro del Portillo era una
persona daba paz: sabía conjugar el trabajo intenso con la serenidad. “A su
lado se trabajaba mucho, pero con paz. Por eso ahora son muchos los que acuden
a él para pedir la paz: en el mundo, en la propia familia, o ante las
contradicciones.”
Salvador Bernal, periodista y autor de dos biografías de Álvaro del Portillo |
Salvador
Bernal, editor de la agencia de colaboraciones Aceprensa, asistió
también a uno de los habituales encuentros de periodistas en la oficina
de comunicación del Opus Dei en Valencia. Desde su experiencia en el periodismo
de análisis, aportó interesantes ideas sobre la crisis de los medios, en la que
apuntó también una importante crisis de pensamiento, y la misión del periodista de acercar la
realidad al ciudadano. Refiriéndose a algunas de sus experiencias profesionales, resaltó otra de
las cualidades patentes en Álvaro del Portillo: su profundo respeto a la
libertad personal, a la que siempre añadía una llamada a la responsabilidad.
En el
encuentro se trató también de la comunicación en la Iglesia. Bernal comentó el
alcance mediático de los gestos del papa Francisco. “Para recordar la
importancia del sacramento de la Penitencia, Juan Pablo II se hizo fotografiar
confesando en san Pedro. Ahora el papa Francisco ha logrado un impacto de alcance con la fotografía en la que él mismo está confesándose: un
gesto muy suyo, insólito en la historia del papado. En una imagen se dice todo:
si el mismo papa, que es tan bueno, se confiesa, todos lo necesitamos. El gesto
es un hecho que autentifica la palabra.”
Esta es la foto de Francisco que ha impresionado al mundo:
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