La libertad de Amar,
Ediciones Palabra. Cristina Abad Cadenas
La figura de Guadalupe como ejemplo e intercesora trasciende las
fronteras geográficas e institucionales. No
en vano los santos son de todos, y en el cielo viven como nadie la comunión de la Iglesia.
La aprobación por el Papa de un milagro obtenido por intercesión de Guadalupe es solo la punta del
iceberg de un cúmulo de favores obtenidos por personas que buscan su ayuda sobrenatural
ante los problemas de la vida cotidiana. Esa vida cotidiana que ella supo transformar
en ocasión de encuentro con Dios, que eso es la santidad. El milagro es el dedo
de Dios que señala a una persona con fama de santidad para que sea propuesta
oficialmente como modelo.
La periodista Cristiana
Abad aborda en este libro quién era y cómo vivió Guadalupe, y qué podemos ver en ella que nos sirva para
nuestra vida. Guadalupe no le resultaba simpática al principio, confiesa. Le resultaba
todo demasiado extraordinario y lejano: el entusiasmo por la química, el optimismo
a prueba de bomba, la valentía e intrepidez, el cargar con importantes tareas de gobierno, la capacidad de conciliar obligaciones familiares, profesionales y formativas y de
gobierno en el Opus Dei…
Pero la antipatía se fue
desvaneciendo a medida que avanzaba en la investigación y en las fuentes sobre
Guadalupe. Sus cartas (esas maravillosas
cartas a san Josemaría), los testimonios de quienes la trataron,
los apuntes recogidos en los diarios de los centros del Opus Dei en los que
vivió… reflejan una personalidad fuerte, sí, pero sobre todo normal, humilde,
que se encontraba con los mismos problemas con los que nos encontramos
cualquiera de nosotros en un día cualquiera de nuestra vida corriente. Y los afrontaba con humor, por Amor.
Guadalupe Ortiz de Landázuri
Guadalupe Ortiz de Landázuri
Y ahí radicaba el secreto: era un alma impactada por el Amor a Jesucristo. “Quisiera que el Señor
estuviera contento y no pensar más que en él”, escribía.
Ese era su norte. Y lo
retomaba a cada paso, a cada resistencia, a cada error: sabía rectificar con un
gesto de humor que denotaba entrega.
Amparo Ferrando, Cristina Abad y José Carlos Martín de la Hoz
Todo esto y mucho más es
lo que afloró en la presentación de este estupendo libro de Cristina Abad, que
invita a saber más de esa mujer cercana. Su vida, tan parecida a la de
cualquiera de nosotros, nos muestra que si realmente buscamos a Dios en la vida corriente seremos
capaces, si hiciera falta -que la hace- de hacer cosas tan grandes como ella: iniciar una enorme siembra
apostólica en México, llena de sentido social para elevar a los más desfavorecidos, por ejemplo.
Precisamente porque ponemos
esfuerzo en cumplir bien nuestras tareas ordinarias, las del aquí, hoy, ahora, estaremos listos para tareas grandes. Y sabremos afrontar con deportividad también esas otras cosas que no
esperábamos pero que la Providencia nos
pone delante.
Y no me resisto a un apunte valenciano. Porque Guadalupe estuvo en Valencia en varias ocasiones. Le trajo aquí precisamente su trabajo profesional. Su tesis doctoral fue una investigación sobre el poder refractario de las cenizas de la cáscara del arroz. Y en 1973 participó en un Simposio sobre el Textil. De su ponencia en ese simposio se hizo eco el periódico Las Provincias, que le hizo una entrevista.
Una mujer trabajadora y cercana, una de nosotros, a la que Dios quiere señalar como compañera y ayuda en nuestro camino hacia el cielo, que eso es la vida. Vale la pena pedirle ayuda práctica para cosas concretas.
Un buen complemento del libro es este estupendo multimedia, que acaba de presentarse en Madrid.
Y este resumen de los actos de la beatificación:
Y este resumen de los actos de la beatificación:
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